Conflicto en Sudán: ¿por qué hay combates y qué está en juego en la región?
Estallan enfrentamientos entre rivales militares de Sudán en Jartum en medio de la lucha por el poder.

Los intensos combates entre el ejército de Sudán y la principal fuerza paramilitar del país han causado la muerte de cientos de personas y han obligado a miles a huir en busca de seguridad, en un momento en que la incipiente guerra civil amenaza con desestabilizar toda la región.

¿Qué se esconde tras los enfrentamientos?

Los combates comenzaron a mediados de abril en medio de una aparente lucha por el poder entre las dos facciones principales del régimen militar.

Las fuerzas armadas sudanesas son mayoritariamente leales al general Abdel Fattah al-Burhan, el gobernante de facto del país, mientras que los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), una agrupación de milicias, siguen al exjefe militar general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti.

La lucha por el poder tiene sus orígenes en los años anteriores al levantamiento de 2019 que derrocó al gobernante dictatorial Omar al-Bashir, que creó unas formidables fuerzas de seguridad que él deliberadamente enfrentó entre sí.

Cuando los esfuerzos de transición hacia un gobierno democrático liderado por civiles fracasaron tras el derrocamiento de Bashir, parecía inevitable que se produjera un enfrentamiento, y los diplomáticos presentes en Jartum advirtieron a principios de 2022 que temían un estallido de violencia de este tipo. En las semanas previas al comienzo de los enfrentamientos, aumentaron aún más las tensiones.

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¿Cómo surgieron las rivalidades militares?

Las RSF fueron fundadas por Bashir con el objetivo de acabar con una rebelión en Darfur que comenzó hace más de 20 años debido a la marginación política y económica de la población local por parte del gobierno central de Sudán. También se conocía a las RSF por el nombre de Janjaweed, que llegó a estar vinculado a atrocidades generalizadas.

En 2013, Bashir convirtió a los Janjaweed en una fuerza paramilitar semiorganizada y les otorgó a sus líderes rangos militares antes de desplegarlos para que acabaran con una rebelión en el sur de Darfur y, posteriormente, para enviar a muchos de ellos a luchar en la guerra de Yemén y, después, en Libia.

Las RSF, dirigidas por Hemedti, y las fuerzas militares regulares comandadas por Burhan cooperaron para derrocar a Bashir en 2019. Posteriormente, las RSF disolvieron una manifestación pacífica que se llevaba a cabo frente al cuartel militar en Jartum, en la que mataron a cientos de personas y violaron a docenas más.

El acuerdo de reparto del poder alcanzado con los civiles que lideraron las protestas contra Bashir, que se suponía debía conducir a una transición hacia un gobierno democrático, quedó interrumpido a causa de un golpe de Estado en octubre de 2021.

El golpe de Estado restableció al ejército en el poder, pero se enfrentó a protestas semanales, un nuevo aislamiento y mayores problemas económicos. Hemedti apoyó el plan de una nueva transición, provocando que emergieran las tensiones con Burhan.

Hemedti posee una enorme riqueza derivada de la exportación de oro procedente de minas ilegales, y comanda a decenas de miles de veteranos endurecidos por las batallas. Desde hace mucho tiempo se siente molesto por su puesto como adjunto oficial en el consejo de gobierno de Sudán.

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Las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido son leales al general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. Foto: Ashraf Shazly/AFP/Getty Images

¿Cuáles son los conflictos?

Una causa principal de tensión desde el levantamiento de 2019 ha sido la demanda civil de supervisar a los militares y la integración de las RSF a las fuerzas armadas regulares.

Los civiles también han pedido que se entreguen las lucrativas participaciones que tiene el ejército en la agricultura, el comercio y otras industrias, una fuente crucial de poder para un ejército que con frecuencia subcontrata a milicias regionales para que lleven a cabo acciones militares.

Otro punto de controversia es la búsqueda de que se haga justicia en relación con las acusaciones de que el ejército y sus aliados cometieron crímenes de guerra en el conflicto de Darfur a partir de 2003. La Corte Penal Internacional pretende juzgar a Bashir y a otros sospechosos sudaneses.

También se pide justicia por los asesinatos de manifestantes prodemocráticos perpetrados en junio de 2019, en los que están involucradas las fuerzas militares. Activistas y grupos civiles están enojados por los retrasos en la investigación oficial. Además, quieren que se haga justicia para al menos 125 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad en las protestas organizadas desde el golpe de Estado de 2021.

¿Qué está en juego en la región?

Sudán se encuentra en una región volátil que limita con el Mar Rojo, la región del Sahel y el Cuerno de África. Su ubicación estratégica y su riqueza agrícola han propiciado los juegos de poder regionales, complicando las posibilidades de éxito de la transición a un gobierno liderado por civiles.

Varios países vecinos de Sudán –entre ellos Etiopía, Chad y Sudán del Sur– se han visto afectados por los conflictos y la agitación política, mientras que la relación de Sudán con Etiopía, en particular, es tensa debido a cuestiones como la disputa por las tierras de cultivo ubicadas en su frontera. Los refugiados sudaneses huyen de los recientes enfrentamientos hacia los países vecinos, y miles de ellos cruzaron la frontera hacia Chad.

También están en juego importantes aspectos geopolíticos, con Rusia, Estados Unidos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otras potencias luchando por ejercer su influencia en Sudán.

Los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos consideran la transición sudanesa como una oportunidad para contrarrestar la influencia islamista en la región. Ellos, junto con Estados Unidos y Gran Bretaña, constituyen la alianza “Quad”, que ha promovido la mediación en Sudán junto con la ONU y la Unión Africana. Las potencias occidentales temen la posibilidad de que se instale una base rusa en el Mar Rojo, algo a lo que los líderes militares sudaneses se han mostrado dispuestos.

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