¿Cómo será la nueva corte del rey Carlos III?
'Están trabajando más que nunca en conjunto'. Se espera que el príncipe Guillermo desempeñe un papel importante en la corte del rey Carlos. Foto: Toby Melville/AFP/Getty Images

Una monarquía reducida liderada por un rey que se mantiene fiel a sus pasiones de toda la vida y que vive en un palacio con las puertas abiertas al público: estas son solo dos predicciones sobre la corte del rey Carlos III realizadas durante su espera récord de 73 años para ser coronado.

El nuevo líder de la familia real y jefe de Estado de 15 reinos, desde Reino Unido hasta Australia, pasando por Tuvalu y Jamaica, carga con un legado de estridentes declaraciones públicas que habrá que manejar con cuidado para evitar cualquier impresión de tensión con el parlamento o los socios diplomáticos del extranjero.

Ha arremetido contra el agotamiento de la selva tropical, ha defendido la medicina complementaria y, durante la crisis de Ucrania de 2013, se encontraba de viaje en Canadá cuando dijo a una mujer judía de 78 años que había huido de los nazis que Vladimir Putin estaba “haciendo lo mismo que Hitler”.

Sin embargo, él y sus asesores llevan tiempo diciendo que conoce la diferencia constitucional entre ser jefe de Estado y heredero al trono, y que su nuevo liderazgo pretenderá proyectar una continuidad con el reinado de la muy querida reina Isabel, algo que se ve reforzado por las décadas de apoyo de Carlos a su madre y por el constante resurgimiento de la estima pública hacia él desde la muerte de la princesa Diana en 1997.

“Es evidente que no podré hacer las mismas cosas que he hecho como heredero, así que por supuesto se actúa dentro de los parámetros constitucionales”, comentó a un entrevistador de la BBC en 2018. Cuando se le preguntó si su campaña continuaría de la misma manera, respondió: “No lo hará. No soy tan tonto. Sé que es un ejercicio distinto ser soberano”.

Pero después de 70 años como heredero, es inevitable que haya desarrollado instintos y hábitos en su función pública que le pueden resultar difíciles de abandonar. Mark Bolland, secretario privado de Carlos entre 1996 y 2002, comentó en 2005 que el príncipe a veces se refería a sí mismo como “un disidente que trabaja en contra del consenso político imperante”. Su “objetivo muy claro… como me explicó, era influir en la opinión”.

Se ha sentido obligado no solo a hablar, sino a actuar, sobre todo en el tema que ha definido como su principal prioridad: el cambio climático. Consideremos el tono de su frase inicial que aparece en su libro Harmony, publicado en 2010 (cuando la reina ya tenía 84 años): “Este es un llamado a la revolución. La Tierra está en peligro. No puede soportar todo lo que le exigimos. Está perdiendo su equilibrio y nosotros, los humanos, lo estamos provocando. ‘Revolución’ es una palabra fuerte y la uso a propósito”.

Una fuente que lo conoce explicó que es posible que mantenga su enfoque en el medio ambiente y los asuntos rurales, mientras que las intervenciones en materia de atención médica y arquitectura, ya disminuidas en preparación para su próximo papel, probablemente se desvanezcan. Se espera que su experiencia en materia de relaciones exteriores –habiendo realizado más de 90 visitas de Estado solo desde 2014– sea un punto fuerte, considerando lo mucho que se espera que el monarca actúe como medio de la política exterior británica.

La manera en que se establezca podría ser clave para influir en la actitud indecisa de los ciudadanos británicos sobre si será un buen rey, ya que el porcentaje de personas que se sienten optimistas y pesimistas sobre esa cuestión ha oscilado en torno al 32% en los últimos años, según las encuestas de YouGov.

Mientras el nuevo rey y la reina consorte Camila establecen la corte en el Palacio de Buckingham, el duque y la duquesa de Cambridge se preparan para desempeñar un papel cada vez más importante como parte de un “cuarteto” real que dirigirá una Casa de Windsor ya reducida, tras la degradación del duque de York, envuelto en un escándalo, y la decisión del duque de Sussex de renunciar a sus funciones reales y mudarse a California con su familia.

“Están trabajando más que nunca en conjunto”, dijo una fuente sobre Guillermo y su padre. “(Guillermo) será jefe adjunto del ejecutivo, un papel importante”.

Una cuestión clave es la forma de gestionar los miles de compromisos públicos y patrocinios anuales que vinculan a la monarquía con la sociedad en general en Reino Unido y la Commonwealth, y se especula con un menor número de actos públicos más centrados y con la posibilidad de que se amplíe el papel del príncipe Eduardo, el hermano menor de Carlos, y de su esposa Sofía, condesa de Wessex.

Guillermo, de 40 años, se convirtió en el duque de Cornualles y es probable que se convierta en el príncipe de Gales. A principios de 2022 se informó que a Guillermo, que patrocina las organizaciones benéficas para personas sin hogar Centrepoint y The Passage, le interesa utilizar partes de las enormes fincas del ducado para alojar a personas sin hogar.

Se espera que el nuevo rey traslade gran parte de su equipo de Clarence House a las oficinas del Palacio de Buckingham, liderado por su consolidado secretario privado, Clive Alderton, quien ha ocupado su cargo desde 2006, aparte de un periodo de cuatro años como embajador británico en Marruecos que terminó en 2015.

Es probable que un elemento clave del equipo sea Peter St. Clair-Erskine, un excomandante de policía que es el jefe de la casa de Carlos y un par hereditario. Entre los confidentes y amigos de la nueva corte podrían figurar el parlamentario Nicholas Soames, William Shawcross, actual comisionado de nombramientos públicos, y el terrateniente Charles Palmer-Tomkinson junto con su familia. Es probable que falte Michael Fawcett, quien durante décadas fue un cercano asistente, y que se retiró de la organización benéfica de la Fundación del Príncipe en medio de una investigación sobre las denuncias de que se ofreció a ayudar a un donador saudita a obtener una condecoración.

Las casas privadas del rey en Highgrove, en Gloucestershire, y Birkhall, en Escocia, así como la casa de la reina en Sandringham, probablemente sean otras bases clave, para un rey y su reina consorte que aman la vida rural.

Puede que el hecho de repetir la capacidad de su madre para unificar a gran parte del país manteniéndose al margen de las controversias sea una tarea más difícil para Carlos, que desde hace tiempo se siente llamado a ser una especie de tribuno público.

En su libro de 1984, Vision of Britain, citó a GK Chesterton en su llamado a la mayoría callada que, en su opinión, compartía sus puntos de vista: “Somos el pueblo de Inglaterra que nunca ha hablado”. En 2010, cuando bloqueó el proyecto de reurbanización de los cuarteles de Chelsea con un diseño modernista creado por el difunto Richard Rogers, su entonces secretario privado, Sir Michael Peat, comentó que era su “deber garantizar que las opiniones de las personas comunes que de otro modo no serían escuchadas recibieran cierta exposición”.

Una fuente señaló que podríamos observar una mayor atención en las necesidades de las zonas desfavorecidas, así como en las naciones descentralizadas, donde la independencia de Escocia y las tensiones en la política de Irlanda del Norte siguen amenazando la unión. Se cree que Carlos está especialmente orgulloso del papel que la reina desempeñó en el proceso de paz.

Mientras tanto, se espera que su participación en la red de organizaciones benéficas disminuya, tal vez, señaló un observador, con su organización benéfica insignia, la Fundación del Príncipe, posiblemente convirtiéndose en totalmente independiente.

Es probable que la corte del rey Carlos busque un nuevo equilibrio en lo que él ha descrito como su “movilización” de la opinión y el poder influyentes, algo que los críticos han tildado de “intromisión”.

Mientras esperaba para convertirse en rey, Carlos se convirtió en un activista de élite, convocando a los directores ejecutivos de empresas mundiales y a líderes extranjeros para abordar temas como el agotamiento de la selva tropical y la manera en que las empresas pueden medir mejor, y en consecuencia reducir, su impacto medioambiental.

Una fuente que conoce a Carlos desde hace muchos años comentó a The Guardian: “En lugar de una total reinvención para convertirse en un monarca siguiendo el molde de su madre, la estrategia consistirá en intentar continuar con sus sinceras intervenciones, aunque revisando cada una de ellas en cuanto a su tono y contenido para asegurarse de que no perjudiquen a la monarquía”.

Su amigo y biógrafo, Jonathan Dimbleby, dijo anteriormente: “Está en marcha una silenciosa revolución constitucional. Predigo que hará mucho más de lo que cualquier monarca constitucional anterior ha ensayado”.

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