El sabor de la frustración
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

El sabor de la frustración
Foto: Película Minari

Desde que Minari empieza hay algo que incomoda. Observamos a una bonita familia coreana en un viaje por carretera. La delicada fotografía nos muestra cómo los rayos del sol proyectan sombras sobre sus rostros mientras se abren camino en medio de un verde paraje. Pronto, este idílico retrato es sustituido por una realidad menos pintoresca.

Jacob y Mónica son un matrimonio de migrantes coreanos, ya establecidos en Estados Unidos como una familia coreano-americana, con dos hijos. Buscando una mejor situación económica, se han mudado al campo para iniciar una granja, pero al mismo tiempo tomaron un trabajo como jornaleros en la industria avícola, para poder subsistir y sacar adelante su proyecto de vida.

Las circunstancias de los personajes en una película no son adorno, son la película. ¿Para qué ver una historia sobre agricultores si no es porque nos identificamos con ellos de alguna manera? Incluso me atrevería a preguntar: ¿por qué vemos películas sobre superhéroes? ¿En qué se supone que nos parecemos a esos personajes míticos más que a un migrante que trabaja en condiciones precarias? Escapismo, le llaman.

Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos publicados por Statista, los hombres latinos fueron los únicos que trabajaron más de lo normal en aquel país en 2020 durante el periodo de la pandemia. ¿Qué nos dice este dato? Que la mano de obra de los migrantes mexicanos y latinoamericanos siempre es bienvenida cuando se trata de sacar adelante la economía del vecino del norte y hacer el trabajo que ellos no están dispuestos a hacer, a pesar del riesgo que esto representa para la salud de nuestros paisanos.

Los llamados “temporeros”, o trabajadores agrícolas temporales, son tan esenciales para Estados Unidos que en marzo de 2020 (cuando México entró en cuarentena) el Departamento de Estado amplió la cantidad de jornaleros cuyas solicitudes de visa podrían procesarse sin una entrevista en persona. Esto, por supuesto, también fue una buena noticia para las miles de familias mexicanas beneficiadas por las remesas, que en 2020 ascendieron a 40 mil 606.6 millones de dólares, dato bien conocido que el presidente López Obrador decidió regresar a la conversación en días recientes.

¿Pero a qué costo? Desde junio del año pasado, los medios de comunicación estadounidenses dieron cuenta de la crítica situación de contagios en el campo y en los complejos de vivienda asignados a trabajadores temporales. En enero de 2021, el estado de California comenzó a vacunar a los trabajadores agrícolas, sin embargo, el 70% son indocumentados y prefieren no vacunarse por temor a ser deportados, o por desinformación.

Un reportaje de la agencia de noticias IPS asegura que los “temporeros” están expuestos a cobros ilícitos por gastos de visado, transporte y alojamiento. También a explotación laboral, falta de acceso a servicios básicos y vivienda insalubre. En las condiciones actuales de emergencia sanitaria, hay que sumar que nuestros compatriotas enfrentan el riesgo de contagio al tomar estos trabajos, obligados por la pobreza de sus lugares de origen.

El cine siempre ha sido una ventana hacia otras realidades, pero el que se realizó en el último año nos pone más que nunca en los zapatos del otro. Tal vez como consecuencia de este ambiente de incertidumbre ocasionado por la desaceleración económica y la pérdida de empleos, pero el caso es que nos hemos vuelto más empáticos. O eso quiero creer.

Minari no es lo que parece en un principio. No es la visión romántica de la diversidad cultural y tampoco es el relato costumbrista tan típico de las cinematografías del continente asiático. Es una película incómoda, donde nada sucede como uno espera. Casas que no son hogares. Personas que pierden su identidad. Abuelitas que no se portan como tales. Y un “sueño americano” donde las promesas no se cumplen. Pero ahí radica su encanto. Es una historia frustrante, justo porque habla de la frustración.

Te puede interesar: ‘The Stand’ y la tercera ola

Debemos aprender a apreciar las historias y a sus autores cuando no son complacientes. La vida está llena de injusticias, y en ese sentido, estas películas son más cercanas a la realidad que el artificio al que nos acostumbró Hollywood. La crisis que hoy vive la industria cinematográfica reveló la imposibilidad de seguir produciendo películas de alto presupuesto para la gran pantalla -hasta que la situación mejore- y nos ha dejado con producciones más modestas.

Pero antes era al contrario, el cine independiente y las salas de arte se estaban extinguiendo. Ahora, aunque sea por un breve lapso, los roles cambiaron: no hay dinero para súper producciones y las grandes cadenas de exhibición siguen quebrando. Apenas esta semana se anunció el cierre de Arclight Cinemas y Pacific Theatres en Estados Unidos.

¿Qué tal si hacemos el ejercicio de dejar de pedirle a las películas que sean lo que nosotros queremos, y apreciarlas por lo que son? De paso, aprovechemos que en México las salas de cine siguen abiertas y que todavía podemos pagar un boleto. Minari estrena el 22 de abril en Cinépolis.

BREVES

También en cines, ya se puede ver Nomadland desde el 15 de abril. Como lo adelantamos, es una de las películas más premiadas y continuará con su buena racha en los Oscares.

La Filmoteca de la UNAM, dentro de sus actividades de cine en casa, presenta el ciclo de documentales “Visitas al Cine Etnográfico” del 16 al 25 de abril. La mirada de antropólogos, sociólogos y cineastas sobre las culturas originarias. Visita filmoteca.unam.mx

Ya llegó el temido momento del estreno de la segunda temporada de Luis Miguel: La Serie en Netflix. El 18 de abril nos vamos a enterar si el público mexicano está dispuesto a pegarse a la pantalla cada domingo a las 19:00 hrs. como sucedió con la primera temporada.

Contacto: @carloscelis_

Síguenos en

Google News
Flipboard