Ciberfinanciamiento

El análisis de daños realizado por Chainalysis, empresa de observación de blockchain con sede en Singapur, comprueba que el 2021 ha sido uno de los años más exitosos para los amantes de lo ciberajeno.

Un gran número de víctimas fueron las aparentemente protegidas empresas de inversión y bolsas centralizadas, así como grandes compañías que, en consecuencia al robo de datos de usuarios e información privilegiada, tuvieron que pagar enormes cantidades de dinero para poder recuperar la seguridad de sus sistemas cibernéticos.

Entre los sospechosos comunes están hackers de Rusia y Corea del Norte, este último incrementó durante el año pasado su actividad de ciberdelincuencia en un 40%, usando su país como una sede de almacenamiento de criptomonedas controladas dentro de su territorio.

Inclusive hay datos que indican que es el propio gobierno de Corea del Norte el que, a través de su oficina de inteligencia, promueve a grupos como el Lazarus (o DarkSeoul), que fue creado en 2009 probablemente con el objetivo de espiar a los enemigos ideológicos del régimen del mandatario norcoreano Kim Jong-un.

A este grupo se le atribuyen ataques a empresas de diversas industrias, como el perpetrado en 2014 a Sony Pictures, cuyas películas sin estrenar aparecieron en portales de sitios de descargas. Se puede pensar que era una solicitud poco amigable de los hackers para frenar el contenido de la película Una loca entrevista, una comedia sobre un complot para asesinar al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un.

El gobierno de Corea del Norte negó su intervención, argumentó que seguramente fueron simpatizantes de su causa los que frenaron esos atropellos. Lo cierto es que todo el dinero que se produce de la piratería de datos pasa por un proceso de lavado de dinero para posteriormente ser usado para financiar programas nucleares, cerrar el círculo y amenazar al mundo de que si Corea del Norte tiene sanciones internacionales, procederán bélicamente.

Así como Corea del Norte, el gobierno ruso presuntamente utiliza los recursos –no solo económicos– de sus hackers para financiar sus proyectos militares, generar escenarios y crear pretextos para atacar a países vecinos o rivales políticos.

Washington advirtió a Rusia que de confirmarse que está detrás del ciberataque a Ucrania “habrá un costo”. La Alianza Atlántica prepara la firma de un acuerdo de cooperación cibernética con Kiev, y la Unión Europea movilizará sus recursos para apoyarlo ante cualquier futuro ciberataque y amenazas cibernéticas.

Históricamente, los enemigos siguen y seguirán siendo los mismos, lo que evoluciona es el campo de batalla, que ahora utiliza armas electrónicas y digitales para la apropiación de territorios y bienes ajenos para el empoderamiento del odio y la división social del mundo.

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