La ‘traición’ de OnlyFans prueba la importancia de la libre competencia
Entre nodos

Periodista especializado en Tecnología con especial interés en la privacidad, el espionaje, la ciberseguridad y los derechos en la esfera digital. Observador de realidades, a veces provocador y defensor de la igualdad, la inclusión y el libre albedrío.
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La ‘traición’ de OnlyFans prueba la importancia de la libre competencia
Imagen: Captura de pantalla.

Imagina que, de pronto, Uber anuncia que ya no va a permitir que sus socios manejen automóviles compactos. Aunque con esta restricción estaría abandonando uno de los segmentos que la hicieron crecer exponencialmente, quizás no habría tanto problema para las personas usuarias en la Ciudad de México al existir opciones como Beat, Cabify o Didi, gracias a la libre competencia en el mercado de las plataformas tecnológicas.

Pues algo así pasó con OnlyFans la semana pasada. A fin de cumplir con las exigencias de sus inversionistas potenciales (busca levantar más de mil millones de dólares de financiamiento), esta plataforma que permite a sus miembros el crear, difundir y monetizar contenido sexual explícito, informó la semana pasada que, a partir de octubre, prohibiría este tipo de material.

El anuncio generó tal polémica que, justo ayer, terminó retractándose de esta medida: “Hemos asegurado las garantías necesarias para apoyar a nuestra diversa comunidad de creadores y hemos suspendido el cambio de política planificado para el 1 de octubre”, señaló en su cuenta de Twitter.

Vale recapitular lo que ocurrió en una semana. Tras el primer anuncio, varias personas creadoras de contenido, dedicadas al trabajo sexual, acusaron que OnlyFans, con más de 130 millones de usuarios, les traicionó al utilizar su trabajo para convertirse en una empresa exitosa y después abandonarlas para cumplir los caprichos del capital. Y es que estas personas habían encontrado en la plataforma digital un espacio seguro para ejercer su trabajo.

Fue precisamente este nicho lo que catapultó el éxito de OnlyFans durante la pandemia, al aumentar en más de 100 millones el número de sus usuarios durante el primer año de aislamiento social. 

También están las voces de quienes aseguran que este tipo de plataformas solo incentivan la explotación y el tráfico sexual, aumentando el riesgo para las mujeres, así como poblaciones vulnerables como la infantil o los migrantes. 

Pero hay otra arista que podemos analizar: la importancia de que existan varios jugadores en el mercado digital y, en este caso, para contenido explícito. La fuerte reacción de las personas que han visto una opción económica legal viable en la creación de este tipo de contenidos responde, en parte, a que su fuente de ingresos se vería lastimada por su dependencia a OnlyFans. Y no es para menos: esta plataforma de origen británico generó una economía de 2 mil 400 millones de dólares en 2020.

El impacto podría ser amortiguado gracias a la existencia de otros sitios como JustFor.Fans, un sitio estadounidense de contenido explícito, popular entre la audiencia de la diversidad sexual aunque no limitada a este mercado.

JustFor.Fans asegura que tiene el segundo puesto de la audiencia en su nicho y aprovechó el anuncio –hoy retractado– de la prohibición de OnlyFans para invitar a los creadores a sumarse a la plataforma. Una de sus estrategias fue el igualar las condiciones de monetización del contenido: OnlyFans permite que las personas creadoras se lleven el 80% de los ingresos generados mediante suscripciones y JustFor.Fans elevó el monto del 70% al 80% hace un par de días. Las dinámicas del libre mercado.

Y como JustFor.Fans, también hay más sitios como el estadounidense 4MyFans y hasta el sitio canadiense de pornografía Pornhub que permite a las personas realizar, publicar y obtener beneficios económicos por la publicación de contenido original sexualmente explícito. Cada plataforma tiene sus propias normas de uso, reglas en el manejo de los datos personales, las condiciones de monetización, medidas de verificación de personas usuarias, y moderación, eliminación y denuncia de contenido potencialmente ilegal. 

La analogía con Uber no es gratuita: por el crecimiento exponencial de su popularidad, a OnlyFans se le atribuye la llamada “uberización del porno”. Prácticamente cualquier persona con internet y un smartphone puede mostrarse en actos sexuales bajo un modelo de suscripción y sin mayor casting o intermediación, obteniendo una ganancia monetaria.

El mercado es real, hay oferta y demanda, y hay economías que se generan alrededor de estas plataformas. Entonces una prohibición como la que pretendía OnlyFans no sería el fin para el trabajo sexual en línea (tampoco de la explotación sexual) gracias a la competencia, pero ahora que ha dado marcha atrás, podemos rescatar una lección importante: la dependencia en un solo jugador del mercado puede generar consecuencias económicas bastante dañinas.

Con las palabras de su principal competidor, JustFor.Fans, “¿quién dice que no revertirá el curso en tres meses?”, creo que es momento para recordar que siempre será bueno tener un mercado libre, sano, competido y regulado, donde ninguno de los jugadores debe convertirse en uno “demasiado grande para caer” (too big to fail, en inglés)… sí, incluyendo en el mercado del uberporno.

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