Richard Florida dice que el voto más poderoso que tenemos es el que ejercemos con los pies
Anónimos Interesantes

Periodista, catalana, emigrada a México hace tres años. Aquí inició su carrera como periodista. Ha trabajado de corresponsal para medios en Estados Unidos, España y Brasil, y medios nacionales. Le apasiona el mundo, entenderlo y explicarlo. Instagram: @annaportella__

Richard Florida dice que el voto más poderoso que tenemos es el que ejercemos con los pies
Richard Florida. Foto: Cortesía.

Cerca de mi casa hay un un coffice que siempre pienso que si un día escribo la serie de mi vida, ese será el equivalente al café de Friends en el siglo XXI pandémico. Ahí siempre nos acabamos encontrando amigos que hartos del trabajo desde casa, sacamos las compus a pasear unas horas al día. 

En un coffice conocí un instructor de yoga que luego me dio la idea para el reportaje que hicimos en el día internacional de esa práctica. Tengo una amiga a quien se le acaba de abrir una puerta laboral gracias a un contacto que hizo en otro de estos cafés. Es tan interesante el fenómeno que me dije: ¿por qué no lo discuto con Richard Florida, uno de los teóricos del urbanismo más reconocidos de Estados Unidos? Él es profesor de la Universidad de Toronto y fundador del Bloomberg CityLab. Así que sí, dicho y hecho. 

PD: Por cierto, estoy escribiendo esta introducción desde mi coffice.

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¿Cómo serán las ciudades postpandémicas?

Si ahora vas a Nueva York o a Londres, verás muchos más sitios para comer al aire libre, más carriles para bicicleta, más vías peatonales, mejores parques. Creo que las ciudades serán más para vivir y socializar. Pero el gran cambio será en los distritos de oficinas, áreas donde la gente se desplazaba desde largas distancias, con su coche o con transporte público. ¡La gente ya no quiere hacer eso! De esos grandes bloques, algunos se mantendrán pero serán más para reuniones y actividades, y otros se convertirán en residencias. 

Pues sí es un cambio.

¡Ya ha sucedido otras veces! Hubo una época en la que toda la producción industrial estaba en las ciudades y luego se robotizaron o se trasladaron a China o a partes de México. Las ciudades se quedaron sin la industria y eso volverá a suceder. Esa gran separación entre la oficina y el hogar terminará. Trabajaremos más desde casa, o más cerca de casa, en espacios de coworking, e iremos a las ciudades por reuniones, como hoy son los viajes de negocios. Mira, antes de la pandemia hice consultoría para WeWork, el espacio de cotrabajo.

Pensaba en esa compañía ahora mismo.

Les dije: ¿por qué construyen más Weworks? Hay una gran oportunidad de encontrarlos en los suburbios, están más cerca de donde vive la gente. Se fueron de la reunión y creo que no les hizo ninguna gracia. Pero ahora mis amigos que trabajan ahí me dicen: “Tu observación dio en el blanco”. Así que las comunidades dormitorio tendrán que ser transformadas para que sean espacios de vida y trabajo, del mismo modo que tendrán que hacerlo las áreas de oficinas.

Si pudieras reunirte con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ¿qué le dirías?

Yo trabajaría en dos frentes: identificar y apoyar a clústeres tecnológicos que hagan de la ciudad una ciudad del conocimiento. Pero, al mismo tiempo, deberían trabajar en solventar la desigualdad económica y racial para crear una ciudad más resiliente y sustentable. La gente lo ve como si fuera la una o la otra, pero no. Esa sería mi estrategia para la Ciudad de México y para el gobierno federal. ¡Y nadie lo está haciendo!, a excepción de Nueva York o San Francisco. 

¿Nadie?

La gente estuvo tan consumida por las implicaciones sanitarias de la pandemia que se abrumaron. Y es normal. Pero deberíamos haber desarrollado planes postpandemia, como cuando hay un huracán o un desastre natural. Sin estas estrategias, las ciudades serán para las personas con más ventajas económicas, más desiguales y segregadas, como sucedió en los años 20. En Nueva York, Greenwich Village explotó, con sus clubes de jazz, su renacimiento cultural, pero fue la era del Great Gatsby, la más desigual de todas hasta ahora. Vamos a tener un replay

¿Qué solución propones?

La mejor manera de abordar la desigualdad es con políticas de redistribución a nivel federal, no local. 

El internet desafía el espacio y tiempo, ¿cómo nos afecta en nuestra vida en sociedad dentro del Estado?

Hace tiempo, el columnista del New York Times Thomas Friedman escribió un libro llamado La Tierra es plana: una breve historia del siglo XXI. Lo decía porque la gente en Ciudad de México, Shanghái, Hanói podían acceder a las mismas oportunidades económicas y así competir los unos con los otros. Yo lo objeté en un ensayo titulado El mundo es puntiagudo, publicado en The Atlantic

A ver, cuéntame.

Mucha de la población, actividad económica, innovación e investigación científica se dan en entre cinco, 10 o 14 áreas metropolitanas, como el corredor Nueva York-Boston-Washington DC. En los picos de esas montañas, sean en la Ciudad de México, Londres o Singapur, todo el mundo se ve igual y conectado, pero abajo en el valle, la vida es terriblemente desigual. Así que el internet creo que acentúa las desigualdades.

¿Qué pensaste del colapso del condominio en Miami?

Ese condominio está entre dos de las zonas más ricas. Por un lado está a dos minutos del nuevo edificio del hotel Four Seasons, Ivanka Trump y Jared Kushner rentan por la zona. A dos minutos, en el otro lado, hay otro edificio lujoso. La gente concluyó que el colapso fue por el cambio climático, pero todas las grandes ciudades en la costa enfrentan estos riesgos. Lo primero que yo pensé fue que el colapso mostró la desigualdad en la sociedad estadounidense.

¿Crees que vivir en la ciudad o en el campo ayuda a entender por qué estamos tan polarizados?

No hay duda de que la división entre el espacio urbano y el rural es de los mayores, si no el mayor, factor en la división política. Pero en Estados Unidos, una de las consecuencias del trabajo remoto es que gente joven deseaba mudarse a zonas rurales, estar con gente diferente. Creo que esa es una señal prometedora. No digo que vayamos a solventar la división, pero sí un buen señal.

A lo largo de tu carrera has dicho que votamos con nuestros pies, ¿cómo lo hacemos?

Uno de los efectos más desconcertantes del covid es que gente de países con muchas restricciones se mudaron a otros más laxos. Digo que es desconcertante porque ¿por qué dejarían lugares relativamente más seguros a países relativamente más peligrosos? Porque la gente con ventaja económica cree que puede gestionar los riesgos mejor que los gobiernos, así que prefieren vivir en sitios donde el gobierno no les diga cómo tienen que vivir su vida.

Yo paso los inviernos en Miami. Nunca fui fan del gobernador (de Florida) Ron DeSantis, no voté por él, pero mis hijos pudieron seguir yendo a la escuela. Ahora, en Toronto, no. Están en casa. Para mí fue importante tener la capacidad de gestionar mi riesgo. 

La gente rica puede decidir quién les gobierna.

Interesante, ¿verdad?

En el lado de los sectores más desfavorecidos, ¿qué es peor: ser pobre en una ciudad o en el campo?

La investigación nos muestra que las oportunidades para la gente son mayores en zonas urbanas, incluso en los suburbios de las ciudades en economías emergentes. Mis abuelos se fueron del sur de Italia, sin educación, campesinos en extrema pobreza, para ir a Estados Unidos para darles a sus hijos mejores oportunidades. Mi padre tenía educación secundaria y trabajó en una fábrica y yo, pues aquí estoy. Si se hubieran quedado en Italia, esto no hubiera pasado.

Así que más allá del derecho básico a la educación, a la salud de calidad, a las oportunidades económicas, está el derecho humano básico a la movilidad económica.

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