-Un estadounidense, un singapurense un español, y un argentino entran a un bar…- parece chiste, pero es anécdota, reza el dicho. Se trata de Hayden Mark Davis, asesor de Milei en IA, blockchain y tokenización; Julián Peh, CEO de KIP Network y KIP Protocol; Manuel Terrones Godoy y Mariano Novelli, dos traders con quien Milei está relacionado desde 2020 y con quienes lleva estrecha relación el presidente argentino. Así se gestó uno de los pasajes más memeables del mandato de Javier Milei.
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El hecho es muy conocido, pues no ha parado de mencionarse la semana entera. Después de haber planeado lanzar la criptomoneda $Libra para “ayudar a los argentinos a emprender”, el presidente la promocionó, perdón, “difundió” vía su cuenta de X logrando inflar el valor hasta los 5 dólares entre más de 40,000 “inversores”, y que minutos después se viera totalmente inerte dejando pocos ganadores y miles de personas defraudadas. Es, tal cual, como se opera una memecoin, es decir, una estafa en el mundo de las criptomonedas. Posterior al hecho, el -presidente libertario- intentó eludir su responsabilidad en distintas entrevistas que fueron una puesta en escena, un completo desastre.
Lo que no puede ser un meme, ni mucho menos un chiste en todo este embrollo, es la actuación de Javier Milei y su equipo más cercano. Es muy claro, Milei promocionó un negocio privado, (violando la Ley de Ética Pública sobre las responsabilidades de los funcionarios del Estado Argentino), el fraude se realizó, se enriquecieron un puñado de personas y dejó 40 mil personas estafadas. El “economista” ha puesto a Karina Milei (su asesora más cercana y su hermana) para conducir la investigación, además de la Oficina Anticorrupción, dirigida por el mejor amigo del secretario de Justicia, muy cercano a Milei.
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Así, el “león”, el “genio de las finanzas”, el gran “economista libertario” y presidente que va a “desterrar a los zurdos de (...)”, Javier Milei, hoy enfrenta una investigación ardua y más de un centenar de denuncias en Argentina y algunas otras en Estados Unidos por fraude, asociación delictiva, incumplimiento como funcionario, además de que la oposición pide llegar al juicio político. Esta es la manera que termina un mal chiste, desconocimiento del funcionamiento de las criptomonedas (o un conocimiento pleno), una terrible gestión de crisis, dilución del personaje “genial” y “transgresor”, la risa de pocos y el llanto de muchos. Al final, Milei fue un chiste político mal contado y una anécdota más para la crisis argentina.