Garry Kasparov: ¿Por qué ser un mártir? Puedo hacer mucho más fuera de Rusia
Garry Kasparov: "Putin quiere asegurarse que nadie siga las reglas del juego a menos que sean las que él quiere’. Foto: Maarten de Groot/Kasparovchess.com

“No he detenido mi lucha contra el régimen”, dice Garry Kasparov, sus palabras resuenan con rebeldía y una furia silenciosa. “No me voy a callar. Putin no es sólo un imperialista ruso. Tiene intereses mucho más grandes. Es una amenaza existencial para el mundo libre”.

Hubiera sido fácil para el mejor jugador de ajedrez en la historia quedarse callado tras huir de Rusia en 2013, entre los ataques contra las figuras de oposición. Kasparov, después de todo, es un empresario exitoso, un experto en inteligencia artificial y ciberseguridad, y acaba de lanzar un nuevo sitio web, Kasparovchess.com. Pero ese no es su estilo. Ni ahora ni nunca.

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“En occidente hay un gran autoengaño, multiplicado por los intereses de las empresas y la apatía, sobre las verdaderas intenciones de Putin”, advierte. “Nadie quiere confrontación. Pero las personas tienen que reconocer que Rusia es una dictadura fascista, que no tiene restricciones en cuanto a la destrucción de los oponentes políticos, dentro o fuera, de Rusia”.

Kasparov ha experimentado el costo de oponerse a Putin. Fue encarcelado en 2007 durante cinco días, y después la policía lo golpeó hasta lesionarlo, durante una protesta pacífica en 2012. Esos días en la política rusa, dice, lo hicieron extrañar el ajedrez, donde por lo menos las reglas eran claras.

¿Algún día volverá? “Boris Nemtsov volvió”, responde. “Alexei Navalny volvió. ¿Cuál es el punto de convertirse en un mártir? Puedo hacer mucho más si me quedo aquí”. Las cosas están tan mal en Rusia, dice Kasparov, que no está seguro si preferiría vivir bajo el mando de Putin o bajo el comunismo soviético de entre 1970 y 80.

“Esa es una pregunta difícil. Hace veinte años, hubiera dicho que las cosas definitivamente estaban mejor. Incluso hace diez años no lo hubiera dudado. Pero hoy no lo sé. Depende del punto de vista. Pero el hecho es que tengo que vivir fuera de Rusia. Y el régimen es más agresivo y más peligroso que el politburó soviético. Pero al mismo tiempo hay oportunidades, porque los jóvenes saben cómo es distinta la vida fuera de Rusia”.

La respuesta de occidente a Putin, dice Kasparov, debe comenzar con el reconocimiento de la amenaza, y después debe levantarse contra el régimen con la imposición de sanciones más graves a los oligarcas que lo apoyan. “El interés de Putin, si hablamos con una analogía del ajedrez, es asegurarse de que el juego no siga ninguna regla, a menos que él las elija. Quiere arruinar el mundo que fue construido después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo basado en el compromiso, el consenso y el respeto por los tratados. La comunidad internacional tiene que lidiar con eso”.

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Kasparov también se prepara para la batalla en un segundo frente, mientras intenta capitalizar con el extraordinario crecimiento del ajedrez en el último año con el lanzamiento de Kasparovchess.com. Tiene la promesa de ofrecer lecciones de los mejores jugadores del mundo, diseñadas para todos los niveles de habilidad, una comunidad fuerte, y la oportunidad de jugar contra Kasparov.

El sitio es respaldado por la multinacional francesa Vivendi, pero Kasparov sabe que la competencia será intensa. El sitio de ajedrez más grande del mundo, Chess.com, tiene más de 30 millones de miembros, mientras que Play Magnus Group, propiedad del campeón mundial Magnus Carlsen, atrajo 55 millones de dólares en inversiones cuando ingresó al mercado bursátil de Noruega el año pasado.

“Magnus tiene el campeonato mundial y los recursos, y eso le da una ventaja tremenda. Sin embargo, cuando se trata de contenido, creo que seremos superiores. Ofreceremos mucho más por un precio mucho menor. Y aunque ya no soy una potencia formidable del ajedrez, sé cómo promover y vender el juego, y hacer que la gente se emocione”.

Aunque son rivales comerciales, es obvio que Kasparov tiene un respeto enorme por Carlsen, quien ha sido el número uno del mundo desde 2011, y campeón mundial desde 2013. Ambos trabajaron juntos, durante poco tiempo, cuando el noruego era adolescente y Kasparov sigue sus partidas de cerca hasta la fecha.

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“Magnus todavía es un apasionado del juego. Y tiene la motivación, igual que Bobby Fischer, de ganar y luchar, pero también la habilidad de usar todos los recursos como Anatoly Karpov. Es una combinación letal”.

Kasparov prefiere no entrar en la discusión del mejor de todos los tiempos. “Siempre hay un elemento de subjetividad”, dice. “Es como discutir quién es el mejor futbolista: ¿Pelé, Maradona o Messi? Pero claramente Magnus ha tenido una carrera fenomenal. Más aún, ayudó a popularizar el ajedrez”.

Pero aún tiene advertencias para el campeón reinante. “Magnus sigue siendo el mejor jugador, y dudo mucho que pierda el encuentro del campeonato mundial (contra el ruso Ian Nepomniachtichi) más tarde este año. Pero dentro de dos años, ¿quién sabe? Alireza Firouzja apenas tiene 17 años y está creciendo, y Carlsen ya tiene 30 años. Durante el último año, especialmente en rapid y blitz, cometió errores”.

Mientras habla muestra señales del viejo Kasparov: alguien que veía a sus rivales con mirada de pitbull mientras hacía cálculos imposibles con muchas movidas de anticipación, mitad Mike Tyson y mitad Stephen Hawking. Eso, insiste, no era una estrategia deliberada para intimidar a sus rivales.

“Todo lo que hacía frente al tablero era natural”, dice. “En la cumbre de mi carrera, viví todas las partidas. No era solo un juego. Era cuestión de vida o muerte. Estaba tan motivado y dedicado. Perder me causaba mucho dolor, era casi físico, y mientras estábamos frente al tablero, veía a mi oponente como apenas algo más que eso. Eran una fuerza enemiga que debía destruir”.

En los círculos ajedrecistas se le conocía como “El Jefe”, y todavía era de los mejores cuando se retiró en 2005. Su condición física y su preparación legendaria le ayudaron, admite, además de la sed de victoria. “Hay muchos grandes atletas y deportistas en la historia que desarrollaron la misma actitud”, dice. “Lo que probablemente yo hice mejor que otros es que jamás se me acabó el combustible. Seguía tan motivado al final de mi carrera para jugar todas las partidas o aceptar los desafíos como lo estaba en la década de los 80”.

Incluso ahora, el ajedrez se mantiene como una parte importante de su vida, y habla con orgullo de su trabajo reciente como consultor de la serie de Netflix, The Queen’s Gambit. No sólo eligió las partidas, sino también trabajó duro para asegurarse que se vieran tan auténticas como fuera posible, desde la manera en que los jugadores tocaban las piezas hasta dejar claro que el campeón mundial, Vasily Borgov, era perseguido por agentes de la KGB.

Kasparov cree que la serie no sólo impulsó el boom del ajedrez en línea, sino también que ayudó a rehabilitar el juego entre la población en general. “Durante un largo tiempo, el ajedrez se consideraba no sólo un vínculo del intelecto y la creatividad, sino también una potencial amenaza para tu estabilidad mental”, dice. “Las historias están ahí, desde Paul Morphy hasta Fischer, entonces no puedes negar que se creó una especie de barrera psicológica.

“Yo creo que The Queen’s Gambit prácticamente liberó al ajedrez de estos miedos, especialmente entre los padres. Porque, contrario a lo que las personas pensaban sobre el juego, no la derrumbó, y de hecho la impulsó. Le ayudó a lidiar con sus propios fantasmas, y con sus problemas psicológicos”.

La pasión de Kasparov por el “juego real” permanece con toda su intensidad, más de 50 años después de que tomó una pieza de ajedrez por primera vez, y parece que lo correcto es preguntar si en alguna ocasión sintió desdén. “Jamás”. “Y mientras mis negocios sigan creciendo, me verás muy seguido en el nuevo sitio. El ajedrez es oxígeno para mí”.

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