Cacería
FrancoTirador

Nacho Lozano es periodista y autor. Ha sido reportero y presentador de noticias para radio, televisión e internet desde hace dos décadas; editor y columnista en diversos medios impresos nacionales e internacionales. Es presentador de Noticias Telemundo. Twitter: @nacholozano

Cacería
Los ataques y enfrentamientos en Reynosa, Tamaulipas, dejaron al menos 19 personas sin vida. Foto: EFE/Martín Juárez

Un enfermero trabajando como albañil para pagar sus estudios, un tendero de la tercera edad, abuelitos, taxistas, comerciantes, un recolector de basura, quince inocentes tendidos en la calle después de ser baleados el sábado. No, no eran criminales que se estaban matando entre ellos, como se solía criminalizar a inocentes en la narrativa calderonista, peñanietista, pero también en la lopezobradorista y de algunas administraciones locales en medio de la guerra que vive México desde años. Tanto Tamaulipas, como Guanajuato y otros estados desangrados por la violencia se han vuelto infiernos que criminales dominan para que los delitos queden impunes y el poder en sus manos. El Estado y sus instituciones de (presunta) seguridad “nomás milando”.

El horror en Reynosa. México es el país donde no puedes decir que “Ya nada se pondrá peor”, porque siempre, siempre se pone peor. Y ahí tenemos esta masacre: criminales armados y motorizados salen a las calles disparando indiscriminadamente a quienes se encontraron en su maldito camino. Una versión oficial, la de la alcaldesa, señala que dos grupos delincuenciales salieron de cacería para enfrentarse entre ellos. Nunca se había visto algo así. ¿En serio nadie pensó que esto se pondría peor?

¿Y las instituciones tamaulipecas (entendidas, en su mayoría, como entes que trabajan para criminales, no para quienes las financian con sus impuestos)? Huecas por dentro. No hay policía municipal y la impunidad entre las fiscalías rebasa el 90% entre los delitos que se procesan.

Por si te lo perdiste: Ataques dejan 18 personas muertas en Reynosa, Tamaulipas

¿Y el periodismo? Amenazado, si no es que silenciado a balazos. Las crónicas incompletas o publicadas anónimamente dejan sin ojos a los tamaulipecos que sin los reporteros que desnudan a los poderes fácticos, nublan el panorama.

¿Y de los responsables de esa matanza? Ni sus luces. La cosa se pone peor cuando los responsables se quedan libres, gobernando las calles, las vidas, los miedos, las curules, las alcaldías, los cuartele militares, las adunas, las fronteras.

¿Y los ciudadanos comunes y corrientes? Millones han normalizado la violencia, su apatía los entumió frente a la impunidad narrada en las noticias que pasaban con la yema del dedo en una pantalla de celular: “No leo esas noticias porque no quiero amargarme. Es mucha violencia y para qué me arruino el día”. La crueldad en los delitos que comenzaron a multiplicarse y a tragarnos en cachitos o pedazos son cada vez más grandes. En México las cosas se pondrán peor, en la medida en que crueldades como estas nos parezcan normales, irrelevantes.

Para ser Franco, de algo somos responsables todos.

Síguenos en

Google News
Flipboard