El IMSS-Bienestar y el debilitamiento del federalismo
Perístasis

Director del Seminario de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. X: @antoniozeind

El IMSS-Bienestar y el debilitamiento del federalismo
Foto: IMSS.

De acuerdo con fuentes oficiales, el programa IMSS-Bienestar proporciona en sus unidades médicas servicios de primero y segundo nivel de atención. Este último a través de 80 unidades hospitalarias.

Con poco más de 43 años de haber sido creado, este programa se ha encargado de brindar atención médica y medicamentos a título gratuito a la conocida como población abierta, es decir, aquella que no está afiliada a otras instituciones públicas de servicios de salud. Hasta inicios del presente año, IMSS-Bienestar se encontraba presente en 19 de las 32 entidades federativas y a partir de este año se pretende ampliar su cobertura y estandarizar la prestación de los servicios de salud alrededor del país.

Lo anterior supone un profundo cambio de estrategia por parte del gobierno federal respecto de la política de salud emprendida al inicio de la presente administración, pues luego de ver los resultados que ha arrojado, queda claro el importante margen de mejora que se tiene.

Así, una vez más (como ha sucedido en diversas administraciones), el gobierno federal recurre a la centralización para intentar componer al históricamente fragmentado Sistema Nacional de Salud, entendiéndose como tácitamente responsable a la descentralización de los servicios de salud iniciada hace más de 30 años de las deficiencias en el quehacer de buena parte de las instituciones públicas de salud.

De acuerdo con diversas estimaciones, el IMSS-Bienestar pasará de ser responsable de atender a poco más de 13 millones de personas a tener la obligación de prestar sus servicios a cerca de 80 millones, lo cual implica un reto mayúsculo difícil de asumir por cualquier institución del país, aun siendo el propio IMSS que ha sido una institución modelo en México.

Aunque este programa parece no buscar sustituir al incomprensible Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), lo cierto es que su nacimiento se debe en buena parte a las insuficiencias de este, aunque claramente pretendiendo reemplazar a los sistemas estatales de salud.

Fue así como, a partir de abril del presente año, se pudo saber de la firma de convenios del IMSS con entidades como Nayarit, Colima, Tlaxcala y Sonora, encontrando en dichos acuerdos compromisos como:

  • Ampliar la operación del programa IMSS-Bienestar empleando la red de unidades de salud de dichas entidades federativas.
  • Intercambio de información y transferencia de infraestructura médica y financiera.
  • Aprovechar y optimizar recursos financieros, infraestructura y recursos materiales de las unidades de salud, y personal adscrito a las unidades de salud.
  • Cuantificar el valor de los bienes de las entidades federativas y buscar la conclusión de los adeudos de estas con el IMSS.
  • Transmitir de las entidades federativas al IMSS los derechos de propiedad y la posesión de las unidades de salud, incluyendo su infraestructura y equipo médico.

Es decir, con la firma de estos acuerdos las entidades federativas renuncian a ejercer buena parte de las facultades que han ejercido desde hace varios años, ven reducido de manera importante su patrimonio e, implícitamente, asumen como propias los errores atribuibles no solo a ellas.

Además de quedar en el aire preguntas relacionadas con qué sucederá con el tercer nivel de atención que hoy brindan los sistemas estatales de salud, o cuál es la cobertura a la que se pretende llegar, llama la atención que un debilitamiento tan claro del federalismo provenga no solo de la voluntad del centro, sino del consentimiento de las entidades federativas mismas.

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