La vacunación en México es un fraude emblemático
Ciudadano Político

Provocador de ciudadanos, creador de espacios de encuentro y conocimiento. Exservidor público con ganas de regresar un día más preparado. Abogado y politólogo con aspiraciones de chef. Crítico de los malos gobiernos y buscador de alternativas democráticas. Twitter: @MaxKaiser75

La vacunación en México es un fraude emblemático La vacunación en México es un fraude emblemático
El ​​​​​subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, Hugo López Gatell, muestra la vacuna de Pfizer contra Covid-19, que se les esta aplicando a médicos en Ciudad de México. 24/12/2020, Hospital General de México. Foto: Sáshenka Gutiérrez/EFE.

No que me hayas mentido, que ya no pueda creerte,

eso me aterra


Friedrich Nietzsche

Un fraude es una acción contraria a la verdad, que perjudica a la persona contra quien se comete. Un emblema es la representación simbólica de otra. Ambas definiciones son de la Real Academia Española. La vacuna contra el Covid será recordada en México como el emblema que simboliza el estilo de ejercicio del poder de este gobierno.

Se trata de un símbolo no sólo por su enorme trascendencia, sino porque reúne, hasta hoy, todos los pasos del estilo de gobernar del presidente y el grupo de personas que lo acompañan. Vamos uno por uno.

  • Primero, la gran promesa: habrá vacunas para todos, más rápido que otros lugares del mundo, porque ya hicimos convenios especiales. Fue el propio presidente el que aseguró y hasta celebró que México tendría un lugar preferencial en la fila de las vacunas en el mundo.
  • Segundo, el señalamiento del pasado: a pesar de que los gobiernos anteriores nos dejaron sin recursos ni herramientas, haremos el milagro.
  • Tercero, el enemigo omnipresente en todo discurso, la corrupción de antes: y habrá vacunas para todos, con menos recursos y más fácil, porque ya no hay corrupción.
  • Cuarto, el show: un evento cursi y sin sentido, lleno de símbolos patrioteros que pretenden dejar alguna huella emocional. Como, por ejemplo, varios secretarios de estado en el aeropuerto recibiendo unas cajas envueltas en plástico.
  • Quinto, cantar victoria antes de tiempo: en los discursos del aeropuerto, y los subsecuentes, se dijo “misión cumplida”, para llenar de esperanza a más de 120 millones de mexicanos que esperan su dosis con ansia.
  • Sexto, el uso político del precoz grito de victoria: los líderes del partido en el poder utilizan todas las plataformas a su disposición para decir que el país ya cambió por la simple compra y recepción de unas cajas con vacunas.
  • Séptimo, problemas administrativos y logísticos: la improvisación genera fallas administrativas y logísticas que generan cuestionamientos. Desde las hojas sin seguridad que se entregan como certificados hasta las fallas en la aplicación temprana al personal de salud.
  • Octavo, la defensa política a cualquier cuestionamiento: el presidente, su gobierno y su partido se rehúsan a contestar cualquier cuestionamiento y contraatacan violentamente con señalamientos de todo tipo a quien ose preguntar detalles.
  • Noveno, la opacidad: los cuestionamientos generan la opacidad de los elementos más esenciales como los contratos y los expedientes de las distintas compras y la distribución de las dosis.
  • Décimo, la búsqueda de pretextos y la aparición de los “otros datos”: una vez que se hace imposible esconder el desastre, desde el púlpito presidencial se lanzan todo tipo de teorías de la conspiración para evitar asumir la responsabilidad, y se miente con datos inventados para ganar tiempo.

Esta secuencia es emblemática porque la hemos visto suceder en varios temas trascendentales: en la destrucción pre-pandemia del sistema salud, en las contrataciones públicas, en el presupuesto, en la violencia y la inseguridad pública, en el inexistente combate a la corrupción, en la política social y de combate a la pobreza, en la política energética y en la ambiental.

Una y otra vez, los mismos pasos, a veces en secuencia distinta, pero llegan todos. El problema no es sólo que el gobierno los utilice en nuestro perjuicio, sino que los ciudadanos lo permitamos, una y otra vez.

Si la vacuna, ese bien tan preciado que todos necesitamos, no nos despierta… nada lo hará. Ojalá nos despierte y nos mueva, porque nuestra democracia nos necesita.

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