Las falacias que nos detienen
Corto Circuito Paul es doctor en Políticas Públicas y cuenta con 14 años de experiencia en el sector energético donde destacan PEMEX, Brio Suministradora Energética y Ombudsman Energía México. Actualmente, es socio de Perceptia21 Energía y co-host de Corto Circuito. Adicionalmente, es profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey y el Colegio de la Frontera Norte, y ha sido investigador de NRGI, SEforAll y el BID. Twitter: @paulalejandros
Las falacias que nos detienen
PFoto: Kristina Kasputienė/Pixabay.com

Existe toda una mitología nacionalista alrededor del sector energético nacional; y es que pareciera que en lugar de un águila postrada en un nopal florecido que nace en una peña que emerge en un lago, la bandera nacional debería representar al águila postrada en una torre de perforación dentro de un mar de petróleo crudo.

Debido a esta particularidad que caracteriza al sector energético mexicano, abundan los mensajes encontrados que polarizan la discusión social en el sector. Cada parte toma postura y presenta su interpretación de los hechos, se repiten posturas y visiones sin realmente promover un diálogo. Dicho de otra forma, existen falacias que detienen el avance del sector energético nacional.

Así como hoy nos reunimos en arenas para ver una pelea de box, antaño, un evento en las polis griegas era reunirse en las ágoras y debatir. Como los modernos pugilistas, los ciudadanos en pleno ejercicio de la democracia directa de los antiguos preparaban sus mejores argumentos y los intercambiaban. Muchos de los escritos de la época son en realidad discursos presentados al público en las ágoras que sobrevivieron porque fueron escritos por alguien más. Conocemos los diálogos de Sócrates, por los escritos de Platón.

El ejercicio de la razón era parte fundamental de estos enfrentamientos filosóficos, los ciudadanos se median no físicamente, sino intelectualmente y para ello usaban argumentos y, claro, en ocasiones falacias. Cual pelea de box, la ofensiva estaba conformada por argumentos, y la defensa por estrategias para identificar y deconstruir los argumentos y falacias del oponente.

Para aquellos no familiarizados con el término, una falacia es un razonamiento que pretende ser correcto por su estructura persuasiva, sin embargo, es un argumento no valido porque en su pretensión de convencer al público y al oponente vulneran reglas lógicas. En el sector energético en particular, abundan, como adelantaba, diferentes tipos de falacias y a continuación presentaré algunas para que ustedes lectores puedan identificarlas.

Falacia Ad hominem. Es la falacia que busca atacar o descreditar un argumento presentando un razonamiento dirigido contra la persona que lo emite. Por ejemplo: “Los contratos de los gasoductos son leoninos porque las empresas son corruptas”. En este caso, no se ofrecen pruebas respecto de los contratos, sino que se califica a las empresas de corruptas.

Falacia Ad baculum. Es la falacia que recurre a la amenaza o a la fuerza presentando un razonamiento que apela a la autoridad que una parte tiene sobre la otra. Por ejemplo: “Si no se ordena el sector, entonces presentaremos una reforma constitucional”. En este caso, se apela a vencer a la contraparte y no convencerla.

Falacia Ad populum. Es la falacia que recurre a los sentimientos y emociones presentando un razonamiento que apela a ganar el favor del público. Por ejemplo: “Si rescatamos a PEMEX y CFE va a bajar la gasolina y la electricidad”. En este caso, no existe un vínculo directo entre las partes del razonamiento pero es seductora para el pueblo.

Falacia Ad Ignorantiam. Es la falacia que recurre a sostener un argumento presentando un razonamiento basado en la imposibilidad de probar lo contrario. Por ejemplo: “No tenemos pruebas de que los contratos petroleros traigan un beneficio a los mexicanos, por lo tanto los contratos no son buenos para México”. En este caso, se busca desviar la atención del argumento otorgándole superioridad a la imposibilidad de la prueba.

Silogismo disyuntivo falaz. Se presenta un razonamiento que parte de una disyunción donde la aceptación o negación de un componente del silogismo niega, falazmente, la validez del otro componente: “¿Quieres que le vaya bien a PEMEX o que le vaya bien a los privados? Si quieres que le vaya bien a los privados, entonces no quieres que le vaya bien a PEMEX”.

Al sector energético mexicano, sin duda, le hace falta elevar el nivel de debate y sobresalir en un mundo de datos alternativos y posverdad. Para ello, un paso fundamental es poder identificar las falacias que detienen la creación de un marco normativo, regulatorio, operativo y administrativo que constituyan los pilares en los que se sostengan el futuro energético de México.

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