Una pareja mexicana entre los grandes filántropos de Estados Unidos
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Una pareja mexicana entre los grandes filántropos de Estados Unidos Una pareja mexicana entre los grandes filántropos de Estados Unidos
Malu y Carlos Álvarez, una pareja mexicana que apoya con millones de dólares a la educación en Texas. (foto: Alamo Colleges District)
Si no puedes leer mi columna, la leo por ti.

La revista The Chronicle of Philanthropy cada año hace su ranking de los mayores donantes, las personas que más dinero soltaron para diferentes causas y organizaciones de la sociedad civil. 

Sin dudas el 2020 era un año que aumentó las cifras, no solo por la pandemia de covid-19 sino también por las causas en contra de la discriminación racial tras el asesinato de George Floyd y el calentamiento global. En total, los mega-donantes -como los llama la publicación- entregaron unos 24,700 mdd. 

Si bien en ese listado (lleno de grandes fortunas estadounidenses) cuenta en el top 10 con los nombres de siempre -Jeff Bezos, su ex esposa MacKenzie Scott, el creador de Twitter, Jack Dorsey o el financiero Charles Schwab- en esta edición en particular hicieron un apartado con aquellos donantes no estadounidenses que entregaron dinero a causas filantrópicas o de responsabilidad social. 

Y los únicos hispanos en este listado son Malú y Carlos Álvarez. Ambos donaron 2 millones de dólares: uno para aumentar el número de pruebas para detectar el coronavirus en San Antonio y el otro para el Alamo Colleges District de la misma ciudad. Este dinero se destinó a un programa de becas (las AlamoPromise) que ayudan a cubrir hasta tres años de matrícula y cuotas para estudiantes de ciertas escuelas secundarias locales. 

Los Álvarez son mexicanos y se mudaron en 1986 a Texas. Toda su fortuna se la deben a la cerveza, primero mexicana y luego estadounidense.
Carlos creció en Acapulco, donde su padre estableció una distribuidora de cerveza Corona en la década de 1940. Trabajando a tiempo parcial en el negocio familiar, aprendió el oficio desde cero y, después de la universidad (TEC), se unió a Grupo Modelo y quedó en el área de exportaciones en 1978. En esos tiempos la cerveza era el 1% de las exportaciones mexicanas, 20,000 cajas anuales. En 1981, Álvarez fue quien lleva la cerveza Corona a Austin y logró vender las primeras cajas de manera directa. 

En 1986 se mudó a San Antonio y fundó Gambrinus, una empresa que se convirtió en el importador oficial de todo el portafolio de Grupo Modelo en Texas y el este de EU. En 1997 su empresa consiguió convertir a Corona en la cerveza importada más vendida en ese mercado. 

Este negocio duró hasta 2006. En ese momento Grupo Modelo (aún mexicana) decidió formar una joint venture con su distribuidor en la otra mitad de EU, Barton Beers, que pertenecía a Constellations Brands. Este grupo mantiene aún la distribución exclusiva de todos los productos Modelo en el mayor mercado consumidor de la marca. 

Pero Carlos Álvarez nunca se separaró del negocio cervecero. Ya en 1989 había comprado Spoetzl Brewery, el fabricante de cerveza Shiner Bock, y convirtió a una marca local en decadencia en una marca nacional que factura 130 mdd. En la actualidad además, Gambrinus posee otra cervecería artesanal, la Trumer Brewery en Berkeley, California.

Los Álvarez crearon en 2002 el Fondo de Becas Gambrinus donde cada año entregan 500 mil dólares a estudiantes rumbo a la universidad. 

Este año multiplicaron la apuesta y fueron parte de la lista de grandes donantes de 2020. 

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