Rosita Quintana: adiós a una leyenda
Zinemátika

Escribió por una década la columna Las 10 Básicas en el periódico Reforma, fue crítico de cine en el diario Mural por cinco años y también colaboró en Reflector, la publicación oficial del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Twitter: @zinematika

Rosita Quintana: adiós a una leyenda Rosita Quintana: adiós a una leyenda
Foto: @andactores

Nacida en Buenos Aires bajo el nombre de Trinidad Rosa Quintana Martínez, Rosita Quintana es un nombre recurrente en los títulos de uno de los dos subgéneros propios del cine mexicano: la comedia ranchera.

Retirada desde hace algunos años de la pantalla chica, a donde recaló tras tener una amplia trayectoria en el cine, Quintana es una de esas grandes actrices que llegaron al país atraídas por una industria cinematográfica pujante, con estrellas continentales como Pedro Infante o Jorge Negrete. Fue precisamente este último actor quien la invitó a trasladarse a México, donde debutaría como cantante en 1947, a la edad de 22 años.

Un año después, en 1948, Quintana saltaría a la pantalla de plata en un filme de Chano Urueta, Ahí vienen los Mendoza, aunque su consolidación la lograría al participar como interés amoroso de Tin Tan en las cintas Calabacitas tiernas, Soy charro de Levita y No me defiendas compadre, todas ellas de 1949.

A partir de allí, su carrera tomaría un impulso inigualable. Compaginó de buena manera su trayectoria actoral con el canto –desde muy pequeña interpretaba tangos, impulsada sobre todo por su abuela-, lo que la hizo una imagen recurrente en la comedia ranchera, uno de los pilares de la época más productiva de la cinematografía mexicana.

Numerosos expertos señalan, con razón, ciertos paralelismos con la carrera de la actriz Silvia Pinal. Ambas fungieron en cintas cómicas al inicio de su carrera, aunque en el caso de la mexicana fueron más de corte urbano, y también colaboraron con Luis Buñuel: Quintana lo hizo en el filme Susana: Carne y Demonio (1951), mientras que Pinal fue recurrente en numerosas producciones del genio de Calanda.

La capacidad actoral de Rosita Quintana fue reconocida en todo el mundo. A lo largo de su trayectoria obtuvo premios como la Perla del Cantábrico del Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián (1964), la Campana de la Libertad del Festival de Cine de Berlín (1956) y el Ariel de Oro a la trayectoria artística (2016).

“Tengo al público, aquellas caras desconocidas que, en sus casas frente a la televisión, siguen viendo mis películas”, señaló la actriz en una entrevista hace algunos años.

Durante 2005 ocurrieron sus dos últimas apariciones en televisión y cine: formó parte del elenco de la telenovela Peregrina, y participó en Club eutanasia, comedia negra dirigida por Agustín Tapia que contó con la colaboración de Xavier López “Chabelo”, Eduardo Manzano y Sergio Corona.

Dieciséis años después de su retiro, y a pocos días de ser intervenida quirúrgicamente, Rosita Quintana falleció y, con ello, se cerró una página dorada del cine mexicano. Descanse en paz.

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