Es una entusiasta de la sustentabilidad y el impacto social y ha trabajado en los sectores privado, público y social. Es Maestra en Política Pública por la Universidad de Harvard, Licenciada en Economía por el Tecnológico de Monterrey, y está certificada en inversión ESG por el Instituto CFA.
Twitter: @mariana_reina
La pandemia aceleró la innovación en el sector educativo
Es importante repensar cómo se puede otorgar educación de calidad que brinde oportunidades reales a las personas y trabajar en crear una infraestructura que permita su aprovechamiento.
Es importante repensar cómo se puede otorgar educación de calidad que brinde oportunidades reales a las personas y trabajar en crear una infraestructura que permita su aprovechamiento.
La pandemia puso en relieve las deficiencias del sector educativo, que no se ha adaptado durante décadas a pesar de la evolución continua del mercado laboral y de la demanda de nuevas habilidades. Esta realidad impulsó el crecimiento del sector EdTech a nivel global.
EdTech combina avances tecnológicos con la educación y se enfoca en innovaciones para facilitar la enseñanza y el aprendizaje.
Cuando se piensa en una estrategia medio ambiental, social y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), se puede hacer una distinción: hay empresas que buscan integrar consideraciones ESG a lo largo de su operación, y hay otras donde su giro genera valor social. Las empresas EdTech caen en esta última categoría, pues crean productos que facilitan el acceso y la calidad de la educación. La razón de su crecimiento se explica, en gran medida, por el consenso global de la necesidad de habilidades nuevas para los trabajos del futuro y para la integración a la economía global.
Algunas de las áreas en las que el sector ha innovado son en apoyar el trabajo de los maestros, mejorar el aprendizaje de los estudiantes, facilitar el acceso a la educación o incluso promover el aprendizaje a lo largo de la vida para adultos. Un ejemplo de una herramienta EdTech son las plataformas virtuales que permitieron el aprendizaje de manera remota durante la pandemia. Otros ejemplos incluyen plataformas que facilitan a maestros el seguimiento a estudiantes, herramientas para ludificar la enseñanza y plataformas abiertas con acceso a cursos gratuitos. Todo esto genera una flexibilidad que permite la personalización de la educación al contexto, edad y etapa formativa de cada individuo.
En México, donde previo a la pandemia el 43% de los niños mexicanos de 10 años no podían leer ni entender un cuento simple, este tipo de herramientas son críticas. Sin embargo, no suelen llegar a las escuelas públicas. En el ámbito público, la educación tiende a ser relegada a segundo plano. La institución que en el pasado ayudó a millones de mexicanos a salir de la pobreza ahora se mantiene congelada en el tiempo, sin evolucionar a las necesidades del mercado actual y, por ende, dejando a muchos mexicanos desilusionados con el retorno de la educación. Esto se refleja en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha optado por una atención superficial enfocada principalmente en becas, que no están atadas a un rendimiento académico mínimo, y a la modificación del contenido de los libros de texto.
La educación en México tiene un impacto directo en las oportunidades a lo largo de la vida, la movilidad social y en el desarrollo del país. Dado el contexto actual, el sector privado ha identificado un mercado e invertido recursos en generar soluciones que tienen el potencial de generar valor social. Ahora está en manos del gobierno democratizarlas y hacerlas llegar a la población. Es importante repensar cómo se puede otorgar educación de calidad que brinde oportunidades reales a las personas y trabajar en crear una infraestructura que permita su aprovechamiento. La problemática que se está viviendo, exacerbada por la pandemia, no se soluciona con cambiar el contenido de los libros de texto, requiere una visión a largo plazo, creatividad y compromiso.