El 90% de los subsidios agrícolas mundiales perjudican a las personas y al planeta
Las mayores fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, como como el sector cárnico y lácteo, reciben los principales subsidios. Foto: Greg Kahn/The Guardian

Casi el 90% de los 540 mil millones de dólares en subsidios mundiales que se otorgan a los agricultores cada año son “ dañinos”, afirma un alarmante informe de la ONU.

De acuerdo con las agencias de la ONU, estos apoyos agrícolas dañan la salud de las personas, contribuyen a la crisis climática, destruyen la naturaleza y fomentan la desigualdad al excluir a los pequeños agricultores, muchos de los cuales son mujeres.

Las mayores fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, como el sector cárnico y lácteo, reciben la mayor cantidad de subsidios, según el informe. Con frecuencia, estos productos son producidos por grandes grupos industrializados que se encuentran en la mejor condición para acceder a los subsidios.

Según la ONU, sin una reforma, el nivel de subsidios podría aumentar hasta 1.8 billones de dólares al año para 2030, perjudicando aún más el bienestar humano y empeorando la crisis planetaria.

El análisis indica que se debe reducir el apoyo a la “inmensa” industria cárnica y láctea en los países ricos, mientras que los subsidios para los fertilizantes químicos y pesticidas contaminantes deben disminuir en los países de menores ingresos.

El informe, publicado antes de la cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios que se realizará el 23 de septiembre, señaló que reorientar los subsidios hacia actividades beneficiosas podría “ser un factor de cambio” y ayudar a acabar con la pobreza, erradicar el hambre, mejorar la nutrición, reducir el calentamiento global y restaurar la naturaleza. Entre los buenos usos del dinero público podrían figurar el apoyo a los alimentos saludables, como las verduras y la fruta, mejorar el medio ambiente y el apoyo a los pequeños agricultores.

Numerosos análisis realizados en los últimos años han concluido que el sistema alimentario mundial no funciona, ya que más de 800 millones de personas padecieron hambre crónica en 2020 y 3 mil millones no pudieron sufragar una dieta saludable, mientras que 2 mil millones de personas sufren obesidad o sobrepeso, y un tercio de los alimentos se desperdicia. Se calcula que el daño total causado asciende a 12 millones de dólares al año, más que el valor de los alimentos producidos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicaron el informe, que supone una subestimación del total de subsidios en el sistema alimentario, ya que solo incluye aquellos cuyos datos fiables están disponibles en 88 países.

Este informe es una llamada de atención para que los gobiernos de todo el mundo reconsideren sus programas de apoyo a la agricultura para adaptarlos al propósito de transformar nuestros sistemas agroalimentarios y contribuir a las cuatro mejoras: mejor nutrición, mejor producción, mejor medio ambiente y una vida mejor”, señaló Qu Dongyu, director general de la FAO.

El director del PNUD, Achim Steiner, comentó que la reorientación de los subsidios también impulsaría los medios de subsistencia de los 500 millones de pequeños agricultores de todo el mundo, al garantizar una mayor igualdad de condiciones con la agricultura industrial.

Marco Sánchez, director adjunto de la FAO y uno de los autores del informe, explicó: “Es necesario transformar el apoyo actual que se ofrece a los agricultores para adaptarlo a las realidades de la actualidad. Por ejemplo, Estados Unidos ahora se adapta al acuerdo climático de París, lo que es muy bienvenido, pero así no podrán alcanzar esos objetivos climáticos si no abordan las industrias alimentarias“.

Joy Kim, de PNUMA, indicó: “La agricultura genera una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, el 70% de la pérdida de biodiversidad y el 80% de la deforestación”. Comentó que los compromisos financieros internacionales para el cambio climático fueron de 100 mil millones de dólares al año y de 5 mil millones para la deforestación. “Pero los gobiernos otorgan 470 mil millones de dólares (en apoyos agrícolas) que tienen un enorme impacto perjudicial en el clima y la naturaleza“.

El informe descubrió que, entre 2013 y 2018, los apoyos a los agricultores sumaron un promedio de 540 mil millones de dólares al año, de los cuales el 87% (470 mil millones de dólares) fueron “perjudiciales”. Esto incluyó incentivos de precios para ganado y cultivos específicos, subsidios para fertilizantes y pesticidas, y subsidios que distorsionan la exportación y los aranceles de importación.

Todo ello perjudica a la salud al promover el consumo excesivo de carne en los países ricos y el consumo excesivo de alimentos básicos poco nutritivos en los más pobres. “Si no se promueve el consumo de frutas y verduras, en términos relativos resulta muy costoso para el consumidor comer de forma saludable”, señaló Sánchez. “Por ello, 2 mil millones de personas en el mundo no pueden sufragar una dieta saludable”.

El informe destacó algunos casos de acción positiva, como las medidas adoptadas en China para reducir el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, y la política de agricultura natural de presupuesto cero en el estado indio de Andhra Pradesh.

Reino Unido también está reorientando su plan de subsidios de 3 mil millones de libras al año hacia objetivos medioambientales. El informe señala que algunos subsidios también se deberían reorientar para ayudar a los agricultores a hacer frente al aumento de los efectos de la crisis climática.

La Unión Europea (UE) pagará 387 mil millones de euros en subsidios agrícolas entre 2021 y 2027, pero el jueves pasado los eurodiputados verdes en Bruselas indicaron que la revisión prevista no lograba ajustar la agricultura a los objetivos de la UE en materia de cambio climático.

Sánchez señaló que resulta difícil reformar los subsidios agrícolas frente a los intereses creados, pero que podría lograrse si se explican los costos a los gobiernos, si los consumidores exigen mejoras y si las instituciones financieras dejan de conceder préstamos a actividades perjudiciales.

“Durante mucho tiempo se ocultaron los verdaderos costos de nuestro sistema alimentario“, comentó Morgan Gillespy, directora de programas de Food and Land Use Coalition. Los daños causados a la naturaleza por los programas de subsidios ascienden a entre 4 y 6 billones de dólares, según un estudio reciente.

“Es probable que los cambios en los programas de subsidios resulten políticamente controvertidos y puedan desencadenar protestas entre los agricultores y otros grupos”, comentó Gillespy. “Pero el hecho de que sea difícil no significa que no deba efectuarse. Ahora los hechos son evidentes”.

Es fundamental consultar a los agricultores, agregó. Copa-Cogeca, el mayor grupo de interés de los agricultores europeos no respondió a la solicitud de entrevista.

Otro informe, publicado por el Instituto de Recursos Mundiales en agosto, indicó que, sin una reforma, los subsidios agrícolas “convertirán en estériles vastas extensiones de tierra sana”.

En él se comentó: “Considerando que el mundo albergará 10 mil millones de personas en 2050, la pérdida de estas tierras imposibilitará la alimentación de la población mundial”.

En su lugar, se debería apoyar a los agricultores para que rehabiliten sus tierras mediante técnicas como la agrosilvicultura.

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