Televisa frente a la oportunidad de AT&T México

Lunes 15 de diciembre de 2025

Ingrid Motta
Ingrid Motta

Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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Televisa frente a la oportunidad de AT&T México

La semana pasada, las acciones de Grupo Televisa subieron entre 2.2 y 3.6% ante la posibilidad de que la empresa adquiera las operaciones móviles de AT&T México.

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Televisa podría adquirir AT&T México.

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Desinformémonos | AT&T

El mercado bursátil suele ser un revelador involuntario de lo que un país desea que ocurra. La semana pasada, las acciones de Grupo Televisa subieron entre 2.2 y 3.6 por ciento ante la posibilidad, aún no confirmada ni negada, de que la empresa adquiera las operaciones móviles de AT&T México. No hubo reporte trimestral, ni la presentación de un nuevo producto, mucho menos un anuncio oficial; solo hubo un rumor. Y, aun así, Televisa ganó cientos de millones de pesos en capitalización de mercado.

Ese tipo de reacción dice más del estado del sector telecom que de la propia Televisa. En un mercado donde la competencia móvil lleva años estancada y la infraestructura se concentra de forma estructural, la idea de que uno de los jugadores históricos pueda adquirir una red móvil nacional abre la posibilidad de que México entre a una fase de convergencia total donde televisión, conectividad fija, streaming y telefonía móvil operen bajo un solo ambiente y recibo.

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Pero detrás de ese entusiasmo financiero, Televisa ha enfrentado, en los últimos años, un importante reacomodo: la televisión de paga dejó de crecer, Sky perdió suscriptores en un entorno más competitivo y las agencias calificadoras colocaron presión sobre su estructura de deuda. Fitch Ratings degradó recientemente su calificación de BBB- a BB+, entrando en grado especulativo, citando apalancamiento elevado, pérdida de suscriptores y un mercado cada vez más exigente. A pesar de ello, los inversionistas le dieron un voto de confianza inmediato ante la posibilidad de integrar a AT&T México a su portafolio. No porque los indicadores actuales hayan cambiado, sino porque la narrativa lo hizo.

La hipótesis radica en que el mercado está premiando a una Televisa con capacidad móvil que podría construir la única oferta convergente de escala capaz de competir de manera frontal con un Telcel que, históricamente, mantiene una posición dominante. La integración de infraestructura móvil con servicios fijos, televisión de paga y contenido permite empaquetamiento, mayor fidelidad de clientes y un espacio competitivo más equilibrado.

El atractivo está tanto en los 24 millones de abonados que AT&T México ha acumulado en diez años, como en la infraestructura, el espectro y la presencia nacional que permitirían acelerar una estrategia que, de otro modo, tomaría años y miles de millones de dólares en inversión. El valor de la operación se estima entre 3,000 y 4,000 millones de dólares.

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En paralelo, esta posible operación abre la posibilidad de una reconfiguración del sector telecom en 2026. La convergencia instala a nuevos actores en la negociación por espectro, datos, tarifas de interconexión y regulaciones de competencia. Le exige al nuevo regulador condiciones claras y visión de largo plazo. Y redefine la capacidad de los usuarios para elegir proveedores en un ecosistema donde la conectividad se ha vuelto la infraestructura básica cotidiana.

Para Televisa, la adquisición potencial representa un cambio estratégico. Ya no solo de producir contenido o distribuirlo, sino de contender en el terreno de la economía de datos. Una empresa con presencia móvil, fija y audiovisual puede construir modelos integrados, analizar comportamientos, optimizar paquetes y ofrecer servicios que trascienden la conexión. Ese tipo de estructura es común en mercados donde la convergencia maduró hace años, pero en México sigue siendo una asignatura pendiente.

La competencia en telecomunicaciones no se fortalece solo sumando actores, sino permitiendo que aquellos con capacidad financiera, técnica y comercial puedan escalar. AT&T entró a México con una visión ambiciosa, pero el costo de construir una red en un mercado tan asimétrico terminó desgastándola. Su red, sin embargo, es valiosa; su operación, recuperable; su base de clientes, relevante. Para Televisa, absorber ese activo podría ser el punto de inflexión para reposicionarse en un ecosistema que ya no está en la pantalla, sino alrededor de la conectividad.

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La noticia más relevante es confirmar si México está preparado para una nueva etapa en la que el mercado de telecomunicaciones se organice alrededor de plataformas integradas. Esto demandará reglas claras, procesos de autorización robustos y una mirada regulatoria que entienda la convergencia no como una amenaza, sino como una oportunidad para reconstruir competencia y acelerar innovación.

Las próximas semanas serán decisivas. Si la operación avanza, cambiará el mapa competitivo, así como la forma en que millones de personas acceden a internet, consumen contenido y se relacionan con la economía digital. Y si no avanza, el simple hecho de que el mercado haya reaccionado así es un síntoma de que México necesita movimiento, inversión y nuevas configuraciones para que la competencia vuelva a intentarlo.

A veces, no es la transacción la que revela el futuro, sino la expectativa que despierta.

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