‘Es una cacería de brujas’. Fiscalía de la CDMX investiga a manifestantes por ser ‘anarquistas-feministas’
Uno de los movimientos más incómodos para los gobiernos en México en los últimos dos años ha sido el feminista. La fiscalía de la CDMX investiga al menos a 12 jóvenes que han participado en manifestaciones .
El 8 de marzo de 2021, Linda*, una joven feminista de unos 27 años y acompañante de víctimas de violencia de género, no pudo salir de su casa para marchar por el Día Internacional de la Mujer. Afuera, una patrulla de la Policía de la Ciudad de México se estacionó desde la madrugada y no se movió en todo el día. Linda tenía miedo de ser arrestada si salía de su domicilio.
Desde noviembre de 2020, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) la investiga por supuestamente ser feminista anarquista, liderar un “Bloque Negro”, lesionar a policías y robar un negocio con violencia durante la manifestación del 8 de marzo de 2020. Linda no es la única acusada.
“Para mí es una cacería de brujas, una persecución política para decir que las feministas somos criminales y criminalizar al movimiento, nos señalan de cometer delitos para decir que quien va a las marchas son criminales. Intimidan a mujeres diciendo que si sales a marchar te pueden abrir una carpeta”, dijo Linda en entrevista con La-Lista.
Un día antes, previo a la manifestación por el Día Internacional de la Mujer, la policía de investigación cateó un domicilio, donde se encontraba otra de las mujeres investigadas en la carpeta de investigación. La Fiscalía difundió que no hubo personas detenidas, pero aseguró nueve bombas molotov, cinco puntas, cinco marros, seis petardos y “vegetal verde con características propias de la marihuana con un peso aproximado de 18 kilogramos”, y dio por sentado que eran materiales que usarían manifestantes en la marcha del Día Internacional de la Mujer.
Los objetos asegurados fueron tomados como indicios para una carpeta de investigación por posibles delitos de portación, fabricación o importación de “objetos aptos para agredir”, según la FGJCDMX.
No era la primera vez que elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) rondaban su cuadra en una patrulla, pero la madrugada del 8 de marzo de 2021 se estacionaron frente a su casa y no se movieron.
“Estuvieron toda la noche ahí parados afuera de mi casa como amenazantes. No me hablaron pero estuvo ahí la patrulla toda la noche, eso es intimidar para que ya no salgas a marchar y constantemente pasa la patrulla enfrente de mi casa”, contó Linda.
Linda tomó su teléfono y le avisó a la madre de una víctima de feminicidio, a la que acompañaba, que no podía salir de su casa. Ese día, Linda no salió a marchar, ni acompañó a las víctimas, una práctica de apoyo que llevan a cabo activistas y defensores de derechos humanos.
Investigadas por ser ‘anarquistas-feministas’
Desde hace más de un año, la FGJCDMX investiga al menos a 12 personas, en su mayoría mujeres, por supuestamente formar parte de grupos a los que llama “anarquistas-feministas” que describe así:
“La Policía de Investigación, y en fecha 08 de marzo de 2020, mediante labores de investigación de la noticia criminal, se identificaron grupos anarquistas-feministas, dichos grupos tienen como objetivo denunciar el acoso sexual en contra del género femenino, tiene la ideología política del anarquismo y convocan a gente e incitan a las mismas a realizar actos vandálicos, que tienen como objetivó (sic) dañar instalaciones, así como saquear tiendas departamentales y diversos comercios”, dice la carpeta de investigación.
La Fiscalía acusa a estas jóvenes por los delitos de lesiones por golpes, daño a la propiedad doloso, robo calificado y robo a negocio con violencia supuestamente realizados en marchas contra la violencia de género, que de acuerdo con el Código Penal local podrían alcanzar de tres a 10 años de prisión, de llegarse a comprobar su responsabilidad ante un juez.
Esta no es la única investigación abierta contra manifestantes en la Ciudad de México. Tan sólo en la alcaldía Cuauhtémoc se tienen 41 carpetas de investigación abiertas “por hechos con apariencia de delito acontecidos en marchas”, de las cuales 32 son del 2020 y nueve corresponden a 2021.
La-Lista tuvo acceso a la carpeta de investigación CI-FICUH/CUH-2/UI-35/D/3022/11-2020, abierta en noviembre de 2020, en donde se acusa a Linda y 11 personas más por delitos supuestamente cometidos en protestas del 8 de marzo y 8 de junio de ese año. Como supuestas pruebas hay fotografías de las jóvenes protestando o caminando y solo en dos casos se ve a dos mujeres cerca de tiendas saqueadas.
El 24 de noviembre de 2020, un día antes del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recibieron el primer citatorio y la investigación se ha prolongado por más de un año. Han sido citadas en varios momentos y el más reciente fue el 2 de febrero pasado. De acuerdo con tres de las acusadas, han tenido comparecencias en fechas cercanas a marchas feministas.
La carpeta de investigación tiene más de un año abierta y aunque no existe un plazo definido para que se cierre o archive, sí hay un plazo razonable para que fiscalías y ministerios públicos decidan el ejercicio de la acción penal o el cierre de la investigación y no retrasen el acceso a la justicia, de acuerdo con la sentencia de jueces federales y tribunales colegiados.
La-Lista habló con tres de las jóvenes acusadas quienes no se identifican con la rama de “feministas-anarquistas” como apunta la investigación.
A Linda la señalan como una de las líderes de un grupo llamado Bloque Negro, pero ella asegura que en todo momento solo ha marchado junto a víctimas de violencia. Ella relata que se involucró en el activismo luego de ser testigo del robo de una niña y de que una de sus tías fue víctima de feminicidio cuando estaba embarazada.
“No hay líderes en el feminismo y de las compañeras que son del Bloque, tampoco hay líder. A mí me acusan de ser líder del bloque cuando ni siquiera… Soy acompañanta de víctimas y no pertenezco al Bloque Negro. No me encapucho y ellos lo saben”, explicó Linda.
Dentro de la carpeta, su fotografía muestra que en la marcha del 8 de junio ella estuvo arriba del templete, ubicado en la Antimonumenta, una estructura del símbolo feminista frente al Palacio de Bellas Artes, instalada un año antes en la marcha del 8 de marzo de 2019.
“Soy feminista radical pero sigo cuestionándome y deconstruyéndome. Las que tenemos carpetas estamos revueltas: hay radicales, las que no son radicales, hay trans; estamos todas revueltas pero nos acusan de feministas anarquistas”, aseguró Linda.
Brenda*, una joven de no más de 25 años, está acusada junto a Linda, pero asegura que no se conocen. La Fiscalía la describe en la carpeta de investigación como integrante del Bloque Negro y la ubica con una fotografía supuestamente en la manifestación del 8 de junio de 2020. Pero como ocurre en otros casos, asegura que su fotografía es de otra marcha y una fecha distinta.
Ella trabaja y reconoce que suele asistir a las protestas feministas portando carteles, pañuelo verde o morado y acompañada de amigas, como muchas de las manifestantes que en cada marcha caminan del Monumento a la Revolución al Zócalo. Pero niega cualquier relación con algún grupo en particular.
Ale, de 22 años, es otra joven de las 12 acusadas en la carpeta de investigación a la que se tuvo acceso. Ella se inició a los 16 años en el feminismo radical, una rama del movimiento feminista de los años 60. Ha estado presente en las marchas feministas en el Estado de México, así como en la toma de diferentes inmuebles como forma de protesta contra la violencia hacia las mujeres.
Relata que cuando no estaba trabajando como mesera o ilustradora, se quedaba en la Okupa, las oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en República de Cuba, en el Centro Histórico, que permanecen tomadas por madres de víctimas de violencia de género desde el 4 de septiembre de 2020.
Ale fue parte del grupo Bloque Negro que cuidaba el inmueble, asistía a las marchas feministas encapuchada y con goggles negros para acompañar a las madres y víctimas que llegaban de otros estados de la República como las Madres Buscadoras de Sonora.
Ella explica que su forma de protesta es accionaria. Repliega a hombres que intentan meterse a los contingentes de mujeres y, si es necesario, se enfrenta a los granaderos o mujeres policías que las encapsulan. Platica que tiene lesiones en las costillas y los nudillos, pero que no es nada grave.
Una investigación que inició con una publicación en Facebook
La investigación, a la que tuvo acceso La-Lista, inició con un perfil de Facebook con el nombre de “Ana Pérez”, donde la usuaria dice que fue invitada a la marcha del 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por parte de grupos feministas y nombra a las 12 personas investigadas.
“Me dijeron que se iba a poner bueno, ya que tienen preparadas bombas molotov, petardos, martillos, barras, tubos todas son muy violentas, me dijeron que quiere que pertenezca al grupo negro, porque están formando varios grupos y necesitan alguien que las apoye”, decía la publicación de la que se tiene captura de pantalla. El perfil de Facebook ya no existe.
A raíz de esto, dos policías de investigación ─Lucero Jacqueline Ávila Zamora y Verónica Jazmín Ruiz Rodríguez─ pusieron una denuncia que derivó en dicha carpeta contra las 12 jóvenes que se nombran.
“Ana Pérez refirió que está cansada de los beneficios que tienen ciertas personas por el hecho de ser líderes, señalando que el día 25 de noviembre del presente año se llevará a cabo una marcha donde pretenden realizar disturbios y robo a negocios”, dice la declaración de las denunciantes y señalan el 8 de marzo y 8 de junio de 2020 como las fechas en las que sucedieron los delitos.
El 8 de junio de 2020 se realizó una manifestación en la Ciudad de México en apoyo a Melanie, una joven que días antes fue golpeada por policías durante las protestas contra el abuso policial en los asesinatos de George Floyd y Giovanni López. En esa manifestación se registraron saqueos y destrozos en las inmediaciones del Zócalo, como en una tienda Adidas y un Oxxo en el Centro Histórico.
La estigmatización del movimiento
Ana Velázquez, abogada feminista, explica que pertenecer a un grupo, ya sea feminista o anarquista, no constituye un delito, por lo que las autoridades deben “cuadrar” las investigaciones por delitos que sí estén contemplados en el Código Penal.
“Tratan de hacer esta vinculación de movimientos feministas con cosas negativas, como Bloque Negro o anarquismo para que, si llegara a presentar a judicialización, mediáticamente tengan ese respaldo. Más allá de un tema penal, es un uso selectivo del derecho penal para la represión de la manifestación”, explicó Velázquez.
Actos como rayar paredes, monumentos o romper cristales, lanzar harina o brillantina a policías no son motivo de uso de la fuerza porque no ponen en riesgo la integridad de las personas, advierte Amnistía Internacional.
En el informe La Era de las Mujeres, que analiza el uso de la fuerza policial y la violencia en marchas feministas de 2020, señala que “las autoridades no pueden estigmatizar como violentas las acciones de las manifestantes como pintar consignas, intervenir monumentos o romper cristales, pues estas expresiones están protegidas por el derecho de libertad a la reunión pacífica y por la libertad de expresión”, indica el documento.
Las marchas feministas y el uso de la fuerza
El movimiento feminista cobró más presencia en gran parte del país a partir de abril de 2019 con el estallido del #MeToo en redes sociales. Las mujeres nombraron a sus agresores y contaron sus historias en espacios privados y públicos. Cuatro meses después, el movimiento feminista salió a las calles con lemas como: “No me cuida la policía, me cuidan mis amigas”.
La noticia de una adolescente violada presuntamente por policías detonó una protesta el 12 de agosto de 2019, desde la sede de la SSC. Ese día ocurrió una acción distintiva del feminismo cuando una de las manifestantes le arrojó brillantina violeta a Jesús Orta, titular de la Secretaría y le dejó la cabeza y la cara cubiertas.
La protesta no paró ahí, las manifestantes, en su mayoría mujeres jóvenes, caminaron hasta la Procuraduría local, donde algunas rompieron la puerta principal de cristal e hicieron pintas.
Horas más tarde, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, calificó la protesta como una “provocación”. Su comentario contribuyó a la convocatoria de una segunda marcha el 16 de agosto.
Ese día la estación del Metrobús Insurgentes quedó destrozada, una estación de policía fue incendiada, patrullas fueron el blanco de golpes con palos y pintas con grafitis y la base del Ángel de la Independencia terminó con pintas de color morado y verde, cubierta con fotografías de víctimas de violencia de género. El saldo fue de 17 lesionados: 14 de ellos policías, un bombero y dos reporteros, uno de ellos golpeado por un hombre.
La marcha del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo del 2020, fue una de las más grandes en México. Unas 80 mil personas recorrieron las principales calles del centro de la capital, del Monumento a la Revolución al Zócalo.
El feminicidio es de los delitos que han ido en aumento en los últimos tres años al pasar de 973 casos en 2019 a mil 4 en 2021. Casos de niñas violadas, mujeres asesinadas por sus parejas y aquellas que han enfrentado ataques con ácido han desbordado en protestas en las principales ciudades del país.
El 2020 estuvo lleno de protestas feministas, pero también fue el año que más violencia contra las manifestantes registró. Amnistía Internacional documentó abuso policial contra manifestantes, en cinco protestas en el país: en León, Guanajuato; Culiacán, Sinaloa; Ecatepec, Estado de México; Ciudad de México y Benito Juárez, Quintana Roo.
En la movilización proaborto del 28 de septiembre, dos meses antes de que llegaran los primeros citatorios, la Policía capitalina empleó tácticas como el encapsulamiento de personas con escudos para impedirles el paso.
Linda estuvo ahí, en las calles Juárez y Balderas. Ni siquiera pudo llegar al Zócalo pues policías, en su mayoría hombres, formaron una barrera.
“Sabía que me iban a golpear, ya me habían golpeado antes, pero igual a todas nos alcanzó el gas, hasta las señoras mayores de 60 años que llevaban un cartel”, contó Linda.
Las mujeres policías también han sufrido ataques durante marchas feministas, como en la del 8 de marzo de 2021, en la que se prendió fuego con aerosoles a policías del grupo Ateneas de la SSC y se reportaron grupos infiltrados y hombres dentro de la manifestación.
Entre enero de 2019 y febrero de 2022, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México ha registrado cinco expedientes en la Cuarta Visitaduría General por violaciones a derechos humanos en el contexto de la protesta feminista, de acuerdo a la información solicitada.
El movimiento que ha incomodado a AMLO
Las protestas feministas han sido incómodas, por decir lo menos, no solo para el gobierno de la ciudad, sino para el del presidente, Andrés Manuel López Obrador, en un contexto de violencia de género con altos índices de feminicidios y violencia sexual, la gran mayoría sin castigo.
En septiembre de 2021, tras la protesta feminista a favor del aborto, el presidente aseguró que la violencia en protestas feministas era un fenómeno nuevo que comenzó al inicio de su mandato y calificó a los grupos protestantes como “conservadores”.
“En el caso del movimiento de las mujeres pues para mí es Josefa Ortiz de Domínguez y es Leona Vicario, Carmen Serdán, doña Rosario Ibarra de Piedra. ¿Cómo encapuchados o encapuchadas?”, dijo en la conferencia del 29 de septiembre. Ese día cuestionó qué hay detrás de las manifestaciones feministas y del movimiento.
Ale se entusiasma cada vez que habla sobre feminismo. Asegura que luchar contra la violencia machista y apoyar a las víctimas es la mejor experiencia que ha vivido, pero desde que le llegó el primer citatorio de la FGJCDMX comenzó a alejarse del movimiento.
“El primero que me llegó fue un viernes. Me marca mi mamá llorando y me dice: ‘Oye, te vinieron a buscar los policías de la Ciudad de México’. Yo estaba pálida y me dijo: ‘Te vinieron a dejar un citatorio’. Les dije a mis amigos y me fui a mi casa”, dijo Ale.
Dentro de las pruebas para acusarla, se señala el hecho de que ella hizo el logo de la colectiva feminista de denuncia Anarco Violentas. “Decía: ‘Hizo el logo de la colectiva Anarco Violentas’ y la foto del logo y no sé qué tiene de malo eso”, se pregunta Ale
*Algunos nombres fueron cambiados para resguardar la identidad de las fuentes.