Hermosos vestidos
HÍBRIDO

Como crítico de cine y música tiene más de 30 años en medios. Ha colaborado en Cine Premiere, Rolling Stone, Rock 101, Chilango, Time Out, Quién, Dónde Ir, El Heraldo de México, Reforma y Televisa. Titular del programa Lo Más por Imagen Radio. X: @carloscelis_

Hermosos vestidos
Foto: Película 'Spencer'.

En una entrevista de 2014 donde se le pidió opinar sobre el talento de sus colegas en la música, la reina del soul, Aretha Franklin, dio una cátedra en diplomacia cuando le preguntaron cuál era su impresión de Taylor Swift y su respuesta fue: “hermosos vestidos”. Hoy, algunas de las películas más comentadas en la carrera por el Oscar se ajustan muy bien a esta descripción, y no es precisamente un halago. 

Tan solo en Estados Unidos, Kristen Stewart ha ganado cerca de 20 premios como mejor actriz por su interpretación de Diana de Gales en la película Spencer, del director chileno Pablo Larraín. Por su parte, Lady Gaga sigue acumulando nominaciones gracias a su papel como Patrizia Reggiani en House of Gucci, aunque no con la buena racha de la Stewart. Estos reconocimientos las siguen perfilando como dos de las grandes favoritas para competir por el Oscar en 2022.

Conceptos como camp o farsa han sido lugar común en la discusión sobre el mérito de estas actuaciones, pero yo me inclinaría más por calificativos como miscast y sobreactuación. Stewart y Gaga no están solas en este pintoresco momento cinematográfico, las acompañan otras actrices como Jessica Chastain en The Eyes of Tammy Faye y Nicole Kidman en Being the Ricardos.

No sorprende que todas estas películas sean dirigidas por hombres y que la mujer se encuentre, una vez más, cosificada y convertida en un fetiche: cargadas de ropa, pelucas y maquillaje pesado. Esto también se puede ver en cintas como Last Night in Soho y The French Dispatch, pero al menos esta última se asume como una caricatura. ¿Por qué este repentino retroceso en la manera en que la mujer es representada en el cine?

Ahora parece una tendencia que, si tuviera que elegir el momento en que inició, diría que fue con La voz humana de Pedro Almodóvar, el mediometraje que filmó con la actriz Tilda Swinton durante la etapa de mayor incertidumbre de la pandemia, donde una mujer “deprimida” viste coloridos atuendos de Balenciaga y Dries Van Noten. Solamente visto en el contexto en el que fue realizado, este trabajo de Almodóvar tendrá algún valor especial, porque fuera de eso es poco más que un comercial de moda, gadgets y electrodomésticos, comparable con la publicidad que realizó para las pastas Ardilla.

¿Pero por qué se prestarían grandes directores a hacer películas que parecen comerciales de dos horas? Tampoco es nada nuevo o inusual. Las grandes corporaciones acuden frecuentemente a artistas de renombre, para dotar de prestigio y de cierta mística a sus productos a través de este tipo de colaboraciones; y los artistas aprovechan estas “chambas” para expandir su propia marca. Solo recordemos un caso reciente, como el de la campaña realizada por Gaspar Noé para la marca Saint Laurent, con la actriz Charlotte Rampling.

En 2001, BMW reclutó a 10 directores de cine, entre ellos Alejandro González Iñárritu (quien antes de debutar con Amores perros ya se dedicaba a la publicidad) para la serie de cortometrajes The Hire, protagonizada por Clive Owen. Hoy hablamos de la película de Ridley Scott con Lady Gaga, pero la marca Gucci ya había solicitado los servicios de David Lynch en 2007 para el comercial de una de sus fragancias, donde el director no hizo más que extender el universo que había creado en su película Inland Empire y puso a bailar a un grupo de modelos a ritmo de Heart of Glass de Blondie (un tema que volvió a quedar ligado a la marca por su uso en el trailer de la película con Lady Gaga). De hecho, más allá de tratarse de uno de los directores de cine más respetados, Ridley Scott tiene un largo historial realizando publicidad para marcas, desde su mítico comercial para lanzar la Macintosh de Apple en 1984, pasando por Chanel y aterrizando en Prada.

No es aventurado decir que películas como las que están llegando a nuestras pantallas en la actualidad (aprovecho para agregar The Souvenir, parte I y II) funcionan al mismo tiempo como artefactos que estimulan el consumo y siguen impulsando la reactivación económica tras la pandemia, pues como ya lo habíamos adelantado en esta columna, las proyecciones para la recuperación de la industria de la moda apuntan hacia finales del año que apenas está empezando, y asumiendo que todo sigue el curso planeado, no vamos ni a la mitad del camino.

Del trabajo de las actrices no hay tanto que aplaudir en la mayoría de estos títulos, independientemente de las nominaciones y los premios que pudieran seguir acumulando. Podemos decir lo mismo de las películas que protagonizan, porque fuera de los hermosos vestidos no hay mucho más que ver. No tienen gran valor artístico considerando, sobre todo, la amplia trayectoria de algunos de estos directores, por lo que son poco más que ejercicios de estilo.

Ya veremos qué deciden los responsables de entregar premios, que este año van a ignorar a muchas actrices internacionales que realizaron trabajos más interesantes. Esto tampoco es novedad en Hollywood, donde famosas como Sandra Bullock y Halle Berry han ganado el Oscar a la Mejor Actriz y la frambuesa de oro a la Peor Actriz, incluso en el mismo año. Pero si ustedes tienen ganas de ver alta costura y harto trapo, colgados en las perchas más famosas de la industria del entretenimiento y actuando exactamente como esperaríamos que actuara un maniquí, entonces los aguarda un gran festín. Y eso tampoco está tan mal.

BREVES

Spencer se puede ver en cines desde el 13 de enero. No es la mejor película de Pablo Larraín y si esperan ver una biopic tradicional sobre Lady Di, o algo parecido a The Crown, me temo que se llevarán una (desagradable) sorpresa.

Otras opciones en salas de cine son el reboot del revival del remake (casi) de la franquicia de Scream, con el elenco original. Y por otro lado, llega una interesante propuesta con Silent Night (Última noche) que puede tomarse como una alternativa a Don’t Look Up, el éxito apocalíptico de Netflix.

Pueden aprovechar este lento arranque del año para ponerse al día con series comentadas en los últimos meses. En plataformas encontrarán Station Eleven (HBO Max) y Yellowjackets (Paramount Plus).

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