Policía de Londres es racista, misógina y homofóbica, informe
El racismo institucional, la misoginia y la homofobia 'impregnan' la Policía Metropolitana, dice la Dama Louise Casey.

La Policía Metropolitana de Londres está rota y podrida, sufre el deterioro de la confianza pública y es culpable de racismo institucional, misoginia y homofobia, indicó un informe oficial.

El informe elaborado por Louise Casey, encargado por la Policía Metropolitana de Londres (Met) después de que uno de sus agentes secuestrara a Sarah Everard, llevándosela de una calle de Londres en marzo de 2021, antes de violarla y asesinarla, constituye uno de los más condenatorios de una gran institución británica.

El informe, de 363 páginas, detalla historias inquietantes de abuso sexual, normalmente encubiertas o minimizadas, y el 12% de las mujeres que forman parte de la Met señalan que han sido acosadas o atacadas en el trabajo, mientras que un tercio de ellas han sido víctimas de sexismo.

Lady Casey indicó que el alma de la policía británica estaba sufriendo una hemorragia y su informe advirtió que “el consentimiento de los ciudadanos está roto”, ya que solo el 50% de los ciudadanos expresaba su confianza, incluso antes de las revelaciones sobre los peores escándalos recientes de la policía.

Casey atribuyó la mayor parte de la culpa a los anteriores dirigentes y señaló: “El respeto de los ciudadanos se encuentra en su punto más bajo. Los londinenses que no confían en la Met superan en número a los que sí lo hacen, y estos índices son más bajos entre los afrolondinenses desde hace años”.

“La Met aún no se ha liberado del racismo institucional. El consentimiento de los ciudadanos está roto. La Met se ha desvinculado del principio peeliano de policía por consentimiento establecido cuando fue creada”.

El informe reveló la existencia de una cultura de intimidación, la desmoralización de los agentes de primera línea, que se sienten defraudados por sus jefes, así como la discriminación “integrada en el sistema”.

Casey reveló que a un agente musulmán le pusieron tocino en sus botas, que a un agente sij le cortaron su barba, que los agentes pertenecientes a minorías étnicas tenían muchas más probabilidades de ser sancionados o de dimitir, y que el cuerpo policial más importante de Gran Bretaña sigue siendo desproporcionadamente blanco, en una capital cada vez más diversa.

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Louise Casey llegando a una conferencia de prensa sobre su revisión, que concluyó que la Met era culpable de racismo institucional, misoginia y homofobia. Foto: WPA/Getty Images

Las detenciones y los cacheos, así como el uso de la fuerza contra las personas afro, eran excesivos, reveló el informe elaborado para la Met, que detiene a más personas por habitante que cualquier otro cuerpo policial.

El catálogo de sufrimientos que padecen las mujeres incluyó frecuentes abusos por parte de oficiales superiores, entre ellos uno que sometió a una subalterna a repetidos actos de acoso y a un acto indecente. Ella se quejó e indicó en la investigación: “Probablemente habría sido mejor sufrir en silencio, pero no podía hacerlo. Él se salió con la suya y a mí me hicieron quedar como la mentirosa”.

Casey señaló que la policía de Londres estaba fallando en tantos niveles que la crisis es existencial y, de no solucionarse, podría acabar en su desmembramiento: “Si no se logran avances suficientes en los puntos de revisión posterior, se deberían considerar opciones estructurales más radicales, como la división de la Met en responsabilidades nacionales, especializadas y londinenses, para garantizar que se da prioridad a la prestación del servicio a los londinenses”.

Casey comentó que la austeridad privó a la policía de Londres de 700 millones de libras, pero que los recortes efectuados por la policía provocaron que su protección de los niños y las mujeres fuera inadecuada.

Las condenas de violadores, ya de por sí abrumadoramente reducidas, se vieron agravadas por la destrucción de los refrigeradores en los que se guardaban los kits de emergencia para la atención de casos de violencia sexual, o por estar tan llenos que se perdieron las pruebas, y por los casos archivados en los que los violadores quedaron en libertad debido a errores policiales. Casey afirmó que, en un caso, alguien arruinó un refrigerador lleno de pruebas cuando dejó dentro su lonchera.

Casey indicó que la Met desaprovechó repetidas oportunidades de reformarse mediante investigaciones oficiales realizadas a lo largo de varias décadas y advirtió que la policía no debe elegir las reformas que le gusten. El cuerpo policial debe aplicar sus recomendaciones en su totalidad, dijo.

Sin embargo, tras la publicación del informe de Casey surgió una brecha y un posible enfrentamiento entre las altas esferas, puesto que las personas que supervisan y dirigen la Met ya tenían el informe en sus manos desde hace varios días.

Sir Mark Rowley, comisario de la policía desde septiembre, dijo que no utilizaría los calificativos de institucionalmente racista, institucionalmente misógino e institucionalmente homofóbico que, según insistió Casey, merecía el mayor cuerpo policial de Gran Bretaña.

Sin embargo, una de las dos personas que lo contrataron –y que, por tanto, pueden despedirlo– dejó claro que coincidía con los veredictos condenatorios de Casey.

Sadiq Khan, el alcalde de Londres, no ha utilizado hasta la fecha el término “institucional” para referirse a los prejuicios que existen en la policía que supervisa desde que asumió el cargo. Khan presidirá una nueva junta de supervisión de la Met, que, de hecho, la someterá a ciertas medidas especiales en un futuro previsible.

Khan señaló: “Las pruebas son irrefutables. La baronesa Casey detectó racismo institucional, misoginia y homofobia, lo cual admito.

“Seré inquebrantable en mi determinación de apoyar y pedir cuentas al nuevo comisario mientras trabaja para reformar la policía”.

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Manifestantes durante una protesta en memoria de Sarah Everard el 15 de marzo de 2021. El informe indicó que las culturas de ‘ceguera, arrogancia y prejuicios’ prevalecen en la Met. Foto: Ian West/PA

Rowley señaló que deseaba disponer de más tiempo para estudiar las recomendaciones de Casey, pero indicó que aceptaba las conclusiones. Dijo que admitía las conclusiones basadas en hechos de Casey sobre el racismo, la misoginia y la homofobia existentes en su organización y que eran sistémicas, aunque ni él ni la policía de Londres aceptarían que eran “institucionales”, alegando que se trataba de un término político.

Rowley, que lucha por evitar ser el último comisario de la Met en su estructura y forma actuales, comentó: “Tengo que utilizar un lenguaje práctico, sin ambigüedades y apolítico… No creo que cumpla esos criterios”. “Simplemente es un término que yo mismo no voy a utilizar”.

Cuando se le preguntó si no aceptaba el hallazgo, Rowley respondió: “Acepto que tenemos racistas, misóginos. Acepto que tenemos deficiencias sistémicas, de gestión y culturales”.

“Se trata de una organización que debe llegar a ser decididamente antirracista, antimisógina y antihomofóbica”.

“Yo mismo no voy a utilizar una etiqueta que es a la vez ambigua y politizada”, añadió.

El actual Ministerio del Interior se opone a la idea del racismo institucional.

Hasta el momento, Rowley generó un pequeño grado de esperanza con sus promesas de reforma, no obstante, Andy George, presidente de la Asociación Nacional de Policías Afro, señaló: “El comisario se equivoca al no reconocer una vez más que la Met es institucionalmente racista. Corremos el riesgo de repetir la historia y no podemos dejar que este momento pase como otra oportunidad perdida”.

Tanto Rowley como su suplente, Dama Lynne Owens, trabajaron anteriormente como comisarios adjuntos de la Met y ambos indicaron que reflexionarían sobre las razones por las que no se percataron de la desastrosa situación en la que se estaba sumiendo la policía.

Rowley reiteró sus disculpas a los londinenses y prometió que llevaría a cabo una profunda reforma.

El informe de 363 páginas de Casey detalla el modo en que tanto Wayne Couzens, que asesinó a Everard, como el violador en serie David Carrick fueron engendrados por los errores de la Met y las culturas tóxicas existentes en la policía.

A pesar de los indicios de que eran peligrosos, a ambos se les proporcionó un arma, pasaron la investigación de antecedentes y sirvieron en el comando de protección parlamentaria y diplomática, que, según dijo Casey, debería “disolverse de forma efectiva”.

Casey descubrió que había agentes que hacían comentarios ofensivos sobre la violación y que maltrataban a un colega afro con comentarios racistas.

Algunos agentes de armas de fuego, señaló el informe, estafaron a los contribuyentes, comprando iPads con dinero público, lentes de visión nocturna que no podían utilizar para trabajar y estancias en hoteles para divertirse.

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Sadiq Khan, alcalde de Londres, dijo que aceptaba las conclusiones de Casey sobre la existencia de racismo institucional, misoginia y homofobia. Foto: David Levene/The Guardian

Entretanto, la Met era tan elitista y jerárquica que los agentes de primera línea –que probablemente serán el punto de contacto con los ciudadanos– no eran suficientes y que se habían reducido las actividades policiales en los vecindarios.

Casey también indicó que la Met debe aceptar que es institucionalmente corrupta, como se señaló en 2021 en la investigación oficial sobre el asesinato del detective privado Daniel Morgan, algo que rechazó la Met.

El informe señaló que prevalecen las culturas de “ceguera, arrogancia y prejuicios”, y Casey añadió: “La Met ya no puede presumir que cuenta con el permiso de los londinenses de ser su policía. La pérdida de este principio crucial de actuación policial por consentimiento sería catastrófica. Debemos garantizar que no sea irreversible”.

Y añadió: “Es ruin cuando se trata a los londinenses de forma racista e inaceptable. Eso es estar podrido”.

Keir Starmer, líder del Partido Laborista, comentó: “Los abusos de poder racistas, sexistas y homofóbicos que han proliferado en la Policía Metropolitana destruyeron la confianza de la que depende la policía británica y defraudaron a las víctimas”.

“Durante 13 años ha existido un vacío de liderazgo por parte del Ministerio del Interior, lo cual ha provocado que la labor policial de Gran Bretaña se sitúe muy por debajo de los niveles que los ciudadanos tienen derecho a esperar”.

Los funcionarios del Ministerio del Interior insisten en que han implementado medidas de reestructuración policial. Suella Braverman, ministra del Interior, que junto con Khan nombró al comisario, respaldó a Rowley: “Es evidente que se han producido graves fallos de cultura y liderazgo en la Policía Metropolitana”.

“Seguiré exigiendo responsabilidades al comisario para que se lleve a cabo un cambio total en la cultura de la policía”.

Harriet Wistrich, del Centre for Women’s Justice, señaló que las conclusiones de Casey “no tienen precedentes en cuanto a su inquebrantable crítica de una policía corrupta, institucionalmente racista, misógina y homofóbica”.

Comentó que las dos investigaciones gubernamentales realizadas tras el escándalo Couzens deberían adquirir mayores competencias y estar reguladas jurídicamente.

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