De urgente y obvia resolución
Tácticas Parlamentarias

Analista y consultor político. Licenciado en Ciencia Política por el ITAM y maestro en Estudios Legislativos por la Universidad de Hull en Reino Unido. Es coordinador del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa en el ITAM. Twitter: @FernandoDworak

De urgente y obvia resolución
Foto: Cortesía Cámara de Diputados

El pasado jueves se publicó un decreto cuya discusión y aprobación se hizo tan rápido que no se ha visto tal celeridad en esta generación: la reforma a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales y a la Ley Federal de Revocación de Mandato, para permitir que funcionarios públicos puedan promover la consulta.

Más allá de discutir sobre si está bien o mal, si el decreto es el resultado de leyes electorales tan absurdamente prohibitivas que se ha premiado el victimismo y la simulación, o si la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) la declarará o no inconstitucional, van algunas reflexiones:

En primer lugar, y nos guste o no, es posible aprobar iniciativas si se consideran de urgente y obvia resolución, y así está definido en la normativa del Congreso. Ahora bien, se debe reconocer que esa causal no se justifica para este caso, debería corresponder a emergencias.

¿Dónde está el problema? Podría reformarse la normativa interna, pero sería absurdo y haría más daño que bien, pues se restringen las opciones para cuando haya realmente una emergencia. En lo personal apostaría por medidas que obliguen a la Mesa Directiva a ser designada a partir del consenso del pleno, como obligar a su presidencia a haber ocupado la vicepresidencia al menos el año anterior. Esta medida ayudaría a que las presidencias no abusen de su capacidad para alterar el proceso legislativo de manera facciosa, como ocurrió en el Senado.

Segundo, mientras quienes critican al gobierno hacen ver este incidente como una señal de desesperación, en realidad no es una medida muy distinta a cuanto ha hecho el presidente. Como gobernante de corte populista, acepta la democracia y sus reglas cuando sus resultados le convienen, y la desconoce o altera cuando no. Un ejemplo: gobernó por decreto durante la primera parte de su gestión como jefe de Gobierno del Distrito Federal, cuando no tuvo mayoría en la Asamblea Legislativa. Seguirá haciendo este tipo de jugadas mientras sea visto al interior de Morena como el factor de unidad.

Finalmente, la pregunta: ¿por qué las personas legisladoras de Morena cedieron tan fácilmente? La razón: mientras sea visto el presidente como factor de unidad, tiene todos los instrumentos de coerción. Quizá conforme nos acerquemos al cierre del sexenio, y su poder mengüe se rebelen más ante la posibilidad de reelección.

Quizá en un futuro, cuando se les cuestione por qué callaron, dirán lo que dijo el abate Sieyès ante el terror de Robespierre: “yo sobreviví”. Posiblemente tendrán bases electorales propias que les garantizarán la permanencia. En tal caso, habría que distinguir entre quienes callaron para sobrevivir y quienes gozaron atropellar a la oposición. Pero recordarlo es tarea nuestra.

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