Carta a mis padres
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Carta a mis padres
Foto: Pixabay

“El duelo nos desafía a amar una vez más”.

Terry Tempest Williams

El origen de #Archipiélago tuvo lugar con una crónica de cómo el covid entró como un tsunami en la vida de mi familia. Ese doloroso momento comenzó el 19 de diciembre de 2020, para el 24, Navidad, ya no teníamos a papá con nosotras. El 25 fue el día que nos despedimos de mi mamá, ingresó al hospital y no la volvimos a ver, murió el 8 de enero. Ha pasado un año entre esas dolorosas fechas, un año de experimentar una orfandad que en ocasiones nos ahoga, dos pérdidas que cada una de mis hermanas, hija y sobrinos hemos sorteado entre enojo, depresión, negación, aceptación y agradecimiento… 

Proceso que no ha sido fácil, pero me ha puesto los sentimientos a flor de piel y, en ese camino, el agradecimiento ha sido la constante, pensarán: ¿qué demonios puedes agradecer? Bueno, ese ha sido uno de los muchos regalos de mis padres, siempre nos inculcaron buscar el lado positivo y agradecer por lo bueno y lo malo que nos sucede. Por eso me he tomado la libertad de volver a escribir de ese proceso en este espacio a manera de carta de despedida al 2021, un documento que me resultaba fundamental porque en estos meses que todo se vislumbraba oscuro y doloroso, surgieron oportunidades luminosas.

Para empezar, les quiero contar el detrás de bambalinas de mi llegada a La-Lista. De entrada fue gracias a Mike y Bárbara, junto a todes les ángeles que me acogieron, después de aquella crónica cuadramos la columna que domingo a domingo escribo y pacientemente publican. Gracias, Aminetth, Sheila y ese gran equipe, por dar forma a cada #Archipiélago, espacio que tiene por intención compartir no solo eso que la cultura comparte y provoca en nuestras vidas, sino la calidad de personas que la hacen posible. Estoy segura que tú, mamá, serías la más crítica y me dirías un par de veces: “¡ay, le hubieras dado mejor por acá!” o “Flaquita, toma el tiempo para no escribir tan de prisa, que se nota”. Aún así, lo compartirías en los chats de tus clases de pintura, Tai chi o piano… Papá, mi chelipón, ya tendrías a todas tus conocidas y conocidos un poco hartos de mí, eran sin duda mis insuperables voceros.

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Pero también tengo tantas ganas de compartir un poco más de esos grandes personajes que día a día figuran en mi vida, uno de ellos es Toño, un gran hombre, súper sensible que, desde que nos encontramos en la vida, ha confiado en mí y me ha impulsado a salir pa’lante, en esos días de no saber hacía dónde iba, me llamó y entre sus consejos configuró las bases de 80 millones, una idea que se convirtió en programa semanal de El Once, iniciativa que se reforzó en charlas de café con Bárbara Anderson, después se al sumó como capitán del barco Jesús Tapia, Juan Carlos Alzas, Kika y Sara a cargo de los contenidos, Lalo y Agustín como “Pepes grillos” y en el estudio, la complicidad de María Meléndez, Lorena María Peugnet, Saúl López, Raulito, Guz Guevara y todes les que hacen posible que cada domingo de 9:30 a 11 de la mañana podamos transmitir historias sobre personas con discapacidad que, con base a una tenacidad inquebrantable, han generado cambios para –de entrada– ser considerados como “personas”, acciones que si bien han incidido en la sociedad, no han sido suficientes. Por eso, como dicen las chicas de “Yo también”, hay que sacar a la discapacidad del clóset para que de verdad suceda el cambio. Estamos por llegar a nuestros primeros 13 programas y puedo asegurar que ha sido una misión que nos llena de gozo, poco a poco hemos logrado ser considerados por organismos, colectivos, asociaciones y sobre todo personas con discapacidad que quieren sumar sus experiencias a un programa que hacemos con alma y corazón.

En esa lista de agradecimiento no podían faltar Carlos Brito, Caro, Lety, Jaime por ese abrazo e impulso a tomarme mi tiempo y volver como el ave fénix. Qué decir de la pandilla de El Once Digital, Lalo Valenzuela, Ana Grimaldo, Belén Kemchs, Anahí, Moy y demás que, entre otras plataformas, me dieron entrada con los filtros en las #Recos y sesiones de Instagram y Facebook Live, serie de charlas con protagonistas de la cultura de México y el mundo. Cita semanal, casi siempre los miércoles a las 15:00 horas, encuentros virtuales que me dejan explorar otras maneras de difundir el quehacer creativo de personajes admirables.

Mis abuelos hermosos, durante estos meses, Sami ha llenado nuestros corazones con su familia y su fortaleza, el pequeño Samuel se soltó a caminar, Sofía comenzó a ir a la escuela, la cachorra sigue buscando ese motivo que impulse su vida, por el momento comenzó junto con su amigo RobLui un canal en YouTube que se llama #LxBbChobbies, le ha costado asimilar su muerte, la carrera en línea y la vida misma, no la suelto. ¡Ay!, estarían tan orgullosos de Sacil, nos ha procurado tanto y, al mismo tiempo, poco a poco ha conseguido eso que se propone, Salef y los chatos se reencontraron y, aunque les hacen falta sus chelipones, se arman de valor y sacan ese espíritu tan de ustedes. La abuelita te extraña tantísimo, mamá, la estamos procurando como te prometimos y a pesar de todo, se ve serena. Arturo, Arodi, Alejandro y Miguelito, los yernos y nieto adjunto, han sido muy pacientes y amorosos; les amigues no nos sueltan, prácticamente todos los días cada una de nosotras recibe un guiño y eso, además de ser un bálsamo, nos muestra lo afortunadas que somos

Papá y mamá, todavía no logró/logramos entender el porqué ustedes, en terapia nos han dicho que trascendieron para estar más presentes y cuidándonos, pero el hecho de no poder abrazarlos, no sé, es incomprensible para el alma. Con decirles que siguen pasando los días y a veces nos descubrimos marcándoles por teléfono, imaginando que se fueron de viaje y están a punto de llegar, momentos dolosos que nos permitimos sentir, dejamos que esas lágrimas rueden por las mejillas libres y luego, tras un respiro, retomamos ese ánimo que tantas veces les vimos tomar en momentos súper complicados.

Agradezco a la vida por haberlos tenido como padres, gracias por las noches de dormir bajo la estrellas, las torres de hot cakes para ver las Olimpiadas o el Mundial todos bajo las cobijas en la sala, el huevito con papas que dejaba claro que no había dinero, esos regaños que al final terminaban en charlas memorables, gracias por el amor a la música, los viajes en carretera, por enseñarnos a saborear la vida, gracias por esos consejos y también por esas miradas que decían tanto sin pronunciar palabras. 

Los queremos, los quiero hasta el infinito y más allá.

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