México ‘ha desperdiciado’ indicadores de PISA para hacer política pública
El próximo puente es por la conmemoración de la Revolución Mexicana. Foto: Pixabay.

Durante 20 años, los gobiernos federales de México no han sabido aprovechar los indicadores del Programa de Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA), que realiza la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) para medir el desempeño de los alumnos de educación básica. Esa es la percepción que tienen especialistas en educación. La consecuencia de esta falta de aprovechamiento es que los niveles de lectura, matemáticas y ciencia se han mantenido en márgenes similares durante casi dos décadas.

Este fin de semana se puso en duda si los alumnos mexicanos continuarían participando en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como la Secretaría de Educación (SEP) confirmaron que este país continuará en la prueba.

Los últimos resultados de esta muestra en 2018 destacan que México ha mantenido un desempeño promedio. En el año 2000 se registró un puntaje de 422 en lectura, para 2018 el resultado fue de 420 puntos. En el caso de matemáticas en 2003 el puntaje fue de 385, pero hace dos años se obtuvo 409. En 2006, los alumnos promediaron 410 puntos, pero 12 años después se elevó a 419. El promedio general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es de 500 puntos.

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A pesar de ello, el estudio señala que hay tendencias positivas, por ejemplo, el puntaje alcanzado por al menos el 90% de los estudiantes mejoró en aproximadamente cinco puntos por cada período de 3 años. Además que disminuyeron las brechas entre los alumnos con mayor y menor rendimiento en matemáticas y ciencias.

Aunque a lo largo de casi dos décadas los gobiernos federales han hecho pocos ajustes a las políticas educativas tomando en cuenta estos indicadores, hay algunos avances, considera David Caldero, presidente ejecutivo de Mexicanos Primero. “Gracias a esos diagnósticos se ha podido ampliar la carga de jornadas escolares en matemáticas. También ayudó a concentrarse más en la lectura de comprensión en tercero y cuarto año de primaria”.

Acepta que no se ha usado lo suficiente la información sobre el caso de ciencias, ya que algunos estudiantes tienen nociones básicas pero no saben cómo aplicar ese conocimiento. Pero insiste en que se pudo homologar un plan de estudios de educación media superior.

“Ha habido pocos ajustes, se ha desperdiciado mucho de esa información pero sí ha servido”, señala en entrevista para La-Lista.

México fue los países que comenzó PISA en el año 2000, pero 18 años después siguen los niveles dos y tres de un total de seis, recuerda la pedagoga Silvia Amador Hernández. “No hemos implementado significativamente los indicadores”. Esto repercute en la elaboración del diseño curricular y los enfoques de los contenidos.

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“Se está midiendo un modelo sentado en competencias, en desempeño, no sólo un contenido que el alumno asimile y no lo utilice. Al contrario, el alumno tiene que demostrar la capacidad reflexiva sobre lo que está aprendiendo y cómo eso le va a permitir resolver problemas”, asegura la experta en educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La maestra de primaria Emma Gómez calcula que cinco de su total de 30 alumnos tendrían la capacidad para resolver problemas como los que se plantean en PISA. Aunque esta prueba se aplica a jóvenes de 15 años, recuerda que miden los conocimientos de manera muy similar que la Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares (Enlace).

“Los niños tienen que hacer una síntesis de lo que aprendieron. Si el problema está hablando de medio ambiente, para resolver el problema puede que tengan que usar el tanto por cierto. El niño tiene que hacer una relación de lo que aprendió de otras maneras”. Agrega que ese puede ser un problema para los estudiantes, ya que algunos maestros no hacen la correlación entre todos los temas de la clase.

“Cuando se enfrenta a un examen de este tipo es correlacionar todo. A veces nosotros como maestro no hicimos ese trabajo o no nos preparamos bien, hay que ser honestos. Los niños que tienen una habilidad de que en casa se les estimula, que tienen el gusto de leer, a quienes les gustan los acertijos, tiene más elementos para resolver los problemas”.

Para mejorar los resultados en educación también se tienen que contemplan otros factores, como mejorar el magisterio y fortalecer la figura del director como un líder académico en las escuelas, subraya la investigadora de la Universidad La Salle, Bertha Fortoul. “(Fortalecer) todo el sistema de evaluación de los propios docentes para el aprendizaje”.

En ese sentido, agrega que también se debe contemplar la dinámica social de los estudiantes, como la violencia de la que son objetos, así como las condiciones de infraestructura en la que están las escuelas. “Mientras no logremos un trabajo más articulado desde las políticas públicas, pero también desde la implementación de las políticas, esto no va a mejorar”.

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Aunque el 23% de los estudiantes mexicanos informaron en la prueba PISA 2018 que sufrieron acoso escolar al menos una vez al mes, el 83% dijo estar muy satisfecho con sus vidas.

Para analizar los resultados de la prueba PISA también hay que considerar que México ha sido un país desigual económicamente, señala Juan Carlos Olmedo, experto en educación del Tecnológico de Monterrey. A pesar de ello, insiste que han habido ligeras mejoras con los años en cuestiones de infraestructura, recursos y tecnología para los alumnos.

Además vio positivo el número de estudiantes de secundaria. Entre 2003 y 2018 se sumaron más de 400,000 estudiantes a la población total de jóvenes de 15 años elegibles para participar en PISA.

“No miremos sólo los resultados, miremos que tenemos que mejorar mucho en dos sentidos: disminuir la desigualdad y dejar de querer cambiar cada seis años la educación de este país. Pensemos desde este gobierno, y los que sigan, en un verdadero plan nacional de educación a largo plazo, sólo así vamos a cambiar las. derivas de este país”, apunta Olmedo.

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