Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.
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Las tribulaciones de Gelasio
El caso de Pérez Dayán, un juez de carrera que actuó como verdugo de sus colegas para culminar la destrucción del Poder Judicial
El caso de Pérez Dayán, un juez de carrera que actuó como verdugo de sus colegas para culminar la destrucción del Poder Judicial
La cobardía de un ministro sepultó la última esperanza para el Poder Judicial de la Federación, en la Suprema Corte se tenían en teoría los 8 votos que por última vez podrían anular parcialmente una reforma claramente inconstitucional. Con una visión miope, dio la espalda a cientos de juzgadores federales ante la posibilidad de salvar sus carreras judiciales, un hombre que mostró su pequeñez en las horas cruciales.
La justificación de la decisión fue una maroma con la que el formalismo de criterios anteriores, para él pesó más que la posibilidad de dar un último golpe de autoridad desde el tribunal que cerró un ciclo histórico de 3 décadas.
El martes negro del 5 de noviembre de 2024, Alberto Gelacio Pérez Dayán marcó su carrera con una decisión que hirió de muerte a la institución que le permitió desarrollar su propia trayectoria judicial y recibir el más alto honor al que se puede aspirar en el escalafón de la impartición de justicia federal. Trascendió sin confirmación fidedigna que había sido amenazado con una presunta denuncia por abuso, lo que es irrelevante si se le compara con la magnitud del caso que tiró por la borda. El ministro negó categóricamente que esa versión fuera real o que hubiese sido presionado, se limitó a decir que no podía apartarse de sus propios criterios, sobre la posibilidad de revisar una reforma que abiertamente vulneró formas y atropelló vidas de colegas. Para Gelacio Pérez el valor superior fue él mismo, por eso es irrelevante si hubo amenaza o no. Todo abogado estudia y se desarrolla afinando su criterio sobre los bienes superiores, con mayor razón un juzgador de esa jerarquía.
El octavo voto que se necesitaba para esta última llamada de la Corte ante la reforma judicial que la destruye no fue suficiente argumento, pesaron más los intereses propios. ¿Ustedes creen que será recordado por haberse mantenido firme a sus criterios como un purista? El contexto y sus circunstancias agravantes ante un régimen que escupió sobre la Constitución no fueron causa superveniente y tampoco suficiente para separarse del formalismo incapaz de advertir la gravedad de la coyuntura en la que está envuelto el país y su democracia. En muchas ocasiones escuché a gigantes con toga separarse de sus propios criterios para sumar en una causa mayor que la justicia reclamó, lo hizo frente a él con dignidad y elegancia Jorge Mario Pardo Rebolledo, compañero de pleno y también juez de carrera, lo que amplificó la notoria cobardía de Gelacio que hizo el trabajo sucio al régimen.
Es oportuno recordar algunos hechos documentados que describen al personaje. En su tesis de licenciatura intitulada “La organización jurídica del control de las entidades de la Administración Pública Federal” no hubo dedicatorias personales, sólo la frase “lo importante se vuelve urgente”. En 1987 inició su carrera judicial como secretario de tribunal colegiado, en 1992 fue designado juez de distrito, en 1998 magistrado y en 2012 ministro de la Corte, en donde amplió su cercanía con Luis María Aguilar, quien durante su presidencia en el Máximo Tribunal le permitió autodenominarse “vicepresidente”. A Pérez Dayán siempre le gustó la cercanía con el poder político y aprovechar a sus amistades más encumbradas para tender lazos de interés individual. Fue próximo a Humberto Castillejos Cervantes, Consejero Jurídico de Enrique Peña Nieto durante ese sexenio.
En esa época para nadie eran secreto las frecuentes visitas personales del ex funcionario a las oficinas de los ministros de la Corte para operar los asuntos del Ejecutivo, donde el más obsequioso en recibirlo siempre fue Pérez Dayán. Castillejos se llevó varios reveses en esa etapa, pero su satélite de máxima confianza siempre fue don Gelacio, cuyo hijo Alberto Pérez Canales, entonces estudiante de Derecho fue recibido de inmediato para trabajar en la Consejería Jurídica del Ejecutivo, oficina donde se elaboraron y tramitaron las controversias que se litigaron ante la Suprema Corte. El jóven hijo de ministro tuvo desde 2013 una plaza en la consejería siendo pasante, al obtener el título de abogado fue ascendido de inmediato a una formidable posición con sueldazo incluido en 2015. Sin demeritar los méritos profesionales del aludido, tampoco podemos admitir la ingenuidad de que en ese ámbito de cercanía no existiera un evidente conflicto de interés con el posible intercambio de información confidencial sobre los múltiples casos que se litigaron ante el Tribunal Constitucional. Ahí el “escrúpulo” y el “purismo” del ministro no fueron tan intensos como ahora.
En 2022 Alberto Pérez Dayán fue el ponente inicial del dramático asunto sobre la acusación contra Alejandra Cuevas Morán, señalada y encarcelada injustamente como aparente responsable de la muerte de Federico Gertz Manero, hermano del Fiscal General de la República. El contexto de ese litigio fue un escándalo producto del espionaje telefónico que reveló presiones de Alejandro Gertz hacia el togado que adelantó de forma irregular el contenido de su proyecto de resolución a una de las partes, en ese caso el hermano de la supuesta víctima de homicidio. Esto provocó un giro radical e inesperado en el litigio que fue returnado al ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena que planteó la libertad inmediata de la señora Cuevas Moran, privada de su libertad durante 528 días en virtud de esta terrible canallada que al final fue corregida, en gran medida por las presiones derivadas de la exhibida que dejó mal parado a Gelacio.
Tras revisar estos antecedentes, ¿Podemos creer que el juzgador Pérez Dayán prefirió inclinarse por un formalismo desinteresado en el momento más crítico, que imponía la necesidad de una decisión valiente para sumar su voto crucial a un fin superior como la defensa de la institución a la que se debe? Por esta oportunidad desperdiciada será recordado con el desprecio que merece para convertirse en cómplice de la operación que destruyó a la Corte y a la Judicatura Federal.
El plan B de Claudia Sheinbaum para doblegar a los jueces federales resultó ser un ministro que navegó sin convicción en el llamado bloque coherente de 8, fracturado por la traición. Y para terminar con esta columna que nunca hubiera querido escribir, un dato de morbo:
Quien conoce perfectamente los pies de barro de Pérez Dayán es Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, con quien sostuvo una aguda confrontación que llegó a ser odio dentro de la Corte. En esto no hay coincidencias, todas las piezas embonan en el rompecabezas que nos deja este martes negro para la impartición de justicia. Gelacio nunca estuvo a la altura de las circunstancias, fue pequeño, vio por sí mismo y ahora su epitafio quedará marcado con oprobio. Desde el régimen sabían cuál era el flanco débil y ahí centraron su estrategia final.
México era primero Gelacio, tus tribulaciones te describen.
EDICTOS
La próxima semana la Cámara de Diputados aprobará la reforma que extingue 7 organismos autónomos, entre ellos el INAI y el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Para quienes todavía consideran que no vamos en ruta firme hacia una dictadura, tendríamos que decirles que los mecanismos de defensa contra la arbitrariedad han sido anulados por un Ejecutivo que ya es juez y parte en toda la estructura del Estado. Si esto no fuera suficientemente inquietante, un recargado Donald Trump pondrá a trabajar horas extras a la cancillería mexicana que encabeza Juan Ramón de la Fuente. En el norte viene otro período presidencial de un delincuente convicto.
Son los años más oscuros marcados por la decadencia de los valores y los principios.