Las amigas salvan vidas
Rosa flaminga

Psicoterapeuta feminista, lesbiana tropical, me especializo en los avatares de la vida lésbica para resistir la discriminación y violencia sin que estas me sean ajenas, pues son parte del día a día.

Las amigas salvan vidas
Foto: Pixabay

Hace un par de semanas les platicaba como la discriminación y la violencia simbólica pueden impregnarnos de sensaciones de vacío, desesperanza, tristeza, si a esto le sumamos las distancias geográficas y el distanciamiento por la contingencia por el Covid-19 tenemos como resultado que muchas personas experimentemos algún grado de soledad.

Diversos estudios señalan el papel del aislamiento social y la soledad en la salud, la calidad y la expectativa de vida de las personas, en especial mujeres, ancianas y personas LGBTIQ+, sectores de la población que son considerados grupos en vulnerabilidad. 

Una modalidad de la discriminación antilésbica que contribuye a mantener el aislamiento social es la estigmatización, lo que significa que se cataloga y etiqueta a las personas por su apariencia, gestualidad, expresión de género, manifestaciones afectivas y hasta por sus actividades laborales, deportivas o recreativas, esto quiere decir que se presupone la orientación sexual o identidad sexo-genérica a partir de ideas estereotipadas y prejuiciosas heterosexistas.

Este tipo de estigmatización no solo afecta a las lesbianas y a sus familias, sino que se puede hacer extensivo a otras personas por efecto del contagio del estigma lésbico en una suerte de daño colateral por proximidad, ocasionando que muchas personas se alejen de todo lo que parezca lésbico por temor a ser discriminadas o violentadas.

Todo ello contribuye a diferentes maneras de ir excluyendo a las lesbianas de una red de apoyo íntima como ocurre con la soledad relacional, experimentada como esa distancia o frialdad afectiva, falta de reciprocidad o solidaridad de familiares y amistades que se suma a soledad comunitaria o falta sentido de pertenencia a una colectividad que te brinde reconocimiento, validación, respaldo. Como resultado, las lesbianas experimentamos la soledad emocional, ese sentir subjetivo de una carencia de afectos e intimidad.

No es casual que más de una de nosotras manifieste conductas, pensamientos y emociones de inadecuación, al asumir que se carece de los atributos suficientes para ser queribles, deseables, amadas y deseantes de contacto afectivo íntimo.

Estrechar lazos íntimos con personas significativas es una labor difícil, de ahí que solemos refugiarnos profundamente en una relación particular en búsqueda de compartirnos, debido a ello, cuando algo falla en la relación y se rompe el vínculo tan difícilmente obtenido suele ser devastador, por si fuera poco, nuestros conflictos, crisis, perdidas, duelos y todas la emociones derivadas de estas situaciones suelen ser ridiculizados, minimizados y silenciados. 

El mote popular “lesbiandramas” es un claro ejemplo de trivialización de las crisis y duelos experimentados por las lesbianas, quienes son señaladas como “intensas” por la gestualidad y expresión de sus emociones. 

Desde la mirada feminista, nada tiene de trivial la lucha por nuestra vida, si todavía nos cabe la duda hay investigaciones que respaldan que estrechar lazos íntimos con al menos cinco personas para compartirnos íntimamente y brindarnos soporte emocional en momentos de crisis pueden atenuar las secuelas del aislamiento, soledad, trivialización de duelos y restricciones emotivas con un gran beneficio para nuestra salud. 

No lo olvides, las amigas salvan vidas.

Síguenos en

Google News
Flipboard