La pandemia provocó una salvaje transformación: me he convertido en un monstruo del ejercicio
‘Mi esposo predijo que armar mi bicicleta sería todo el ejercicio que haría’. Foto: Morsa Images/Getty Images

Nunca me ha interesado ejercitarme hasta quedar sin aliento. ¿Qué hay de malo con la yin yoga, la cual básicamente se trata de abrazar una bolsa? O ¿caminar al parque y sentarme y después caminar hacia el camión de helados y sentarme nuevamente? Todo eso cuenta en mi Fitbit.

Sin embargo, durante los peores excesos del confinamiento, la policía siguió gritándonos a nosotros los apacibles paseantes: “¡Sigue moviéndote!”. Esto hizo que el paseo en Primrose Hill en el norte de Londres fuera más como un viaje placentero a través de la segunda temporada de El cuento de la criada,  así que cedí y ordené una bicicleta Peloton. Mi esposo predijo que armarla sería todo el ejercicio que haría. Estaba tan equivocado. Dos hombres simpáticos con cubrebocas vinieron y la armaron. ¡Ja!

Me puse los zapatos especiales y cautelosamente me monté en la máquina, sintonizando una clase con muchos ciclistas más experimentados. Pude ver a mi alegre instructor de Peloton, Cody Rigsby, animándome  y yo pedaleé para tratar de mantener el ritmo de las otras personas en mi clase, todos tenían nombres en el tablero de posiciones como: “Mamá Ohio 43” y “Sangría Sandra”. Al principio, siempre me quedaba sin aliento y era la última en la carrera, pero un día rebasé a Mamá Ohio 43 durante 90 segundos completos. Empecé a sentirme bien en el ejercicio cardiovascular de Peloton, que es como un narcótico para la gente saludable.

Al día siguiente superé a Mamá Ohio 43 y a Spin City Sarah y terminé al frente de ellas dos, como un héroe urbano confinado. No quiero presumir, pero me veo obligado a hacerlo; ahora me encuentro regularmente en el último lugar de entre los primeros tres ciclistas. Nunca he sido competitiva atléticamente en lo más mínimo. No sé por qué ir un poco más rápido que un ejecutivo de mercadotecnia de Idaho es de mi interés. Pero les puedo decir esto: si Don Draped Her piensa que va a terminar antes que yo en la Pop Ride de 20 minutos frente a Cody, mi novio de Peloton, puede competir conmigo.

*Deborah Frances-White es comediante, escritora y presentadora del podcast The Guilty Feminist.

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