‘¿En dónde están los siguientes Tom Cruise?’: Internet cambió el concepto de celebridad
Quién es quién ... una muestra de celebridades en 2021. Compuesto: Guardian

¿Quién es la persona más famosa del mundo? Según Google, entre mil cuarenta millones de respuestas, Dwayne Johnson, La Roca, encabeza la lista. Se trata de un luchador que se convirtió en estrella de cine y cuyo sello de justicia musculosa se aprecia en Jumanji, Moana y Rápidos y Furiosos. Si esto no parece totalmente imposible, parece raro. ¿Por qué sucede esto? Pregunta New Idea, un sitio australiano. ¿Por qué lo acompaña una foto de Michael Jackson? Cuando lo piensas por un segundo, todo queda muy claro. Caótico, con un extraño origen, totalmente equivocado en partes pero de alguna manera con cierto sentido, esta, como cualquier otra, es una buena reflexión de lo que es la fama moderna.

Vivimos en una época saturada de fama y lo sabemos desde hace tiempo. Lo que sorprende ahora es que hay demasiadas estrellas, o “estrellas” que hacen que el universo de las celebridades ya no parezca un manto oscuro en el firmamento lleno de miles de otros puntos similares de luz. Los actores, los influencers, los youtubers, los presidentes, los primeros ministros, como dijo Andy Warhol, todavía tienen sus 15 minutos de fama, o 15 segundos en Tik Tok. En ocasiones parece que estas celebridades operan en galaxias separadas. A principios de año, uno de los rumores más extraños fue el de Kanye West, que confinado en Wyoming, había engañado a Kim Kardashian con Jeffree Star, acusación que Star ha negado firmemente. Para muchos, la primera reacción pudo ser: Kanye, OK, pero ¿Quién diablos es Jeffree Star?

También lee: ‘No skinny jeans’: Los Gen Z lanzan ataque en TikTok a esa moda ‘millennial’

La respuesta es menos trivial de lo que piensas. Star, para los no iniciados, es un oráculo de YouTube, artista del maquillaje, andrógino, que presume 16.7 millones de seguidores en su canal y 14 millones de seguidores en Instagram. El que no conocieras a Star podría o no ser un indicador de tu edad, sexualidad, inclinación política, o de que te encanta el maquillaje, como sucede con el popular YouTuber James Charles. Vivimos en un mundo en el que alguien puede tener casi 17 millones de suscriptores en YouTube pero mucha gente no lo conoce.

Lo mismo sucede cuando descubres la canción de Olivia Rodrigo, Drivers License, que está en el primer lugar en las listas de EU, y que acumuló 100 millones de streams en ocho días, un récord. Rodrigo puede ser la estrella de un programa de Disney +, el extrañamente llamado High School Musical: The Musical: The Series, pero no había manera de verla venir. Cómo crítico de musica Spencer Kornhaber escribió en The Atlantic, “Transmite para una audiencia de adolescentes atomizados y consumistas de medios en sus recámaras, Rodrigo tiene el tipo de fama que permanece invisible para una buena parte de la población, hasta que algo como Drivers License surge y aparece en todas partes”.

¿Qué quiere decir todo esto? Bueno, en principio, pues sí: probablemente te estás haciendo viejo. Pero, en segundo lugar, en otro tiempo se asumía que una celebridad era tan universalmente conocida que nos unía, pero en la actualidad esa suposición puede sonar ingenua. La razón principal de esta fragmentación es evidente; las redes sociales. Chris Rojek, profesor en City University, quien ha escrito ampliamente sobre el tema, retoma un artículo famoso del sociólogo Leo Lowenthal, quien en 1944 realizó un estudio sobre cómo se atribuía la fama. A finales del siglo XIX, eran los científicos, los escritores y los políticos los que recibían más espacio en los medios. Para la década de los 20, los deportistas y los escritores del cine mudo los reemplazaron. “La razón principal era la radio y el cine… la tecnología cambió el punto focal de la gente”, dijo.

Cien años después, los enormes avances tecnológicos del siglo XXI cambiaron de nuevo el punto focal de la gente, el cual se dispersó ahora entre cientos y miles de caras diferentes por medio de canales muy individualizados. “Nos movimos de un tipo de sistema de Hollywood, en donde las estrellas las creaban los magnates y los expertos en relaciones públicas, y ahora lo hace uno mismo y la gente que nos rodea crea sitios y construye seguidores”, dice Rojek.

Sin embargo, esto no es nada nuevo. Lo que se aceleró el año pasado fue nuestro consumo en línea. Ya que la mayor parte de los centros de cultura y galerías están cerradas, nuestra atención se mantiene en las redes sociales y en los servicios de streaming. En el artículo de New Idea, por ejemplo, el apartado de la Roca explica que su fama se debe a su actuación, aunque al final agrega, casi de manera inocua que “su Instagram está lleno de videos de entrenamiento, consejos de dieta y publicaciones simpáticas que lo mantienen conectado con admiradores de todas las edades”. No se trata de una linda lista de hobbies: se trata del pan y la mantequilla de la fama hoy en día.

Te puede interesar: La modelo que hizo que Instagram se disculpara: la mejor foto de Alexandra Cameron

En ningún lugar se ve más esto que en Tik Tok. De hecho, en cierta forma, Instagram es ahora la plataforma conservadora del establishment. Ahora llegó la app de minivideos que subraya que la fama se puede desarrollar en universos paralelos. El caso más famoso de crossover es el de Charli D’Amelio, quien con la ayuda de su hermana Dixie, reunió 108 millones de followers. Tik Tok es ahora el escenario que nadie puede ignorar. SZA terminó por hacer una cuenta el mes pasado cuando una de sus canciones no publicadas se volvió viral en una semana. “Todavía no se cómo manejar esto pero aguanten conmigo”, escribió, posiblemente a sabiendas de que a los 30 años ya no forma parte de la demografía del sitio.

Los otros ganadores han sido los streamers que buscan la atención que normalmente damos a los éxitos de taquilla. “Los programas realmente buenos son el camino que siguen para alcanzar la fama”, dice Ivana Giachino, una agente de talentos que facilita sociedades de marca entre celebridades y marcas como Cartier, Omega y Dom Perignon. De esta forma, ella se encuentra en un buen lugar para saber cuánto vale la fama, en pesos y en centavos. Cuando llega el comento de medirla, ella dice: “Todavía es una mezcla… pero básicamente, creo que tiene que ver con los seguidores de las redes sociales”. Básicamente, mantenerse en línea. No sólo se trata de tener seguidores, aunque eso ayuda. En la actualidad Cristiano Ronaldo, Ariana Grande y la Roca se mantienen en la cima de Instagram. Se trata de las interacciones que se consiguen.

Una buena pregunta es si todo esto llevará a la fama de antaño al olvido. Hollywood, por ejemplo, fue sacudido por una crisis que removió su maquinaria. Cuando Tom Cruise hizo un berrinche en el set de Misión Imposible en diciembre pasado y regañó a su equipo por no ser estrictos y mantener la sana distancia, en realidad estaba furioso porque quiere salvar el cine. Después de todo, el cine fue el sistema que lo creó. “Tom Cruise tiene casi 60 años”, dice Rojek. “¿En dónde están los próximos Cruise?” Rojek no cree que vuelva a haber “estrellas generacionales” que crucen fronteras  tan fácilmente como antes. Giachino, sin embargo, dice que Hollywood todavía tiene fuerza y sugiere que Timothée Chalamet podría ser el siguiente Cruise. “Es un gran actor, pero también es cool”.

Sin embargo queda la idea de que Chalamet tendrá que hacer más películas para llegar a ese nivel. Puede publicar en Instagram, pero sólo tiene 11.7 millones de seguidores y muchos de los de su generación prefieren Tik Tok. Tal vez está a la espera de una nueva plataforma, o tal vez es inocente y piensa que puede esperar. Lo que es cierto es que cada vez menos estrellas nuevas pueden unir generaciones, y eso nos remite a nuestra pregunta original: ¿Quién es la persona más famosa del mundo? “Yo sé quién quería serlo”, se arriesga Rojek. “Trump”.

Sería muy lindo escribir un artículo sobre la fama en 2021 y no hablar de Donald Trump, pero sería ingenuo. Trump está en tercer lugar del ranking de New Idea, después de La Roca y de Will Smith, delante de Michael Jackson y Drake. Dominó el arte de la celebridad contemporánea, y su fama es híbrida, acumulada por las décadas de monopolio en todas las plataformas. Al principio era un ogro que acechaba las páginas de Vanity Fair, y después entró a los reality shows de la televisión, y después a Twitter, y después, como sabemos, a la Casa Blanca.

No te pierdas: TikTok investiga videos que promueven el no comer y la anorexia

Todavía hay esperanzas. Para muchos, la celebridad por definición del año pasado es Marcus Rashford, quien utilizó su fama para presionar al gobierno, y para obtener unos buenos contratos con Nike y Burberry. Rihanna es otro ejemplo de alguien que se adaptó sin costuras a este siglo, pasó de ser ícono pop a magnate de productos de belleza. Ella nos recuerda que te puedes volver famoso con algo anticuado, pero siempre tiene que ser la base de lanzamiento para la diversificación. Corte. Ahora publica tweets sobre las protestas de granjeros en la India. Ese tipo de intervenciones nos recuerdan que para ser estrella en estos tiempos, el engagement, no sólo de los admiradores sino también de las estrellas, es la clave. Las marcas y las audiencias quieren más caras “auténticas” que “defiendan una causa”, explica Giachino. “El Covid aumentó esto. Ya sea cambio climático, Black Lives Matter, salud mental… el mundo ha cambiado”. Lo más importante, señala, es identificar lo que es importante. “Tenemos que ser capaces de relacionarnos con algo, ya sea que tengamos 40, 60 o 19”.

Y visto desde este ángulo… ¿es mala la dispersión de la fama? Si crees en las políticas de la diversidad, entonces seguramente una diversidad de estrellas también son bienvenidas… una galaxia para recibir a Kim, Kanye y Jeffree Stars, según tu raza, sexualidad o género. Tal vez algo preocupa aquí, y es que la celebridad nos une menos ahora que antes, lo cual para muchos es desconcertante. Lo más preocupante es que, frente a esta variada selección de fama, nunca estemos satisfechos. Incluso si encuentras a la celebridad hecha a tu medida, pronto aparecerá otra que parezca más apetitosa.

“La situación lógica en las leyes de la oferta y la demanda es que cuando tienes un exceso de oferta, muchas celebridades, la demanda bajará”, dice Rojek. “Pero la diferencia es que las tecnologías están creadas de tal forma que la novedad crece con ellas”. Así como con frecuencia limpiamos buscando nuevos contenidos, también limpiamos a nuestras celebridades. Preocuparse por las nuevas caras famosas es un poco infantil, lo importante son las plataformas. Por ejemplo: ¿qué cuenta de instagram tiene más followers? Es Instagram, con 387 millones. Eso no nos da mucha tranquilidad. Casi le dan ganas a uno de quedarse con la certidumbre de La Roca.

Síguenos en

Google News
Flipboard
La-Lista Síguenos en nuestras redes sociales