Falta una regulación que proteja a pueblos indígenas ante la apropiación cultural
Por lo menos 50 marcas de ropa han hecho apropiación cultural indebida. Foto: Pantalones de Anthropologie (izquierda), Vestido de Zara (centro), Camiseta estampada de Patowl (derecha), tomadas de la Secretaría de Cultura.

En 2017, la marca española de ropa Mango reconoció haberse inspirado en la iconografía de los diseños textiles de la comunidad de Tenango de Doria, en Hidalgo, y haberlos comercializado mundialmente, haciendo apropiación cultural indebida, por lo que retiró esos productos de sus tiendas.

A este caso se suman aproximadamente otros 49. Carolina Herrera, Zara, Pineda Covalin, M Missoni, Isabel Marant, Nike, Rapsodia, Draco Textil, entre otros, también han sido acusados públicamente de hacer apropiación cultural indebida.

En este contexto, mientras que un artesano puede vender sus productos en menos de 10 dólares (unos 200 pesos), otras grandes marcas venden un producto similar en mil dólares (arriba de 20 mil pesos) bajo el discurso de la inspiración.

Viernes Tradicional, una iniciativa de la organización NGO Impacto, dedicada al conocimiento, apreciación, uso y consumo de prendas hechas por artesanas y artesanos mexicanos, ha documentado por lo menos 50 casos de apropiación cultural indebida en la moda. De ellos, en ningún caso se han alcanzado sanciones contra las marcas que lo ejecutan, y muy pocas han buscado por su propia cuenta apoyar a las comunidades cuya cultura fue comercializada sin su consentimiento.

Esto es consecuencia, en gran parte, de que en México no hay un marco legal que defina el arte popular, la apropiación cultural y los derechos colectivos de los pueblos originarios, lo que abre el espacio para que grandes marcas hagan apropiación cultural indebida y lo justifiquen como inspiración. Pero en todos estos casos se están violando los derechos humanos de las personas originarias, explica Emiliano Villalba, coordinador de Viernes Tradicional.

“Se le está privando a la persona de su libre autodeterminación, de su autonomía y autogestión, de su reconocimiento como persona originaria y de su identidad”, dice en entrevista para La-Lista.

Un marco legal con deficiencias

En México hay huecos en el marco legal que imposibilitan ofrecer una completa protección a la cultura de pueblos indígenas y abre la puerta a la apropiación cultural indebida en la moda.

Para empezar, el concepto de apropiación cultural indebida “es tan vago que hace que no tengamos una certidumbre jurídica para cuándo se debe utilizar, cuándo no, cuándo se hace un daño al poseedor o los poseedores de la expresión cultural”, resalta Iza María Sánchez, profesora de cátedra de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey.

Recalca que por ello, lo más importante es el reconocimiento de la cultura y creatividad de los grupos étnicos, creando una ley que determine todos estos significados y considere sanciones para las marcas que ejerzan la apropiación cultural indebida, pero también que establezca cómo se pueden llevar a cabo convenios entre los grupos originarios y las marcas, para lograr un comercio justo y ético entre ambas partes.

Al respecto, en 2019, el Pleno del Senado aprobó la Ley General de Salvaguardia de los Elementos de la Cultura e Identidad de los Pueblos y Comunidades Indígenas, Afromexicanas y Equiparables, para crear una legislación que proteja la propiedad industrial de los diseños de comunidades indígenas.

Dicha ley contempla aspectos de titularidad de los derechos colectivos sobre elementos de cultura e identidad, un Sistema Nacional de Salvaguardia que determine las obligaciones del gobierno para proteger estos derechos, así como un registro nacional de elementos de cultura para poder identificar y catalogar estas expresiones, y contempla las infracciones y sanciones que se podrían aplicar a marcas que ejerzan apropiación cultural indebida.

Sin embargo, la ley no ha prosperado en la Cámara de Diputados y se encuentra parada en la Comisión de Cultura, explica Mara Thelma, académica de la Facultad de Derecho de la UNAM. En cambio, se publicaron modificaciones a la ley de derechos de autor “que se quedaron cortas” en el tema.

“Si nosotros vemos la actual Ley Federal de Derechos de Autor, la ley dice que se tendrá que hacer este reconocimiento a aquellos pueblos o aquellos comunidades indígenas de quienes se esté utilizando el bordado, la creación popular, artesanal, etc, y que en su caso si existiera algún conflicto, que será la Secretaría de Cultura la que tendrá que definir”, indica.

Apenas en mayo de este año, la Secretaría de Cultura emitió cartas a las marcas Zara, Anthropologie y Patowl pidiendo que se explique públicamente con qué fundamentos se privatiza una propiedad colectiva, haciendo uso de elementos culturales cuyo origen está identificado en diversas comunidades oaxaqueñas, así como los beneficios que serán retribuidos a las comunidades creadoras.

Pero el trasfondo de estos documentos es la falta de un marco legal para sancionar a las marcas, explica la académica de la UNAM.

La primera dificultad que encontramos para proteger a los creadores de bordados y textiles es que “no tenemos una definición en la forma, en la ley no existe una definición de qué es arte popular, porque todos sabemos que por ejemplo ahora con Carolina Herrera que sacó una colección en donde hacía alusión a zarapes, la creación de ese zarape es arte popular, ¿dónde está definida en la legislación mexicana el arte popular? En ninguna parte, donde lo busquemos no existe”, afirma Thelma.

A ello hay que sumar que el marco legal no reconoce los derechos colectivos de estos pueblos, lo que aumenta la complejidad de ofrecer protección a ciertos bordados o textiles con el pretexto de que no se identifica a una única persona dueña de dichos diseños, sino que son de una comunidad.

¿Cómo frenar la apropiación cultural en la moda?

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su Recomendación General 35 expone que “México no cuenta con un marco jurídico adecuado que atienda las especificidades y características propias de los pueblos y comunidades indígenas, mismo que haga efectivo su derecho a la protección del patrimonio cultural, ya que actualmente no prevé las medidas necesarias para proteger, salvaguardar, preservar, promover y desarrollar dicho patrimonio, con base en una visión interseccional que incorpore la pertinencia cultural”.

Por ello, recomendó al gobierno mexicano prestar atención a este tema y resaltó la obligación que el Estado tiene de regular la protección y salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos y comunidades indígenas.

“Actualmente se distingue una falta de armonización legislativa, homologación de conceptos y criterios en los ordenamientos jurídicos federal y estatal, ausencia de coordinación interinstitucional, y de coordinación entre los distintos niveles de gobierno, no hay procedimientos claros y efectivos para la protección del mencionado patrimonio cultural”, indica.

Así, una de las respuestas para frenar la apropiación cultural en la moda sería legislar para ofrecer reconocimiento a los pueblos indígenas, su cultura y textiles, establecer posibles sanciones a las marcas, evaluar cómo se puede llevar a cabo un comercio justo en el que marcas que quieran inspirarse en las creaciones de pueblos originarios contemplen un retorno para estas comunidades, y crear un organismo que revise todos estos temas y que pueda intervenir cuando una marca decida hacer apropiación cultural indebida.

Por parte de las marcas, eliminar la apropiación cultural indebida iniciaría desde el reconocimiento a la cultura en la que se inspiraron.

“En las etiquetas, por ejemplo, ‘¿sabías de dónde es esto?’, de tal comunidad, pertenece a tal, representa esto, datos mínimos básicos y necesarios que reconozcan la autoría del grupo cultural de donde está viniendo”, dice a La-Lista Montserrat Rebollo Cruz, miembro de Chimalli Centro de Estudios y Derechos Culturales.

La antropóloga indica que también podría contemplarse otorgar una parte de las ganancias a los pueblos indígenas, que se podrían manejar a través de asambleas, o ponerse en contacto con las autoridades locales.

De fondo hay todo un tema de colonización, porque además es todo ese tema de blanquear la moda. O sea ‘sí te reconozco pueblo’, pero ¿quién te reconoce? Uno que está por encima de, hay un tema mucho más profundo que tiene que ver con el tema del colonialismo (…) Se piensa solo desde un aspecto económico, pero hay un aspecto antropológico, social, comercial que también está atravesado”, recalca Rebollo.

Por ello, mejorar este tema es corresponsabilidad del consumidor, las empresas, los propios miembros de la cultura, los responsables de los medios de comunicación y los creadores de políticas públicas.

En el caso específico de los consumidores, y aun con más fuerza de los consumidores mexicanos, es importante que la próxima vez que busquemos comprar este tipo de prendas, nos preguntemos: ¿qué estoy comprando?, ¿de dónde viene?, ¿quién lo hizo?, ¿a quién se lo estoy comprando?, ¿hay una retribución a las comunidades originarias?, ¿estoy consciente de los daños colectivos y morales que puede haber para la cultura? 

La importancia de la ética en la moda

Desde el lado de la industria de la moda, el estudio de la ética es clave para no incurrir en prácticas de apropiación cultural indebida.

María Virginia Marta Buchanan, maestra en Tutela y Valorización de Patrimonio por la Universidad de Viterbo en Italia, explica en entrevista para La-Lista que los diseñadores no pueden diseñar al vacío, sino que necesitan de estímulos de tipo cultural para crear piezas de moda.

“Todo aquello que el diseñador ve en el sentido del pasado, la tecnología, la cultura popular, el arte, la literatura, la televisión, tiene una influencia en el diseñador. Dentro de estos temas que el diseñador puede tomar como fuente de inspiración podemos tener los diseños o los trabajos de algunos pueblos originarios”, pero la diferencia radica en cómo se le da uso a esa inspiración y si se decide hacer un tributo a la cultura y buscar un beneficio para ese pueblo, o si lo único que se pretende es hacer un plagio de sus textiles para el propio enriquecimiento.

“Cuando una marca mexicana como Pineda Covalin viene desde el 95 registrando patrones de textiles mexicanos e imprimiéndolos en China y utilizándolos con un lucro que le va solo a ella y viene sancionada y el que recibe ese dinero es el gobierno federal, al pueblo originario no le cambia nada (…) Yo prevería un resarcimiento, es decir, ahora de las ganancias que tú tuviste, vas a tener que invertir en el pueblo originario para hacer una mejora. 

“Cuando Alexander McQueen hace una bufanda copiando el textil que usan los Masái y vende una bufanda en mil dólares y luego el comerciante Masái le vende al turista algo muy similar en diez dólares, ahí está el tema en el que ellos se sienten explotados, se sienten colonizados y se perpetúa este grupo de poder entre grupo dominante y grupo dominado”, indica Marta Buchanan.

Por ello, resalta la importancia que tiene la ética en la moda, no solo en aspectos de apropiación cultural, sino en ética ambiental y laboral, y la urgencia de generar códigos de ética en las casas de moda que no se queden únicamente “en el campo de las buenas intenciones” y que logren impactar positivamente en la población a partir de los diseños textiles.

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