Tractatus de México con el mundo
Energía sin política

Es ingeniero químico con 28 años de experiencia en la elaboración, evaluación y asesoría de proyectos en la industria de hidrocarburos, geotermia, electricidad, energía y economía. Twitter: @economiaoil

Tractatus de México con el mundo
EFE/ Carlos Ramírez

Mucha gente escribimos, editamos, redactamos y opinamos, pero actualmente no existe una voz con sentido común que pueda unificar un plan de largo plazo en el país. Todos somos buenos comunicólogos, pero pésimos planeadores debido a que todo se deriva del momento quo de cada administración, sin pensar que en el futuro lo importante pase a ser lo urgente, significando un alto costo para cubrir lo que dejamos de hacer. Todo se limita al dinero.

México tiene actualmente muchos TRACTATUS con diferentes países, organizaciones y regiones, pero en realidad para qué le sirven si muchos de ellos a veces no son realizados, observados, discutidos, y con fines para el crecimiento del país.

El motivo de las desventajas, y a veces controversias hacia nosotros surgen, no a raíz de lo que en el papel está escrito, sino ante la falta de competitividad de ofrecer algo que el otro no tiene.

En México tenemos una balanza comercial positiva con EUA y esto derivado de que manufacturamos muchos de los productos que allá resultaría más cara su realización en tiempo atrás. Pero ante un TMEC, que busca igualar los costos operativos entre ambos países, esto podría cambiar en el corto tiempo.

En 2020, Estados Unidos tuvo un déficit comercial de bienes con respecto a  México de 112 mil 700 millones de dólares, un  aumento de 11.2 por ciento (11 mil 300 millones de dólares) respecto a 2019.

  • Las exportaciones estadounidenses de bienes a México fueron de 212 mil 700 millones de dólares, 17.1 por ciento menos (43 mil 900 millones de dólares) respecto al año anterior.
  • Las exportaciones estadounidenses de bienes a México fueron de 212 mil 700 millones de dólares, 17.1 por ciento menos (43 mil 900 millones de dólares) respecto al año anterior.

México fue el segundo mercado de exportación de bienes más grande de Estados Unidos en 2020.

Si México no se desarrolla en forma paralela con nuestros socios comerciales, tendremos una industria obsoleta y centrada en un mercado único para México; con una economía circular estacionada y con un techo presupuestal acotado por la administración en turno.

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Adicionalmente tenemos un discurso doble de nacionalismo, en el que decimos que la industria de los hidrocarburos no es parte del crecimiento económico, pero sí aporta entre el 18 a 20% de los ingresos en forma anualizada, es parte de las divisas y es la única energía primaria que podemos intercambiar con el mundo al exportar el crudo. Ahora estamos diciendo que dejaremos de exportar paulatinamente y el 1 de abril, al firmar otro TRACTATUS con los países de la OPEP+, hemos dejado en claro que no produciremos más de 1 millón 753 mil barriles diarios de crudo hasta el mes de julio; esto nos da pie que a nivel nación no cumpliremos el plan de ingresos por parte de este rubro al tener una producción por debajo de lo estipulado.

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Entonces, ¿Para qué firmar los TRACTATUS? o ¿Por qué lo hacemos?, ¿es simplemente para cumplir con protocolos de diplomacia o verdaderamente entendemos el futuro? Controlar el rumbo de un país por medio de circular el dinero de un país, proveniente de un presupuesto cautivo de inversión pública, modificando leyes o normas después de acordar, nos deja desnudos ante el mundo, indicándole nuestra ignorancia a lo que nos comprometimos.

Un TRACTATUS es firmado y negociado con conocimiento de lo que intercambiaremos y estaremos de acuerdo. El cambiar leyes para sancionar, limitar o restringir, significará que nos gusta hacer un contrato primero, sin entender la operatividad de cada parte que lo conforma. Esto es preocupante y se confirma el anterior párrafo con el reciente informe nacional de estimación del comercio de 2021 sobre BARRERAS AL COMERCIO EXTERIOR por parte del gobierno de EUA. En dicho reporte, hay un capítulo de México, donde se indica que nuestro país ha realizado modificaciones después de la firma del último acuerdo. En general enfatiza que en algunos casos hay falta de certeza jurídica, limitación/restricción a la inversión directa en nuevos negocios en mercados como el de la salud, agrícola, alimentos, telecomunicaciones, manufacturera, tecnológica y energética, entre otras.

La pregunta es, ¿para qué firmamos si modificamos algunas normas, leyes o requerimientos?, ¿Qué negociamos entonces?

Hoy, México está perdiendo una brecha de una década y seguiremos siendo lo que somos, ante la necedad del poder para él mismo, sin tener una visión de largo plazo. El TRACTATUS firmado es obsoleto y carente de misión en un largo plazo, todo por hacer planes de transcendencia sexenal, y de igual forma los que vendrán en el futuro.

Nuestro vecino, quien según decimos nos ayudará para el crecimiento del país, ha tirado los dados de nuevo con el plan de la administración presentado en marzo, que implica una inversión de 2.3 Billones de dólares en 8 años, que equivalen a alrededor de 46 Billones de pesos; es decir, 6 Billones de pesos en forma anual, lo que es el equivalente al ingreso programado para el 2022 en México en los pre-criterios presentados.

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En este plan, se contempla la financiación para mejorar la calidad del aire, limitar las emisiones de efecto invernadero y la reducción de la congestión en las vías de transporte. También se busca movilizar la inversión privada para modernizar el sector eléctrico con un objetivo orientado hacia una energía 100% libre de contaminación por carbono para 2035.

¿Nosotros cuánto invertiremos o dejaremos invertir a otros que no sean la parte pública?

Autosuficiencia para mí, significa: “Tener un balance entre la producción local, y lo que no realizamos”.

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