Lo que perderemos los mexicanos
Corto circuito

Especialista y apasionada del sector energético. Es directora general de Energía a Debate, co-conductora del programa Corto Circuito, VP de Asuntos Públicos del Cluster Metropolitano de Energía. Es socia directora de Hidrógeno21 y P21 Energía.

Es periodista, politóloga, conferencista, emprendedora, yogui, melómana, amante de los animales y ratón de biblioteca.

Twitter: @Abril_More

Lo que perderemos los mexicanos
Foto: CFE.

“Usted no puede fortalecer al débil debilitando al fuerte”. “Usted no puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes”. “Usted no puede ayudar a los pobres destruyendo a los ricos”.

Estas son tres de las premisas de “The Ten Cannots” (“Los Diez no Puede”) de William Boetcker que blanden el principio de la libertad del individuo sobre sí mismo y, en este sentido, muy ad hoc a la situación que vive nuestro país, podemos señalar que éstas, reprobarían la imposición estatista de un gobierno que privilegia a una institución por encima del medio ambiente, el bolsillo de su pueblo, su bienestar y hasta nuestra salud.

El Ejecutivo Federal con la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) pretende aplastar a las empresas para rescatar a la “débil CFE”, la cual no sólo tiene cautiva al 100 por ciento de los usuarios básicos (residenciales) y cuenta con cerca del 70 por ciento de la capacidad instalada del país, sino que el año pasado, tuvo utilidades por alrededor de 26 mil millones de pesos en las dos subsidiarias que maneja en monopolio: distribución y transmisión.

La ceguera del presidente consiste en que al atacar a las empresas y cambiar el orden de despacho eléctrico como lo pretende hacer en su iniciativa de reforma, afecta no solo a esas grandes “enemigas de México”, la empresas privadas; sino a cientos de miles de mexicanos que trabajan en ellas y a sus familias; a cientos de comunidades rurales e indígenas que viven en las cercanías de los parques y a la salud de los pobladores vecinos de las 24 centrales termoeléctricas de CFE, las cuales cada día generan mayores nubes negras de emisiones contaminantes.

Un ejemplo de lo que podemos perder los mexicanos es el municipio de Juchitán, Oaxaca. A partir de la construcción del primer parque eólico, los dueños de las tierras por dónde pasan los aerogeneradores reciben una renta por sus terrenos, que puede llegar hasta más de 60 mil pesos mensuales, mientras que antes, varias de ellas, eran sólo parcelas ociosas y poco productivas.

Si bien es cierto que no todos cuentan con tierras o sus terrenos no son adecuados para la instalación de los aerogeneradores, las inversiones en apoyos sociales, acordadas con las comunidades, alcanzan a un mayor número de habitantes a través de programas de pavimentación de calles y construcción de caminos, servicios de salud y educación; red aislada, es decir, electricidad a las viviendas que no contaba con ellas y hasta de entretenimiento.

Según el Diario Oficial de la Federación (DOF) con fecha del 08 de agosto del 2020, el segundo municipio de la región del Istmo con mayores unidades económicas es la Heroica Ciudad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca; lo que implica que es una de las localidades con mayor crecimiento económico de la región y esto se debe en gran medida a los parques eólicos que se han construido en la localidad.

Entonces, cuando las utilidades de las empresas se vean impactadas por el cambio de despacho, se generará un efecto dominó, por lo que los ingresos de la población y los beneficios sociales de las comunidades vecinas, seguramente también se verán mermadas.

¿Qué más perdemos los mexicanos? Todo dependerá de la política fiscal y monetaria del gobierno Federal, que puede ir desde un incremento en las tarifas eléctricas, porque el uso de combustibles fósiles como el combustóleo es hasta siete veces más caro que las energías renovables; mayores subsidios a la CFE, los cuales afectarán las finanzas públicas que impactarán la calidad de servicios sociales que el Estado otorga o, una alza generalizada de precios debido a su correlación con los sectores transversales que se pueden traducir en un aumento de precio de nuestro refresco preferido; en otras palabras, lo que probablemente perderemos es nuestro poder adquisitivo.

Con la iniciativa de reforma, también perdemos como consumidores, en este caso, los sectores industrial y comercial, su derecho a elegir a quién comprar, ya que se verán obligados a comprarle a la CFE, con el precio y la calidad que ésta quiera entregar; es decir, que todo el país quedará cooptado como derechohabiente del monopolio eléctrico. También perderemos el derecho a la salud, así como el respeto a nuestra ley suprema, la Constitución, a pesar de que el referente de esta administración, Benito Juárez en algún momento dijo: “El primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley”.

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