Con un renovado formato, la Copa Mundial de Clubes organizada por la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) será celebrada este verano en los Estados Unidos. Entre otras cosas, una de las novedades que en esta edición traerá esta competición será la participación de 32 clubes de todo el mundo (siendo que el formato anterior permitía la participación de solamente 7 clubes), lo que de acuerdo con la FIFA traerá como consecuencia el despertar mayor interés, elevar la competitividad y atender mercados emergentes.
Cabe decir que esta competición y todas sus equivalentes en años anteriores sufrieron de una clara falta de estabilidad, pues es evidente que el futbol organizado no ha encontrado hasta hoy un modelo para que esta competición sea atractiva y, muy probablemente, para que por ello sea rentable. La historia ha enseñado que, para la FIFA, para las confederaciones, para las federaciones y para los clubes, los factores económicos suelen pesar más que los puramente deportivos, ejemplo de ello es que con la nueva estructuración de este torneo se genere un fondo con montos económicos muy importantes.
Es así como el replanteamiento de este torneo para su edición 2025 ha dejado patente la intención de la FIFA de mejorarlo haciendo que sirva como un exitoso ejercicio previo a la Copa Mundial (de selecciones nacionales) del año 2026 a celebrarse en México, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo y como ha sucedido en otras ocasiones, la competición del año que corre no ha estado exenta de polémicas pues esta misma semana se confirmó la decisión de la FIFA de dejar fuera al equipo mexicano Club León (no importante que ya había anunciado su participación) de esta para dar paso, bajo criterios nada claros, a otro club en su lugar (Club América o Los Angeles F.C.).
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Y es que esta reciente decisión de la FIFA confirmada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha venido a revivir una vieja controversia presente desde hace muchos años en el futbol mexicano: la multipropiedad. Bajo el esquema actual de la competición mexicana llamada Liga MX y contrario a cualquier lógica relacionada con la competencia económica y con la integridad misma del torneo, actualmente existen dueños de más de un equipo en donde sus escuadras compiten en el mismo torneo, generando con ello altos riesgos de colusiones en diversos ámbitos que van desde el fichaje de jugadores, hasta el arreglo de partidos.
En el caso que nos ocupa, el mismo grupo de inversionistas (Grupo Pachuca) que son dueños del Club León lo son del Club de Fútbol Pachuca, teniendo que ambos equipos reglamentariamente tenían su lugar garantizado en la Copa Mundial de Clubes pero, gracias a una decisión posterior, uno de ellos que es el Club León no será incluido y su lugar lo ocupará un equipo que bajo criterios más bien discrecionales por parte de la FIFA, accediendo así a un torneo para el que no había cumplido con los requisitos establecidos por la misma FIFA.
Como puede notarse, ejemplos como el que comentamos han generado poca confianza en una organización que, como la FIFA, presume de tener más países miembros que la misma Organización de las Naciones Unidas, pero en la que es notable que la integridad no es uno de los valores que privilegia. Lo mismo se puede decir de organizaciones como la Liga MX, en donde después de intentar sin verdaderamente intentar al menos en 3 ocasiones prohibir la multipropiedad, ésta sigue presente aun cuando el máximo organismo rector que es la FIFA y a la que se encuentra afiliada la Federación Mexicana de Futbol, lo prohíbe al menos en el papel.
En definitiva, mientras la integridad siga siendo solo parte del discurso y no se practique, el futbol continuará enfrentando decisiones arbitrarias, conflictos de interés, y una creciente desconfianza por parte de los aficionados. Hoy debe ser una prioridad recuperar la alicaída credibilidad.