La vacunación que no vendrá
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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La vacunación que no vendrá
Foto: Pixabay

Pocas cosas más fuera de lugar se han visto en el manejo de la pandemia como el haber cantado victoria de manera anticipada con la campaña de vacunación.

Aún si lo comparamos con la negativa de realizar pruebas diagnósticas, los disparatados mensajes de la inutilidad del uso del cubrebocas, los ambiguos semáforos epidemiológicos aplicados a discreción y hasta la recomendación del uso de ivermectina por instituciones y su prescripción por la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, el celebrar una vacunación incompleta va más allá de lo absurdo.

Vacunar (solo) a mayores de edad “con una sola dosis” no es nada que festejar; sin embargo, como esa fue la meta presidencial, la que se mostró ad nauseam en diarias diapositivas (donde, por cierto, las cifras variaban misteriosamente), la que se cacareó como un ejemplo de “estrategia”, pues esa buscamos y a esa aplaudimos. 

No importa que falten muchos adultos por completar sus cuadros. No importa que falten adolescentes o niños. No importa que haya que administrar refuerzos. Para las autoridades de salud en México, solo la meta presidencial existe.

https://la-lista.com/mexico/2021/10/29/meta-cumplida-esto-dijo-hugo-lopez-gatell

La pandemia estorba para la agenda oficial del presidente y es por eso que hay que darle el menor perfil posible. Hay que acabar con fecha, hora, metas artificiales, cifras poco claras y –a menos que nos demuestren lo contrario– maquilladas.

El extender la vacunación contra Covid-19 aplicando refuerzos a los ancianos e inmunocomprometidos, luego a todos los adolescentes y posteriormente a los niños simplemente no le conviene al gobierno. Además de un gasto adicional, es reconocer que el problema sigue existiendo. Que el covid sigue siendo importante y que debe dedicarse atención, trabajo, talento y recursos a ello, pero, sobre todo, la existencia de Covid-19 distrae de la agenda oficial. Por eso, se acabó la vacunación. 

Sí, ya acabamos. A otra cosa. Dejen de hablar ya de las vacunas. El problema es que en el resto del mundo no están de acuerdo.

La evolución normal de la vacunación no es una sorpresa. Cualquiera, con un mínimo conocimiento del tema, sabía de antemano cuáles serían los pasos siguientes. 

Primero había que investigar y crear una vacuna. Esto se hizo en tiempo récord. La humanidad debe sentirse orgullosa. El siguiente paso era autorizarla para utilizarse en la emergencia de manera masiva. Aunque la autorización existe, el problema ha sido la distribución amplia y equitativa en el planeta, sin embargo, la mayor parte de los países de alto nivel económico y, hay que decirlo, del nivel de México, no tienen un problema de abasto… a menos que ellos mismo se lo hubieran creado. Vaya, los datos mostrados por Our World in Data muestran como México ha vacunado porcentualmente a menos gente que Chile, Brasil, Argentina, Canadá, España y hasta Panamá.

Mientras esta vacuna comenzaba a aplicarse, las investigaciones para extenderla a grupos de menor edad seguían adelante. Eventualmente, paso por paso, cada uno de los biológicos debería aspirar a ser autorizada para usarse tanto en adultos como niños. Pfizer, que evidentemente se encuentra más adelantada en este proceso, recibió ya la autorización de la FDA para administrarse a niños de 5 a 11 años. Es probable que, en el primer trimestre del año entrante, la vacuna pueda ser utilizada en mayores de seis meses de edad. Si todo sale bien, para la primavera del año 2022 contaríamos con una vacuna para administración universal.

¿Cada cuándo deberán aplicarse nuevas dosis y refuerzos? Esto, hasta el momento, es un misterio. Sin embargo, nada nos hace pensar que no se requerirá una periodicidad y todos deberemos ser vacunados nuevamente como sucede con otras vacunas. El ejemplo más común es el de la influenza, la cual debe ser actualizada cada año y todos debemos vacunarnos. 

Pero nada, absolutamente nada de lo dicho en los últimos párrafos fue previsto o considerado por la Secretaría de Salud. El objetivo siempre fue minimizar el problema, como dije, no realizar pruebas, no promover el uso del cubrebocas y comprar el menor número de vacunas, solamente para satisfacer la absurda meta de “los mayores de 18 años”. En ninguna parte se tomó en cuenta que todas las vacunas estaban autorizadas, desde un inicio, para ser utilizadas en mayores de 16 años. Según las autoridades de Salud, el covid solo ataca a quienes ya sacaron su IFE.

El querer esconder la cabeza y hacer como que nada pasa solamente hará más grande el problema. Estados Unidos y una gran cantidad de países ya están vacunando a los menores de edad. La Unión americana comenzó a pedir certificados de vacunación para permitir el ingreso a ese país de los mayores de 18 años. Es muy probable que, en algún momento del año entrante, extiendan este requisito a todos los grupos de edad. Los niños mexicanos se quedarán atrás… y se quedarán afuera.

De la misma manera, es probable que el nivel de inmunidad proporcionada por las primeras dosis de las vacunas comience a decaer. Esto no sería sorpresa. No es improbable que muchos países comenzarán a pedir que los viajeros solamente ingresen a su país si su vacunación está “al día”, lo que eso signifique en ese momento.

La negativa de no extender el plan de vacunación va más allá de los absurdos dislates del Dr. Jorge Alcocer o de Hugo López-Gatell entorpeciendo las labores de adquisición de vacunas por parte de la cancillería. Significa que, como confirmó el presidente, no contamos con un plan, y al no contar con un plan no contamos con un presupuesto. 

México vacunará, a regañadientes, a un grupo de adolescentes que caen en una clasificación de distintos factores de riesgo y enfermedades preexistentes. Como ya vimos, el resto de los adolescentes, solo podrán hacerlo por la vía judicial. Qué triste que en México se requiera de abogados y jueces empáticos para lograr salvar vidas.

La FDA ya dio su autorización de uso de emergencia a la vacuna de Pfizer para niños de 5 a 11 años, pero esto no significa que la Cofepris lo vaya a hacer. Todo parece indicar que la autorización que dieron para mayores de 12 tomó desprevenido a López-Gatell y no permitirá que esto ocurra nuevamente. Si Cofepris da su venia, nuevos amparos vendrán, ahora para los niños escolares. Una orden judicial que viniera desde niveles altos los metería en problemas y el gobierno se vería obligado a comprar millones de dosis de vacunas y crear todo un plan para vacunar a los menores. 

Mientras tanto, cada vez más investigadores coinciden en el riesgo potencial del desarrollo de nuevas variantes que pudieran ser particularmente agresivas hacia los niños. Además, infectólogos de la talla del Dr. Alejandro Macías han afirmado que la única manera de lograr la inmunidad de grupo (de “rebaño”) es extendiendo la vacunación a la mayor cantidad posible de seres humanos, no importando su grupo de edad.

A lo largo de varias columnas y en varios foros he expuesto mi posición sobre las pésimas decisiones que tienen al sistema de salud de México en la que quizá es la peor crisis de su historia. La obstinación por no extender la vacunación contra covid podría convertirse en uno de los peores errores que algún gobierno hubiera cometido.

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