De espaldas a la historia
Alioli

Es periodista y analista de datos. Ha colaborado en medios como Reforma, Chilango y Tec Review. Fue coautor del libro Ayotzinapa, la travesía de las tortugas, publicado por la editorial Proceso. También es hincha incondicional de los Leones Negros. Twitter: @ridderstrom

De espaldas a la historia
Tras perder con Macedonia del Norte, Italia quedó fuera del Mundial de Catar 2022. Foto: Twitter / @Euro2024

Italia sabe de tragedia. Propia y ajena. Por eso, su caída en la clasificación para el Mundial, por segunda ocasión consecutiva, tenía que ser así: en casa, en un encuentro de repesca, frente a Macedonia del Norte (que nunca ha llegado a la máxima fiesta del futbol) y con un tanto en el minuto 92. Si hace cuatro años la responsabilidad recayó en los malos manejos de la Federación Italiana (cuyo nuevo ciclo inició en noviembre de 2017 con el despido de su presidente Carlo Tavecchio y culminó con la obtención de la Eurocopa 2020 en Wembley), ahora habrá que hacer un profundo autoanálisis para dirimir culpas.

Luego de ver lo ordenada y eficiente que fue Italia en la Eurocopa, se presagiaba una generación que llenaría de alegrías a los hinchas. Por desgracia, esa generación se desinfló y demostró que rinden más con sus clubes que con su Selección. Es casi increíble para los que tienen mayor memoria futbolística, pero ya no es tiempo de reinados en el futbol de selecciones. La Brasil de los 90, que jugó tres finales de Mundial consecutivas y ganó dos, dejó unas expectativas altísimas que los nuevos jugadores no han sabido llenar. La Francia de Zidane, Henry y Barthes, que a finales de los 90 y principios del nuevo siglo ganó Mundial, Eurocopa y Confederaciones, se estrelló en la final de Alemania 2006 y debió pasar por un doloroso periodo de reconstrucción hasta volver a levantar la Copa Mundial en 2018. La España que ganó Eurocopa, Mundial y Eurocopa en cuatro años y llenó la pupila de los más futboleros la década pasada, terminó harta de tanto tiki-taka, y hasta ahora ha podido levantar el vuelo con una nueva camada de jugadores técnicos y habilidosos que en poco se asemejan a la generación dorada, pero guardan el estilo que los consagró.

Se acusa lo pesado del calendario actual para los jugadores; también el alto grado de dificultad de la clasificación europea para el Mundial, y cómo todo esto afecta anímicamente a los jugadores. Pero esos factores no afectan exclusivamente a Italia, tan descolocada como inoperante. ¿Cómo se puede recuperar la moral de un equipo que hace menos de un año ganó un trofeo histórico y ahora no irá al Mundial? Será demasiado difícil, quizá imposible. Porque Verratti, Jorginho, Insigne, Immobile y varios más se están acercando a la madurez futbolística y en caso de que se clasifiquen para el Mundial de 2026, habrán pasado buena parte de sus carreras sin estar a la altura de una selección por cuyas filas pasaron Baresi, Maldini, Zoff, Baggio, Totti, Buffon, Rossi y tantos otros nombres ilustres que ahora miran con tristeza este proceso histórico. Es difícil ser una selección italiana que no tiene un solo jugador de leyenda.

Quizá en los próximos cuatro años surja una camada de jugadores jóvenes a los que esta eliminación los haya marcado profundamente y decidan empeñarse en limpiar el honor de su selección. También existe la posibilidad de que el equipo italiano entre en una espiral de decadencia. Visto lo visto, lo más probable es que suceda la segunda opción.

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