Ojo: el muro fronterizo podría tomar (de nuevo) forma de aranceles
Ángel Guardián
Ojo: el muro fronterizo podría tomar (de nuevo) forma de aranceles
Foto: Maxim Tolchinnski/Unsplash.com

Hace unos días, Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores, nos informaba sobre una “exitosa” reunión que sostuvo con John Kerry, el enviado especial para el cambio climático del presidente de EU, Joe Biden.

“Coincidimos en la prioridad de reducir las emisiones de gas metano y, al mismo tiempo, recuperar las selvas del sur de México y Centroamérica. Trabajaremos juntos para ello”, explicó Ebrard a través de su cuenta de Twitter.

De lo que no se habló, sin embargo, es si en esa charla Kerry le mencionó a Ebrard las intenciones de la administración Biden de aplicar un impuesto de ajuste fronterizo (BAT, por sus siglas en inglés), que EU aplicaría a las importaciones desde países con políticas climáticas débiles.

“Sé que al presidente Biden le interesa en particular evaluar un mecanismo de ajuste arancelario en la frontera”, dijo Kerry durante una entrevista con Bloomberg TV. “Él quiere explorar (la idea) y ver si es algo que necesitaríamos desplegar”.

Hace unos días recordábamos en La-Lista que la dependencia de la economía de México de la de EU ha crecido en los años recientes, sin distingo de la ideología que dicen enarbolar los presidentes en turno.

Una de las consecuencias más claras de esa dependencia se vio en 2019, con la amenaza de la imposición de aranceles por parte de la administración del entonces presidente Donald Trump a todas las exportaciones de México a EU.

Recordemos que, como moneda de cambio para evitar aranceles de hasta 25% a los productos ‘Hecho en México’, AMLO acordó enviar a la Guardia Nacional para conformar un muro migratorio en el sur del país.

Ahora vemos que con Biden la intención de amenazar con aranceles para empujar su agenda (en este caso la ambiental) no difiere mucho de la de Trump.

A pesar del cabildeo que pudiera haber hecho Ebrard al hablar de la coincidencia en las intenciones de “reducir las emisiones de gas metano” y recuperar selvas en México y Centroamérica, EU tiene como prioridad una agenda ambiental más profunda.

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Esto lo refrendó Biden en la cumbre climática que llevó a cabo hace unos días, a la cual AMLO despreció, llevándose el regaño de algunos participantes en ese evento, como la activista adolescente mexicana Xiye Bastida.

Pero lo que quedó también en el sentir de ambientalistas y de la diplomacia ecologista global, es que México va en sentido contrario a las tendencias verdes que dominan el diálogo global.

La postura de México, bajo la administración AMLO, ha prendido la luz roja en el tablero del ambientalismo global. No sólo se están amenazando inversiones en energías verdes, sino que el país ha decrecido en algunos indicadores que se toman en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión por parte de los grandes fondos globales.

Por lo pronto, se tiene la noción de que la apuesta de México por combustibles fósiles (perfectamente delineada en las reformas que ha propuesto el Ejecutivo y ha aprobado el Legislativo) subraya una necedad que apunta al pasado y que desnuda la indiferencia o, peor, la ignorancia, de lo que significa el cambio climático.

De seguir en esa ruta, no descartemos que Biden, como lo señaló Kerry, pudiera incluir a México en sus aranceles por no atender con seriedad las amenazas que fomentan la crisis climática.

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