Las farmacéuticas no quieren mejorar el sistema médico, hay que pelear
"La industria farmacéutica, el grupo de presión más poderoso de Washington, cree que su riqueza y poder pueden impedir que el Congreso y el presidente tomen medidas", dice el senador. Foto: Andrew Lichtenstein / Corbis / Getty Images

Comenzamos a progresar en la creación de un gobierno que trabaje para todo su pueblo, y no solo para los más ricos. Pero todavía falta un largo camino por recorrer.

Hasta ahora, ya habrán escuchado los grandes encabezados sobre el American Rescue Plan que Joe Biden convirtió en ley en marzo: los pagos directos de 1,400 dólares, la expansión masiva de créditos fiscales por tener hijos, la extensión de los apoyos al desempleo y la producción y distribución de decenas de millones de vacunas que son esenciales para combatir la pandemia.

Lo que tal vez no han oído es que volvimos la atención médica primaria mucho más accesible al duplicar los fondos de los centros de salud comunitaria y triplicamos los fondos para llevar médicos, dentistas y enfermeras a áreas con escasez de servicios médicos. Los niños que llevan un año encerrados en casa ahora podrán hacer actividades durante el verano gracias a los nuevos y mejorados fondos para los programas de verano y después de la escuela.

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Estos son pasos importantes para progresar.

Pero en esta época de crisis sin precedentes, eso no basta. Joe Biden lo sabe, yo lo sé y ustedes lo saben.

La agenda que el presidente presentó en su discurso del miércoles le da al Congreso una buena ruta a seguir. Pero necesitamos ir más allá si queremos combatir con seriedad las enormes crisis económicas, sociales, de salud y ambientales a las que se enfrenta el país.

Como líder del comité de presupuesto del Senado, tomaré un papel activo en ayudar a redactar estas nuevas legislaciones. Hay muchas áreas críticas en las que tenemos que trabajar, incluyendo la decadente infraestructura de nuestra nación, la necesidad de combatir el cambio climático y proporcionar cuidados infantiles a todas las familias estadounidenses. Pero ahora, quiero hablarles de un área en la que pondré atención especial.

Es un escándalo que más de 50 años después del establecimiento de Medicare, los adultos mayores aún no reciben cobertura básica auditiva, óptica y dental. Muchos adultos mayores son incapaces de leer el periódico porque no les alcanza para nuevos lentes, no pueden hablar con sus nietos porque no les alcanza para obtener aparatos auditivos, y tienen problemas para alimentarse porque no les alcanza para obtener dentaduras.

También es el momento de reconocer que debemos reducir la edad de acceso a Medicare para los millones de trabajadores mayores con la necesidad desesperada de servicios de salud.

Esta época crucial para la historia estadounidense es el momento para que un presidente demócrata y un congreso demócrata hagan lo que quieren sus ciudadanos. Debemos expandir los beneficios de Medicare y disminuir la edad de acceso utilizando nuestra mayoría para dar este paso no es solo lo correcto para los estadounidenses, también es una buena movida política.

Estos pasos parecen caros, y lo son. Pero he aquí algo increíble. Podemos pagar el costo entero de las adiciones a Medicare si permitimos que el programa negocie el costo de los medicamentos.

Tan increíble como suena, el programa de Medicare tiene prohibido por la ley negociar con las empresas farmacéuticas por el costo de los medicamentos que adquieren los adultos mayores. El poder de cabildeo de las grandes farmacéuticas significa que estafan al gobierno y le cobran a los estadounidenses lo que se les antoje. Y no solo eso. Debido al enorme poder de la industria farmacéutica, todos los estadounidenses se ven obligados a pagar los precios más altos del mundo por medicamentos de receta. Este absurdo se tiene que acabar.

Negociar los precios es lo que hacen todos los países ricos del mundo. El Departamento de Asuntos de los Veteranos de Estados Unidos lo hace. Solo Medicare tiene prohibido dar este paso.

Es una locura pensar que tenemos que luchar por estas políticas de sentido común que la abrumadora mayoría de los estadounidenses respalda. Pero no es una sorpresa que la industria farmacéutica utilizará todo su poder en Washington DC para intentar detener la lucha. Entre 1990 y 2018, las compañías farmacéuticas gastaron 4,700 millones de dólares en el cabildeo con el gobierno federal. Eso significa 233 millones al año. Además de los más de 400 millones de dólares en contribuciones de campaña para candidatos y comités federales, y los más de 900 millones de dólares para candidatos y comités estatales.

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La industria farmacéutica, el grupo de cabildeo más poderoso de Washington, cree que su fortuna y poder pueden prevenir que el Congreso y el presidente actúen para expandir Medicare y reducir los precios de los medicamentos. Bueno, yo difiero. Creo que en los próximos días y semanas, si hacemos out nuestras voces, podemos mostrar qué tan poderoso es el pueblo estadounidense cuando se une para contraatacar. No permitiremos que la codicia de la industria farmacéutica se interponga en el camino de los estadounidenses que buscan servicios de salud y medicamentos con precios razonables.

Como nación, comenzamos a progresar realmente para proteger los intereses de la clase trabajadora. No es sorprendente que el “establishment” y los defensores del status quo se resistan. Pero, en este momento crucial, si tenemos el valor de educar, organizar y progresar, triunfarán nuestros esfuerzos. Al final del día, un fuerte movimiento de base de millones de estadounidenses luchando por la justicia puede derrotar, y lo hará, al poder del dinero organizado.

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