Cuidar el capital, secreto de la economía
Economía Aspiracionista

Manuel Molano es un economista con experiencia en el sector público y privado. Es asesor en AGON Economía Derecho Estrategia y consejero de México Unido contra la Delincuencia. Twitter: @mjmolano

Cuidar el capital, secreto de la economía
Foto: juliangvm/Pixabay

Un tuit reciente de una colega en Estados Unidos me puso a reflexionar. Lo que decía, palabras más, palabras menos, es que los departamentos y las facultades de economía en las universidades del mundo están llenos de economistas laborales, especialistas en pobreza o en temas como la distribución del ingreso. Sin embargo, muy pocos economistas estudian lo que hace que la economía funcione: el capital.

No es sorprendente que la academia tenga un sesgo hacia la izquierda. Muchos académicos contestarían que la economía capitalista funciona a través del capital, pero que hay otros sistemas que no funcionan de esa forma. Francamente, creo que quienes así opinan están equivocados. De hecho, los libros más influyentes en las escuelas económicas de izquierda llevan la palabra “capital” en el título. Uno, en varios tomos, escrito por Karl Marx; otro, de años recientes, escrito por Thomas Piketty. Quizá lo sorprendente es que los economistas del otro lado de la barda, que estudiamos las economías de mercado con los lentes de la teoría neoclásica, no estudiemos más al capital.

La realidad es que en la Unión Soviética y hasta en las monarquías religiosas han existido distintos activos acumulables en el tiempo que permiten el progreso individual o de un grupo. A esto nos referiremos cuando hablamos de capital. Sí hay un conjunto de especialistas que estudian el capital: los contadores, los administradores y los financieros. Es curioso que estos no necesariamente tienen entrenamiento como economistas, y más curioso aún que los economistas tenemos esta tendencia a mirarlos por encima del hombro, como si se fueran especies subhumanas. Sí hay una rama de la economía llamada economía financiera. Probablemente a ellos no los despreciamos como profesión. Pero los economistas financieros normalmente acaban en la regulación de los mercados financieros, no necesariamente son los estudiosos del capital que esperaríamos que fueran.

Lo único que importa en la vida económica de las personas es la acumulación de capital. Puedes regarla en 200 cosas, pero no puedes equivocarte en eso. Desafortunadamente no preparamos a la gente para esas decisiones. Normalmente decimos cosas como “sigue tu vocación”, “el dinero no es tan importante”, “no te preocupes, que todo se acomoda”. En las mismas universidades donde decimos a los estudiantes de finanzas que es importante diversificar el portafolio de inversiones de una familia y una empresa, también les decimos que lo que importa en la vida es que se consigan un buen trabajo, así, en singular.

El gran argumento moral en contra de una educación capitalista es que no podemos crear una sociedad de gente egoísta cuyo único fin sea la acumulación de cosas materiales (o de cosas que nos ayuden a producir otras cosas, otra definición útil de la palabra capital). Sin embargo, ese es un problema de gente rica. Si Carlos Slim es lo suficientemente rico ahora que tiene alrededor de 70 mil millones de dólares, o si Jeff Bezos es suficientemente rico con 250 mil millones (y todo el mal gusto posible del planeta), es una pregunta ociosa. La realidad es que los seres humanos tenemos que acumular suficientes bienes que ayuden a la producción de otros bienes de manera que vivamos de manera desahogada toda nuestra vida. Habrá años en que no podremos trabajar, que no tendremos ingresos, y los activos de capital existen precisamente para poder trasladar nuestro consumo de los años de abundancia a años de dificultades.

No debería darnos vergüenza esta necesidad de acumular, siempre y cuando no le quitemos sus cosas a nadie más. Las utilidades empresariales (u obtenidas a través de un emprendimiento comercial) no son robo. Si la gente está dispuesta a cambiar 200 mil pesos por un vehículo que a una armadora de coches le cuesta 100 mil producir, ambas partes en esa transacción van a ser felices. Así es como se genera valor en la economía; yo me desprendo de mis 200 mil pesos, la armadora se desprende del coche que hizo y sigue invirtiendo para que podamos repetir un intercambio de felicidad de esta naturaleza en el futuro.

Calcula cuánto capital necesitas para la vida y trabaja para conseguirlo. Ahorra e invierte. No necesariamente eso te lo va a dar un empleo. Igual hay que tener dos. O tres. O uno pero varios emprendimientos. Mientras no robemos, matemos o pillemos, en la acumulación de capital se vale casi todo.

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