La primera mina de carbón del Reino Unido en 30 años es autorizada en Cumbria
Personas se manifiestan contra el proyecto de construcción de una mina de carbón en Cumbria frente al Ministerio del Interior en Londres en septiembre de 2021. Foto: Andy Rain/EPA

El Reino Unido construirá su primera nueva mina de carbón en tres décadas en la localidad de Whitehaven, en el condado de Cumbria, a pesar de las objeciones a nivel local, en todo el Reino Unido y en todo el mundo.

Michael Gove, secretario de estado de nivelación, aprobó el proyecto el miércoles, sentando las bases para una inversión estimada de 165 millones de libras que creará alrededor de 500 nuevos empleos en la región y producirá 2.8 millones de toneladas de coque al año, destinadas en gran parte a la siderurgia.

La mina también producirá aproximadamente 400 mil toneladas de gases de efecto invernadero al año, lo que supondrá un aumento de las emisiones del Reino Unido equivalente al de poner 200 mil automóviles en circulación.

La gran mayoría del carbón producido estará destinado a la exportación, ya que la mayor parte de los productores de acero del Reino Unido han rechazado el uso de este carbón, que tiene un alto contenido de azufre y excede sus necesidades.

El destino de estas exportaciones es incierto, puesto que la mayoría de las empresas siderúrgicas europeas están prescindiendo del uso del carbón y adoptando métodos ecológicos como los hornos de arco eléctrico y las energías renovables.

El gobierno indicó que la mina era un proyecto posible en el marco de la legislación británica sobre el clima, que exige que el Reino Unido alcance el objetivo de cero neto de emisiones antes de 2050, ya que las operaciones de la mina finalizarán en 2049.

En su informe enviado a Gove, el Cuerpo de Inspectores de Planificación afirmó que la mina tendría “un efecto global neutro en el cambio climático”. Esto, indicó, se debía a que la cantidad probable de carbón utilizado en la fabricación de acero sería “prácticamente la misma con o sin” la mina.

Un vocero del gobierno señaló que se utilizaría el carbón para fabricar acero que de otro modo se habría importado y no para generar energía.

Los ministros, sin embargo, se preparan para una casi segura impugnación legal por parte de aquellos que sostienen que la decisión amenaza con incumplir ese objetivo.

Los críticos señalaron que el anuncio fue cínicamente oportuno para apaciguar a los parlamentarios conservadores descontentos con el gobierno por haber puesto fin a la moratoria sobre nuevos proyectos eólicos en tierra, que había sido confirmada 24 horas antes.

El secretario de Cambio Climático en la sombra, Ed Miliband, señaló que la mina “no era una solución a la crisis energética”, no beneficiaría a los productores de acero británicos y suponía “la sentencia de muerte de cualquier pretensión de liderazgo climático que tenga este gobierno”.

En su lugar, el Reino Unido debería crear puestos de trabajo sostenibles en energías renovables, indicó, añadiendo que un gobierno laborista convertiría a Gran Bretaña en “una superpotencia de energía limpia”.
Zarah Sultana, parlamentaria laborista por Coventry South, manifestó: “Los conservadores vuelven a demostrar que anteponen la industria de los combustibles fósiles a las personas y al planeta. Vergonzoso”.

La parlamentaria del Partido Verde Caroline Lucas tachó la decisión de “crimen climático contra la humanidad”. Lucas dijo: “En lugar de respaldar miles de empleos verdes y una reactivación económica sostenible a largo plazo, el gobierno ha respaldado una mina de carbón que destruye el clima, que retrocede y que deja activos varados”.

La decisión “anula todos los avances que Gran Bretaña ha logrado en materia de energía renovable”, comentó Tim Farron, exlíder liberal demócrata, que es el vocero de Medio Ambiente del partido y parlamentario por Cumbria.

Los grupos ecologistas señalaron que la nueva mina constituiría un error costoso y perjudicial para el clima.
Greenpeace indicó que el Reino Unido se arriesgaba a convertirse en “una superpotencia en hipocresía climática en lugar de liderazgo climático” y que la mina no aportaría “absolutamente nada” a la seguridad energética del país, debido a que el carbón que contiene solo puede ser utilizado para la fabricación de acero.
Friend of the Earth dijo que la mina se convertiría en un “costoso activo varado” y no sustituiría al carbón ruso.

Laura Clarke, directora ejecutiva del despacho de abogados medioambientales Client Earth, calificó la decisión como “imperdonable”. “No tiene sentido ni desde el punto de vista científico, ni económico, ni, de hecho, desde el punto de vista de los compromisos jurídicamente vinculantes de cero neto del Reino Unido”, señaló.

El primer ministro, Rishi Sunak, se ha enfrentado a las objeciones de los parlamentarios verdes de su partido. La decisión tendrá gran aceptación entre los conservadores de derecha, para quienes la mina se ha convertido en un talismán.

Los promotores de la mina han intentado poner en marcha el proyecto desde 2014. Obtuvo la aprobación local en 2020 y la autorización de los ministros en 2021. No obstante, en los últimos dos años el proyecto se ha visto asediado por retrasos en la planificación, ya que el gobierno dejó sin efecto su aprobación mientras se preparaba para asumir la presidencia de las negociaciones mundiales sobre el cambio climático antes de la cumbre climática de la ONU COP26, prevista para noviembre de 2021 en Glasgow.

El gobierno británico cedió el mes pasado la presidencia de las negociaciones de la ONU sobre el clima a Egipto, un año después de que la COP26, ampliamente elogiada, decidiera limitar el aumento de la temperatura global a 1.5ºC respecto a los niveles preindustriales, un logro que el presidente de la COP, Alok Sharma, advirtió que era “frágil”.

Un informe realizado el año pasado por la Agencia Internacional de la Energía, encargado por el gobierno del Reino Unido mientras presidía la COP, reveló que no se podrían desarrollar nuevos combustibles fósiles –carbón, petróleo o gas– si el mundo quería mantenerse dentro del límite de 1.5°C.

Sharma comentó al Observer el pasado fin de semana que estaba firmemente en contra de la mina. Indicó: “En los últimos tres años, el Reino Unido ha intentado persuadir a otras naciones para que releguen el carbón a la historia, porque estamos luchando para limitar el calentamiento global a 1.5°C y el carbón es la fuente de energía más contaminante”.

“La decisión de abrir una nueva mina de carbón enviaría un mensaje completamente equivocado y supondría un autogol. Esta nueva mina propuesta no tendrá ningún impacto en la reducción de la factura energética ni en garantizar nuestra seguridad energética”.

El parlamentario Philip Dunne, presidente del Comité de Auditoría Medioambiental, señaló: “El carbón es la fuente de energía más contaminante, y no es compatible con las ambiciones de cero neto del gobierno. Sugerir que el hecho de tener una mina de carbón que produzca coque para la siderurgia en nuestras proximidades reducirá la demanda de carbón importado por parte de las empresas siderúrgicas no es nada claro”.

“Por el contrario, cuando nuestro comité escuchó a las empresas siderúrgicas a principios de este año, estas argumentaron que han sobrevivido suficiente tiempo sin el coque nacional del Reino Unido y que cualquier compra de coque de una posible planta en Cumbria constituiría una decisión comercial”.

Nicholas Stern, aclamado economista que ha trabajado en temas climáticos, de desarrollo y de políticas públicas, señaló que la mina sería perjudicial para el Reino Unido y para el mundo.

“Abrir una mina de carbón en el Reino Unido en estos momentos es un grave error: económico, social, medioambiental, financiero y político”, dijo Lord Stern. “Desde el punto de vista económico, se está invirtiendo en las tecnologías del siglo pasado, no de este, y ese es el camino equivocado hacia el crecimiento.

Desde el punto de vista social, está creando empleos en industrias que están en vías de desaparición, lo que genera inseguridad laboral en el futuro”.

“Desde el punto de vista medioambiental, aumenta la oferta mundial y, por lo tanto, el consumo de carbón, y libera gases de efecto invernadero cuando existe una necesidad urgente de reducirlos. Y desde el punto de vista político, está socavando la autoridad del Reino Unido en la cuestión global más importante de nuestra época”.

Síguenos en

Google News
Flipboard