El tendón de Aquiles de México
Energía sin política

Es ingeniero químico con 28 años de experiencia en la elaboración, evaluación y asesoría de proyectos en la industria de hidrocarburos, geotermia, electricidad, energía y economía. Twitter: @economiaoil

El tendón de Aquiles de México
Foto: Pixabay/stevepb

El tendón de Aquiles de México son y serán los energéticos, debido a que no tenemos un buen balance del consumo de la energía primaria y secundaria: el 63% es de recursos propios y el 37% lo importamos.

Nuevas compañías productivas del Estado o filiales, como la empresa que pretende distribuir el gas LP en nuestro país, y señalar que una firma privada fue la que ocasionó el problema de falla del 28 de diciembre del 2020 –a sabiendas que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) debió verificar antes de hacer la interconexión si cumplía con lo requerido por el Cenace– no abonan confianza y certidumbre a las inversiones extranjeras directas, pues se pretende regresar a un monopolio de contratación unilateral en el mercado.

El argumento actual de la mayor importación de gas natural radica en que su extracción no es rentable para las finanzas públicas vía Pemex. Y sí lo es para la CFE, al ser la que tienen la mayor cantidad de importación en el mercado de formaciones de shale. Los afectados en forma directa son la generación de electricidad, industrias, hogares y todo ello ligado a la incertidumbre de tener gas, en el tiempo y momento adecuado.

El origen de la variación radica en la reducción de la producción de gas natural nacional y en una baja a las importaciones de gas natural. Concentrándose en solo la extracción de crudo para refinar, y dejando a la petroquímica fuera de la ecuación.

La energía es parte del T-MEC, y está dentro de nuestra balanza comercial. La Secretaría de Economía es parte fundamental, al ser un bien para el desarrollo económico de México de un intercambio comercial, y que esta directamente relacionado al PIB.

El dolor en el tendón de México podría estar en el corto plazo y radicaría básicamente en no entender el T-MEC, que es un contrato comercial para incrementar el intercambio de bienes, servicios o inversiones en la región norte de América, con la potencia mundial y con un país desarrollado que influye en el mundo. Esto no significa sumisión, sino saber aprovechar el conocimiento para el futuro.

En los últimos días, congresistas le han enviado cartas al presidente de Estados Unidos y se ha publicado el reporte de las condiciones de inversión por parte del departamento de Estado en México. Ambos documentos indican una falta de cumplimento en los acuerdos firmados en el nuevo tratado, aludiendo, en forma general, la posibilidad de haber ciertas violaciones, las cuales solicitan que sean abordadas de forma diplomática por el presidente Joe Biden en conversaciones con su homólogo Andrés Manuel López Obrador.

Firmar un acuerdo o un contrato no es simplemente tener un documento e imprimir un papel, existe una relación entre dos o más entes, y es un compromiso financiero, operativo y de confianza mutua para realizar un intercambio de servicios, bienes o inversiones para un fin en común. 

Podemos firmar un sinnúmero de acuerdos de confidencialidad, acuerdos mutuos, cooperación, entendimiento mutuo y lo que sea conveniente, pero la culminación de todo esto es un contrato o acuerdo comercial. Sin él no hay negocio.

Ahora que pretendemos ser parte de la nueva diplomacia ambientalista, es necesario poder implementar mejores aditivos a los combustibles, oxigenantes o mejorar las normas que permitan combustibles renovables, como fue la sugerencia de la embajadora Katherine Tai en la reunión realizada con la secretaria de Economía de nuestro país, en el primer aniversario del T-MEC.

Importar significa que no lo tenemos o producimos. 

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