El 5 de junio y el voto migrante

Es diputada federal migrante, originaria de Coahuila. Desde hace más de tres décadas mantiene un liderazgo entre la comunidad de mexicanos en Estados Unidos. Fue presidenta del Instituto Mexicano de Cultura y Educación en Chicago. Promotora del voto de mexicanos en el extranjero.

El 5 de junio y el voto migrante
Foto: INE

Primero, nos unimos en clubes sociales como mexicanos. Luego, por estado de origen y formamos asociaciones independientes y debidamente organizadas ante las leyes de Estados Unidos. Después creamos las federaciones y organizaciones de mexicanos (conocidas en inglés como Hometown associations), De ahí, nos lanzamos a mostrar nuestro interés por participar políticamente empujando nuestros derechos constitucionales para exigir votar y ser votados.

Siempre hubo ese interés a pesar de que se quisiera hacer notar lo contrario, incluso por las mismas instituciones gubernamentales y electorales, como los gobiernos federal, estatales y municipales y el mismo Instituto Nacional Electoral (INE).

¡Ah!, pero cuando empezamos a realizar elecciones simbólicas, otro gallo ya nos estaba cantando.

Así participamos y pongo de ejemplo el estado de Illinois, de donde provengo, y específicamente en Chicago. Le entramos al proceso debidamente y siguiendo todas las reglas, respetando todo los requisitos del mismo INE. En el año 2000, 12 mil votantes le dijimos a México que ya deberían estar tomándonos en cuenta.

Éxito rotundo. En mi oficina se llevó a cabo el diseño de la estrategia con un grupo de dirigentes comunitarios locales de diversos partidos políticos para que participáramos miles de mexicanos en varias casillas instaladas en diversas áreas de la ciudad de los vientos. Contaditos los votos uno por uno y por máquinas especializadas que no permitían la “mano pachona” ni ningún fraude. Y ganó Vicente Fox.

Los mexicanos en el extranjero tenemos la capacidad de influir permanentemente en la vida política, social y económica de nuestro querido México. Tan solo durante el año 2021, quienes radicamos fuera de nuestra tierra rompimos el récord de envío de remesas por más de 50 mil millones de dólares. Hay comunidades enteras en territorio mexicano que no podrían sobrevivir sin esta dinámica.

Pero más allá del impacto e influencia económica que se cierne sobre nuestras espaldas, y del que penosamente el presidente Andrés Manuel López Obrador se vanagloria como si fuera un acierto, nosotros los migrantes tenemos la oportunidad de emitir el voto desde nuestro lugar de residencia en el extranjero.

De acuerdo con el INE, están llamados a participar este próximo 5 de junio más de 137 mil mexicanos oriundos de Aguascalientes, Tamaulipas, Oaxaca y Durango, quienes previamente solicitaron su registro ante la lista nominal de electores residentes en el exterior.

Hasta el 23 de agosto de 2021, el INE ha tramitado más de un millón 300 mil credenciales para votar desde el extranjero.

Y si usted se pregunta porqué no mencioné a los hidalguenses y a los quintanarroenses que también están llamados a participar el domingo próximo, es porque los Congresos locales han fallado y no han tenido la sensibilidad de incorporar en su legislación local el voto desde el extranjero para sus paisanos. Un verdadero desacierto.

Me queda decir que este 5 de junio las y los migrantes estamos llamados a participar y a emitir desde el extranjero nuestro voto informado. Si bien queda mucho camino por delante para que nuestra ciudadanía mexicana –incluso estando en el exterior– tenga el peso que amerita al interior del sistema electoral mexicano, es una buena señal que de las seis entidades donde se hace un llamado a renovar a los gobernantes por la vía institucional, cuatro de ellas tengan contemplado la participación desde el extranjero.

Votar y ser votados responde a un derecho como migrantes mexicanos. Nuestro deber es asumirlo con responsabilidad.

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