Natalia Sobrevilla dice que en Perú no habrá presidenciales, sino un referéndum del neoliberalismo
Anónimos Interesantes

Periodista, catalana, emigrada a México hace tres años. Aquí inició su carrera como periodista. Ha trabajado de corresponsal para medios en Estados Unidos, España y Brasil, y medios nacionales. Le apasiona el mundo, entenderlo y explicarlo. Instagram: @annaportella__

Natalia Sobrevilla dice que en Perú no habrá presidenciales, sino un referéndum del neoliberalismo
Foto: Cortesía Natalia Sobrevilla.

Esta semana publicamos un reportaje sobre el recorrido del agua potable que el sistema Cutzamala lleva a la Ciudad de México. Una de sus características que más me marcaron, quizás por obvias, es que el corriente del agua no se pude parar.

La democracia es parecida. Aunque los candidatos que se presenten a las elecciones gusten más o menos, se tienen que celebrar en los tiempos que marcan las leyes para que sean legítimas.

Habrá quienes voten a un candidato por convicción pero en ocasiones, quizás más que las deseadas, a la democracia lo que la mantiene es el voto útil.

Algunos plantean así la segunda vuelta de las presidenciales de Perú, especialmente ilustrativas de la polarización que rige la política en buena parte de los países democráticos en estos días. 

A la derecha, por Fuerza Popular, está Keiko Fujimori, la heredera de la última dinastía del país. Una candidata que ya ha estado en prisión preventiva acusada de delitos como lavado de dinero; que si es presidenta, indultará a su papá, el expresidente Alberto Fujimori, que cumple una pena de cárcel de 25 años por delitos de lesa humanidad, y que defiende un sistema de “demodura” para el país: democracia dura.

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Igual de imprecisas e impactantes son las propuestas del otro candidato, Pedro Castillo, de Perú Libre, la gran sorpresa de la primera vuelta. El candidato es un maestro de 51 años, de la sierra norte de Cajamarca, que se pasea a caballo con un sombrero de paja y un lápiz, convertido en un signo de su campaña, y que defiende devolver el Perú a los peruanos para que nunca más haya pobres en un país rico. 

De esto estuvimos hablando con la historiadora peruana de la Universidad de Kent (Reino Unido), Natalia Sobrevilla, especialista en la formación del Estado y la cultura política en los Andes desde fines de la colonia hasta el siglo XIX y analista de política en su columna dominical en Jugo de Caigua.

Prueben de cambiar la palabra “Perú” de sus respuestas por el nombre de otro país, ¿les varía mucho la historia?

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¿Cómo resumiría la segunda vuelta de las presidenciales del Perú?

Es un referéndum sobre el modelo económico impuesto en el país en los últimos 40 años.

¿Así de directo? ¿Ni pandemia, ni nada?

Keiko Fujimori quiere preservar la Constitución de 1993 y el modelo neoliberal que ha llevado a que la economía en Perú crezca de manera exponencial aunque la distribución de la riqueza siga siendo tremendamente desigual. Y la pandemia ha desnudado esta situación, con la falta de una salud pública que pueda velar por los ciudadanos. 

¿Por qué esos dos candidatos tan extremos?

Hay grupos sociales que el único momento que tienen acceso a decir qué opinan del sistema es en las elecciones. Si es su única válvula de escape, se van a manifestar. Pero quienes han sido ganadores por el sistema actual representan por lo menos 30% de la población y estos sienten pánico de por ejemplo, un impuesto a la riqueza, como el que se aprobó en Chile. Estos son los que apoyan a Fujimori.

¿Quiénes apoyan a Pedro Castillo?

Pedro Castillo tiene ventajas: Un descontento generalizado por el modelo neoliberal, identificación por los sectores más necesitados, que vienen de zonas rurales, y ven en él a una persona con quien se pueden entender. Otra ventaja es que existe un grupo muy fuerte que no votará por un Fujimori, no importa cuáles sean las circunstancias.

También habrá el voto útil a la inversa. Mario Vargas Llosa ya hizo público su apoyo a Keiko Fujimori. 

En un país con tantas desigualdades, quién es el menos malo va a variar. En el caso de Vargas Llosa, hasta hace una semana consideraba que lo peor era la familia Fujimori pero cuando ve que la amenaza es al sistema neoliberal, que él apoya, considera más importante defender el sistema que lo que él llamaba una corruptela o grupo antidemocrático.

¿Ha habido alguna otra época de la historia en la que hubo tanta polarización?

Como historiadora no entiendo la sorpresa que genera (la polarización actual), para mí, es lo menos sorprendente del mundo. Ya la hubo en 1931, en 1962, ambas terminaron con golpes de Estado.

¿Usted dice que en Perú no puede haber un discurso de centroizquierda, ¿por qué?

Porque inmediatamente recuerda al gobierno revolucionario de las fuerzas armadas y las expropiaciones, con la reforma agraria; se recuerda la terrible política económica de Alan García, entre el año 85 y el año 90, que llevó al país a un descalabro económico, y se recuerda a Sendero Luminoso, que buscó hacer un cambio en la sociedad peruana asesinando a gente. Esos son los referentes de la izquierda en el Perú.

No atraen, ciertamente.

Al señor Castillo, que ha sido rondero (campesino), se le acusa de senderista. Pol Pot se le ha llamado (como el dictador comunista de Camboya). Es un poco excesivo aunque tiene un discurso hiperancionalista de izquierda muy preocupante. Dice que deportara a los inmigrantes venezolanos en 72 horas si llega al poder.

¿Qué es tiene más en contra: ser mujer u hombre del sector rural para aspirar a la presidencia del Perú?

Veremos, el movimiento feminista no va a apoyar a Fujimori, sobre todo si lleva como congresistas a uno de los doctores, el señor Alejandro Aguinaga, que está siendo juzgado por el caso de las esterilizaciones forzadas en los 90, con el gobierno de Fujimori

Pasa el tiempo y siguen los fuijimorismos, peronismos, chavismos, veremos qué pasa con el correísmo ahora, ¿por qué?

Hay ciertos líderes que no solamente tienen un discurso de inclusión y socialismo, sino de populismo, es decir, hacen que las personas identifiquen ese modelo con su persona

Mucha gente admira a José Mujica, del Uruguay, pero no hablamos de mujiquismo, porque no ha construido un sistema que lo endiose, para que lo mantenga en el poder y para que la gente diga esto es gracias a pepe Mujica. Al contrario. 

¿Qué relación hay entre esto y el discurso centrado en los pobres?

Si el líder tiene una relación directa con su clientela, tiene garantizado un poder personal. Cuando Fujimori, Correa o Chávez están entregando comida, dinero, lo que sea, lo hacen como un favor al pueblo, pero no creando un sistema equitativo.

¿Será el caso de Pedro Castillo?

Es muy posible pero sobre Pedro Castillo ignoramos todo. Se ha construido un personaje muy efectivo porque mucha gente puede identificar con él: es un maestro, tiene un lápiz, está atado a la tierra, con su caballo, come su tamal, lo vemos en su hogar, es decir, creemos en él. Pero puede que sea oportunista, no lo sabemos.

¿Qué propuestas de los candidatos le llaman la atención?

Las de Fujimori no me llaman. Propone mantener todo como está. Castillo promete un cambio absoluto: reforma constitucional, distribución diferente de ingresos de las industrias extractivas, pero la pregunta es: ¿las podrá llevar a cabo?, y ¿qué tan peligrosas son?

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