¿El movimiento feminista se apagó ? Esto dicen colectivas

El presidente Andrés Manuel López Obrador las llamó “opositoras” y “conservadoras” con un solo propósito: “afectarnos a nosotros”. Se refería a las colectivas feministas que, casi desde el inicio de su sexenio, salieron a las calles a exigir un alto a la violencia contra las mujeres. 

El movimiento feminista en México cobró fuerza en las calles en 2019, cuando los gobierno de López Obrador –a nivel federal– y de Claudia Sheinbaum –en la Ciudad de México– recién comenzaban con la promesa de garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. 

Sin embargo, la denuncia de una presunta violación a una estudiante provocó marchas multitudinarias, llenando las calles de glitter rosa, humo morado y pancartas con las leyendas: “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas” y “México feminicida”, entre otras. 

Pero fue hasta 2020 cuando el mandatario federal se enfrentó por primera vez a la furia feminista. Un grupo de mujeres encapuchadas pintó y prendió fuego a las puertas de Palacio Nacional como acto de protesta por el feminicidio de la joven Ingrid Escamilla, cometido el 9 de febrero de ese año en la Ciudad de México, así como por los más de 10 asesinatos de mujeres que se registran a diario en el país, según estimaciones de la ONU.

“Pido a las feministas, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, las paredes, que estamos trabajando para que no haya feminicidios”, dijo entonces López Obrador. Después, las protestas continuaron y el presidente insinuó que en México se estaba gestando un movimiento feminista conservador, cuya única finalidad era afectar a su gobierno. 

“Hay que ver qué es lo que está detrás, porque hace unos dos años, cuando empezó el movimiento feminista muchas mujeres participaron, pero se empezaron a dar cuenta de que se habían convertido en feministas conservadoras sólo para afectarnos a nosotros, sólo con ese propósito”, dijo en aquel entonces. 

Para Mäissa Hubert, subdirectora de la organización civil Equis Justicia para las Mujeres, este discursó del presidente López Obrador provocó una polarización social que puso en duda las verdaderas demandas de los movimientos feministas. 

“Existió una polarización del discurso, al menos en la primera mitad del sexenio, en la que parecería que las feministas fuimos consideradas como un movimiento de oposición en contra del presidente (Andrés Manuel López Obrador), cuando siempre hemos sido muchas organizaciones abiertas y construyendo de la mano mano con varias instituciones”, señala en entrevista para La-Lista.

La activista considera que las palabras con las que el gobierno comenzó a referirse a las colectivas de mujeres cerró la posibilidad de diálogo y, peor aún, ocasionó la reducción de varios programas públicos y presupuestos a organizaciones de la sociedad civil que se dedican al acompañamiento de mujeres e infancias en situaciones de violencia. 

En ese periodo, la toma del espacio público como acto de protesta le valió a varias participantes feministas ser agredidas, perseguidas, criminalizadas e investigadas por las autoridades, desde policías hasta el Ejército. 

Tan solo en la Ciudad de México, la Fiscalía General de Justicia (FGJ-CDMX) abrió carpetas de investigación en contra de 13 activistas a las que acusó de daño a bienes inmuebles, lesiones y robo a negocios, actos presuntamente cometidos en las protestas. 

Por otro lado, el grupo de hackers Guacamaya reveló que en 2019 el Ejército había estado vigilando a 15 colectivas de mujeres que protestaban en la Ciudad de México, de cuyas integrantes tenía fotografías, datos personales y perfiles en redes sociales. 

Pese a este panorama las protestas continuaron, pero en 2020, cuando el país vivía el punto más álgido de la ola feminista, llegó la pandemia de Covid-19, lo que obligó al confinamiento, frenando las acciones que se venían realizando en las calles, pero no al movimiento. Las colectivas trasladaron las protestas a otros espacios, como redes sociales, y esto sirvió también para diversificar y hacer más visibles otras demandas. 

“Creamos otras formas de hacer uso de nuestro derecho a la protesta a través de movilizaciones vía redes sociales y plataformas digitales. El movimiento feminista es y será el más genuino que se mantenga activo resistiendo, insistiendo y persistiendo a las opresiones de un sistema patriarcal, acuerpándonos las unas a las otras”, resalta Wendy Figueroa, psicóloga feminista y directora de la Red Nacional de Refugios (RNR). 

Figueroa puntualiza que las organizaciones feministas son las que siempre han estado en la primera línea de actuación ante las violencias machistas y las omisiones del Estado mexicano. 

Asimismo, refiere que, si bien las marchas feministas disminuyeron su masa a partir de la pandemia, las demandas siguen latentes y los colectivos han enfocado sus esfuerzos en impulsar iniciativas de ley y en exigir presupuestos justos para proteger la vida de las mujeres e infancias. 

De 2019 a la fecha, el movimiento feminista en México ha tenido logros como la despenalización del aborto en estados y a nivel federal, el reconocimiento de la violencia vicaria y la tipificación de los ataques con ácido. Algunas entidades han aumentado las penas en el delito de feminicidio, y otras han avanzado en materia de salud menstrual.

“Los movimientos feministas debemos continuar pugnando por las reivindicaciones ganadas y por la debida  atención a las necesidades de las mujeres en un país feminicida”, menciona a La-Lista el colectivo SIWA, Artesanas de Paz y Justicia. 

“Seguimos enfocando los esfuerzos al impulso de iniciativas de ley, a la exigencia de garantía de todos los derechos para todas las mujeres, niñas y adolescentes, a lograr el acceso a la justicia integral y eliminar las violencias machistas, así como frenar la persecución y criminalización del movimiento amplio de mujeres”, agrega Wendy Figueroa.

SIWA lamenta que en plena cuarta ola del movimiento feminista –y pese a todo lo que las colectivas han logrado– haya un intento de mercantilización e instrumentalización política de las mujeres, especialmente durante las campañas, pues esto puede llegar a generar tensiones incluso dentro del propio movimiento. 

“Los feminicidios y la violencia de género no cesan, las víctimas continúan sin acceder a la justicia, por eso es que las colectivas y las organizaciones de la sociedad civil seguimos existiendo, para vigilar el actuar de las y los impartidores de justicia y facilitar herramientas para que todas las personas puedan acceder a una vida libre de violencia”, declara SIWA.

Mäissa Hubert considera que el movimiento feminista no está apagado, por el contrario, dice, viene con más fuerza, y la batuta la tienen las más jóvenes. 

“Yo no creo que el movimiento se haya apagado, más bien hemos tenido mucho trabajo tras bambalinas. Lo cierto es que en estos años no hemos dejado de ver marchas masivas por el 8 de marzo, y ahora las calles las están tomando las juventudes, llevando mucha participación y creatividad, todas quieren una vida libre de violencia”, concluye Hubert.