¿Fue necesario aclarar los conceptos ‘sexo’ y ‘género’?
RacismoMX

Coordinadora de programas en RacismoMX. Feminista antipatriarcal, antirracista, abogada por la Universidad Iberoamericana y maestra en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario por la American University. Ha trabajado en organismos internacionales y sociedad civil en la defensa de los derechos humanos en materia de género y raza. 

Twitter: @xolmarie

¿Fue necesario aclarar los conceptos ‘sexo’ y ‘género’?
Foto: Tim Mossholder on Unsplash.

El pasado 24 de marzo, el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich) de la UNAM invitó a conversar a algunas expertas que se han destacado por su participación en la lucha contra la violencia de género en un foro denominado Aclaraciones necesarias sobre las categorías sexo y género, que causó gran polémica entre muchas personas en las redes.

La primera pregunta de muchas de nosotras fue: ¿qué quieren aclarar? Porque lo que sí está claro es que algunas de ellas suelen dar argumentos excluyentes cuando se trata de diversos grupos históricamente discriminados y eso lanzó mucho sospechosismo sobre el evento. Muchas seguro van a decir “¿qué argumento excluyente?” o “las que no entendieron fueron ustedes” y sobre todo “¿cuál discurso de odio?”

Bueno, no voy a desmenuzar el foro pero ahí les va lo que pienso. Hay dos argumentos importantes que me gustaría destacar. El primero es de Amelia Varcárcel, quien con condescendencia y racismo (es decir, con una relación desigual de poder entre ella y las demás que no pensamos como ella y además con características etnico-raciales no blancas), habló de países no europeos, menospreciando y faltando al respeto a las mujeres islámicas que usan la burka, niqab e hijab, ya que al dar el ejemplo sobre las niñas en Afganistán señaló que tienen que ir a la escuela con su “toquita”[1], dejándonos claro su catolicismo y el desprecio por las mujeres que eligen utilizar artículos que no son típicamente occidentales.

Pero no se quedó ahí la cosa, nos señaló: “¿cómo es que en Afganistán saben perfectamente a quién mandar a la escuela?”. De hecho dijo que en Afganistán saben perfectamente de qué sexo es alguien y lo tratan en consecuencia. Queriendo comparar nuestras culturas y particularidades a estas. Trató de hacer una comparación que no es posible, porque nuestros países siguen corrientes jurídicas diferentes: la nuestra es Occidental y de “protección a los derechos humanos”, diferente a países de Asia o Asia Central, donde la tradición jurídica, por ejemplo, la musulmana “ley sharia” tiene un vínculo directo con la religión y, por ende, “los derechos humanos” como los entendemos exceden ese conocimiento.

Por lo que no podemos decir que como ellos entienden el sexo y género deberíamos entenderlo así, porque precisamente la amplitud de interpretación que nos deja Occidente nos hace poder diferenciarnos más en términos de sexo y género. A lo mejor la tradición religiosa de Valcárcel sesgó su forma de pensar. Pero el sexo no solo es observable como ella indicó, sino diverso y si bien una persona lo atribuye o asigna al nacer, este puede rectificarse en el futuro, precisamente porque se ha comprobado que no por tener pene eres hombre y no por tener vulva eres mujer.

A esto le sumamos que apostó por no explicarlo, sino que impositivamente aseguró que solo hay dos sexos y las “cosas” (como se refirió a ciertas personas) que parecieran ser “intersexos” son una anomalía de uno de ellos. Patologizando a todas aquellas personas que no son mujeres ni hombres cis, o sea personas trans, intersexuales o no binarias. Apostó por indicar que el feminismo como un pensamiento político ilustrado es para personas ilustradas. De hecho esta es la crítica principal del feminismo, igual que como lo indicó Lagarde, personas como Rosa Luxemburgo o Angela Davis no se llamaban feministas porque no las representaba, sobre todo porque no pertenecían a una clase social. Es decir, el feminismo entonces sí que parecería ser discriminador y solo querer proteger a cierto tipo de mujeres.

Todo este discurso discriminador, racista y clasista nos queda más claro con la intervención de Alda Facio, el segundo argumento. Ella, por sus diversas intervenciones con Naciones Unidas, nos explica cómo en este organismo internacional no se puede hablar de feminismo, sino únicamente de igualdad de género. Y vuelve a indicar la problemática que tienen ellas sobre el concepto de “género” que ellas pusieron a nivel internacional para hablar de mujeres y que ahora incluya a todas las personas de la disidencia sexual, lo que consideró  erróneo.

En un primer momento pensarías bueno, pero las mujeres de la disidencia sexual pues obvio pueden ser protegidas por los derechos de las mujeres, porque al final son mujeres, cada una de nosotras llegó de diferente forma a ser mujer pero lo somos. Entonces saca a colación el caso de Vicky Hernandez que llegó a la Corte Interamericana y en el que ella mandó una amicus curiae[2] para explicar porqué la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém Do Pará) no puede aplicarse en este caso. Alda Facio fue muy clara: Vicky Hernandez, a pesar de ser una mujer trans, “perdón una persona trans” (así lo dijo), no es una mujer, es una persona de la disidencia sexual que no sufre violencia de género. Es decir, dijo que la violencia de la que fue víctima Vicky Hernández fue un delito de odio y no por ser mujer.

Pon tu que así lo fuera –aunque no estoy de acuerdo– porque Vicky era una mujer trans con todas las características de una mujer, y por lo tanto, su feminicidio fue por eso, por ser una mujer. El problema real es que el sistema de opresión patriarcal tiene como objetivo subordinar a todas las personas que no son hombres, masculinos, o machos (lo que sea que eso signifique), contra cualquier diversidad que no lo sea. Igualmente de aferrada a la teoría como lo hace Valcárcel y Facio con las mujeres, si no eres hombre, macho con pene, estás subordinada/o/e y el sistema patriarcal te violenta.

Lo anterior me deja solo una conclusión: la lucha feminista esencialista e “ilustrada” solo quiere la vida de las mujeres de las que habla Darwin o la ciencia eugenésica, mujeres, heterosexuales, blancas, educadas y ricas. O sea que también ellas son discriminatorias, racistas y clasistas. Pero, ¿qué no todas nosotras estamos en contra del patriarcado? Tendríamos que unirnos para tirarle, en vez de estar clasificándonos entre nosotras para ver qué convención te defiende a ti y cuál a mi.

Esta narrativa, de hecho, me parece mucho más terrible y discriminadora que el propio patriarcado que tiene un objetivo. No obstante, por lo menos estos discursos nos hace saber a muchas de las que nos decíamos feministas que podemos apropiarnos del feminismo para que evolucione en conjunto con más voces y que realmente se salven vidas, salve a mujeres en sus diversos espectros y personas de la disidencia sexual, y cambie esas visiones discriminatorias, clasistas y racistas.


[1] Toca, es el velo o manta que usan las monjas, anteriormente las mujeres católicas también lo utilizaban.

[2] Amigo de la Corte. Investigaciones que terceros en un litigio mandan a las Cortes para abonar a la discusión en diversas materias sobre un caso específico.

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