Personaje del año | Profesionales de la salud, en primera línea contra el Covid-19

La mayoría de las personas salen de la universidad esperando que su primer trabajo sea iniciando desde abajo, aprendiendo profesionalmente lo básico de su carrera para ir creciendo y escalando paulatinamente, nunca se imaginan ser lanzados desde cero a enfrentar un carga de responsabilidad de la que incluso depende la vida de otras personas. Pero para Pamela Escalante Martínez y Cynthia Aixa Rivera López, esto fue distinto.

Terminaron sus estudios profesionales de medicina a finales del 2019 e inicios del 2020, cuando el tema de la pandemia de Covid-19 ya era algo de lo que se hablaba en el mundo, pero que aún se veía lejano en México. El primer caso en el país no se detectó formalmente hasta el 27 de febrero de 2020 en la Ciudad de México.

Cuando otros países ya anunciaban cierres y vaciaban sus calles, las de México seguían repletas, con las personas haciendo sus actividades habituales, saliendo a centros comerciales, oficinas, bares y antros, hasta que llegó el primer confinamiento que se pensaba sería de dos semanas y que se convirtió en casi dos años.

En marzo del año pasado, cuando se informó de la primera defunción en México por el nuevo coronavirus, Pamela Escalante, de 27 años, estaba en las costas de Guerrero, en donde ofrecía consultas a las personas de esas comunidades. Pero la pandemia la obligó a regresar a la capital, en donde vive con su familia.

Lo que no sabía en ese momento es que regresaba a seguir distanciada de sus seres queridos, solo que ahora viviría entre un hotel y un hospital en la capital.

Ella y Cynthia Aixa Rivera, de 26 años, fueron de las jóvenes contratadas para trabajar en la Unidad Temporal de Covid-19 instalada en el Centro Citibanamex, que se construyó para atender de manera urgente al número creciente de contagiados por la enfermedad.

Se trataba del primer trabajo de ambas, pero era tal la urgencia de tener a profesionales de la salud que apoyaran en el lugar, que su capacitación y contrato se hizo de manera rápida y en unos cuantos días, después de acudir a la convocatoria, ya estaban en el lugar, vestidas con el equipo de protección individual y listas para tratar a los pacientes internados.

La pandemia llegó como balde de agua fría para todos, incluido el sistema de salud mexicano, que ya venía arrastrando problemas de falta de equipo e insumos incluso antes del Covid-19 y que con la emergencia sanitaria se agudizaron, explica a La-Lista Aixa Rivera.

“Estaba segura de que el virus iba a llegar a México porque conocíamos el mecanismo de transmisión, era de persona a persona y, al final, dado que el mundo está tan hiperconectado entre países y continentes, no había posibilidad de que no hubiera un contagio masivo. Lo que sí no esperaba como médico es que durara tanto”, relata Rivera.

Y recalca que, aunque antes de la pandemia existía falta de personal y equipo en los hospitales del país, sobre todo los públicos, los médicos en México están acostumbrados a hacer “todo lo que se puede con lo que se tiene”.

Ello, indica, se hizo mucho más notorio durante la pandemia, cuando los profesionales de la salud debían vestir en todo momento con un traje de protección, guantes, cubrebocas y goggles para evitar ser contagiados de Covid-19. Y no todos los hospitales contaban con estos materiales.

“Si de por sí no había desde antes para otro tipo de procedimientos médicos, menos durante la pandemia. El gobierno se movió para lograrlo y empezar a darles estos insumos y la iniciativa privada tuvo una participación importante”, cuenta durante la entrevista.

“Sé que en otros hospitales no había equipo o tenían que usar el mismo cubrebocas por 24 horas cuando ya se sabía que debían cambiarlo”, dice sobre el mismo tema Pamela Escalante.

Sumado a la falta de equipo, estaba la falta de solidaridad. Fue en esos momentos en que comenzaron a circular por redes sociales noticias de agresiones en las calles y transporte público contra los profesionales de la salud que salían todos los días a exponerse al virus para intentar calmar la pandemia.

Lanzar café caliente, refrescos, jugo, incluso cloro y gritarles o rechazarlos por trabajar en área Covid, fueron las agresiones que los profesionales de la salud enfrentaron durante la pandemia y que llevaron a que la ONU en México condenara los ataques.

“Es central garantizar su seguridad y las condiciones para que puedan desarrollar su trabajo, así como incluir la perspectiva de género en las medidas de prevención, respuesta y recuperación de toda la población, en particular, los trabajadores de salud”, expresó la ONU en un comunicado.

Pamela Escalante cuenta a La-Lista que aunque nunca fue agredida físicamente durante más de un año en el que estuvo trabajando en la unidad Covid de Citibanamex, sí fue víctima de discriminación cuando con sus compañeros de trabajo intentó alquilar un departamento para vivir todos juntos y evitar contagiar a sus familiares en sus casas.

“A nosotros nos daban un cartón que iba en el coche que decía que podías circular por ser personal de salud, pero yo lo guardaba porque tenía miedo que alguien lo viera y me parara y pasara alguna agresión. Era muy estresante tener que salir de guardias y no poder salir con la pijama quirúrgica por el miedo de que alguien nos viera en la calle”, relata la joven.

“Nunca me había dado miedo decirle a alguien que era médico, hasta que buscamos departamento y dijimos que trabajábamos en Covid y nos dijeron que no, que estaban buscando a alguien que no sea personal de salud”, agrega.

Por suerte, gracias a la unidad en la que trabajaban, ambas jóvenes pudieron instalarse en un hotel en la Ciudad de México que prestó sus habitaciones para personal de salud.

Y así como las agresiones siguieron, lo hizo la pandemia. “Por mi mente muchas veces pasó ‘yo quisiera estar encerrada, te cambio el lugar un ratito, yo me encierro y tú sales’”, dice Pamela al recordar a amigos y familiares que no cumplían con las medidas de distanciamiento dictadas por el gobierno.

Esta situación aumentaba a la carga de estrés a la que ella era sometida todos los días trabajando en el área de terapia intensiva de la unidad Covid, donde atendía a los pacientes más graves.

No solo era enfrentarse a jornadas largas y pesadas, —las fotografías virales de médicos con el cubrebocas y el personal de salud marcado en la piel son muestra de ello— los médicos también debían hacer frente a la soledad que vivían alejados de sus familias, pues muchos de ellos dejaron sus casas para buscar otro hogar mientras trabajaban atendiendo a enfermos de Covid-19.

Esa soledad era compensada con el apoyo de sus compañeros médicos y de los propios pacientes, que también debían vivir en soledad su enfermedad, esperando que su situación mejorara para volver a ver a sus familias. La rutina diaria con los pacientes resultó en lazos entre médico y paciente, porque “así como ellos lo necesitaban tú también lo necesitabas”.

“Llegaba a ver a mis papás pero comía tras una reja en el patio, estaban ahí pero no podíamos acercarnos. Fue lo más que conviví con ellos por casi un año”, recuerda la jóven médico.

En su caso, clases de yoga, las pláticas de todo menos de la pandemia y la terapia psicológica fueron su sustento emocional, hasta que sus propios familiares también llegaron a la unidad Covid buscando una cama.

Los contagios entre el personal de Covid-19 fueron constantes y también lo fueron entre los familiares de los médicos. En el caso de Pamela Escalante, fueron su abuela y la pareja de ella quienes fueron hospitalizados; en el de Cynthia Aixa Rivera, fueron su mamá, papá y padrino. Su papá falleció por Covid-19. A pesar de ello, ella siguió trabajando en el mismo lugar.

“Todas y cada una de las personas que estaban ahí eran el abuelo, el tío, el esposo de alguien y si yo podía hacer algo para que mejorara su salud y pudiera volver con su familia, lo iba a hacer. Por eso, a pesar de la situación difícil de mi familia, yo continué hasta el fin de este proyecto”, relata Rivera.

A mediados de diciembre de 2020, el tema de la vacunación para profesionales de la salud que estaban al frente de la respuesta a la pandemia se puso sobre la mesa en México. El personal de la salud fue uno de los sectores más afectados por la pandemia. Al cierre del primer año de la pandemia se reconoció 2 mil 470 defunciones de personal médico por el virus del SARS-CoV2, muy por arriba de India, Perú e Italia.

“A nosotros nos llegó la vacuna muy rápido, yo me vacuné el 31 de diciembre, (pero) supe de muchos amigos que trabajan en hospitales privados que no los querían vacunar, que se tardaban muchísimo tiempo, tenían que seguir trabajando pero no los iban a vacunar”, recuerda Pamela.

Esta problemática también afectó a los médicos de farmacia que funcionaron como “la entrada número uno” de pacientes de Covid-19 y un actor clave para que el sector de salud no se saturara.

A inicios de 2021, ya se hablaba de 205 mil contagios entre los trabajadores mexicanos de la salud, según la Unión Nacional de Farmacias, Clínicas y Consultorios (Unifacc). Y 10 meses más tarde, la cifra oficial aumentó a 283 mil 122 contagios confirmados, según datos de la Secretaría de Salud.

Al mes de julio de este año, México acumuló el 40% de las defunciones del personal médico en todo el continente, con 4 mil 84 casos registrados, según un estudio realizado por la UNAM. En México, el 8.9% de los casos registrados hasta entonces se trataba de personal de este sector.

Los profesionales de la salud que habían fallecido hasta julio de este año en mayor proporción fueron las médicas y los médicos (en un 46%), otros trabajadores de la salud (en 30%), personal de enfermería (19%), odontología (3%) y laboratoristas (2%).

Desde el inicio de la pandemia y al 27 de octubre de este año, se confirmó que hubo 4 mil 517 defunciones por SARS-CoV2 entre profesionales de la salud y 283 mil 122 contagios.

El 64% de los fallecimientos se concentró en 10 estados: Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Veracruz, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas y Tabasco, según información del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Respiratoria Viral difundido por la Secretaría de Salud.

Frente a todas estos retos y problemas, los profesionales de la salud se han mantenido fuertes en su posición contra la pandemia, y muchos de ellos reafirmaron su pasión por la medicina y por ayudar a los demás, como Pamela y Cynthia Aixa.

Al preguntarle a Aixa Rivera López sobre las lecciones que le ha dejado la pandemia y su paso por una unidad Covid, ella responde: el médico no solamente cura cuerpos, también puede ayudar a curar almas, hay que apreciar las pequeñas cosas de la vida y algo fundamental en la medicina siempre va a ser el trabajo en equipo.

“Éramos unos pollitos en cuanto a la medicina, esto nos ayudó a todos a desarrollarnos y consolidarnos como médicos, a realmente ver en carne viva los resultados de tus cuidados hacia una persona, y tener la satisfacción de que algunos de tus pacientes te dicen al final ‘gracias doctor, gracias doctora por haber cuidado de mi’”, relata.