Una tribu para cumplir sueños
Lazos

Periodista egresada de la FES Acatlán, UNAM. Siempre aprendiz. Reportera, mamá de Natalia y columnista de Lazos, una publicación semanal que aborda temas sobre liderazgo femenino, maternidad feminista y crianza responsable. Twitter: @betty_corree

Una tribu para cumplir sueños
Foto: Daria Obymaha/Pexels

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Platiqué con Esther Orozco, una científica mexicana de 75 años de edad que durante la pandemia ha apostado por el talento nacional para que México tenga su propia vacuna contra Covid-19.

Estudió química, hizo una maestría y un doctorado, se convirtió en investigadora nacional emérita del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y hoy busca la vacuna contra Covid hecha en México… Su larga carrera en la ciencia no fue sencilla, el camino para llegar hasta este punto de su trayectoria le implicó un gran sacrificio: dejar a sus dos hijos en su natal Chihuahua para continuar el sueño profesional en la Ciudad de México.

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Lo anterior no hubiera sido posible sin su tribu conformada por su marido, su madre y su familia, quienes fueron clave para que ella llegara hasta aquí. “Yo siempre les digo a mis estudiantes de doctorado que se puede hacer ciencia de excelencia y tener una familia, si es lo que uno decide. Pero se requiere de una tribu que te apoye con los hijos”, señala.

¿Cuántas de nosotras hemos necesitado de una tribu que nos ayude para continuar los estudios o ir a trabajar? ¿Cuántos de nosotros, de niños, fuimos cuidados por esa tribu? ¿Quién no forma parte de una tribu que apoya a otras u otros para que cumplan sueños? 

Hace 10 años yo tenía en mis manos una bebé recién nacida, un futuro verdaderamente incierto y el sueño de estudiar periodismo. Me sentía sola y desorientada, pero mi madre no dejó que ese sentimiento me gobernara y durante dos años me presionó para retomar los estudios.

Yo al igual que Esther no renuncié a mi sueño, tal como ella lo ha hecho con su deseo de estudiar literatura. “Los sueños hay que dejarlos ahí para cuando cambie el panorama para cumplirlos”, dice. Dos años después del nacimiento de la bebé volví a la universidad para terminar la licenciatura y trabajar como periodista, siempre con el apoyo de mi madre y la tribu que estuvo para mí y mi hija Natalia. Lo logramos.

Si algo aprendí de la plática con Esther y de estos años como madre y profesionista es que una no puede sola, aunque afuera te digan que sí. Se requiere de alguien que nos ayude, nos guíe, nos levante cuando ya no podemos y nos inspire.

Comencé con Lazos, un análisis semanal que buscará reflexionar sobre cómo las mujeres presentes en La-Lista le hacen frente a diversas circunstancias, así como esta historia, pues considero que es buen momento para inspirar y saber que ante la adversidad sí es posible llegar lejos. Hoy que inicio este espacio aprovecho para agradecer a mi tribu que ayudó a que esta periodista hiciera su sueño realidad.

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