Despatriarcalizar(nos)
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Despatriarcalizar(nos)
Foto: Twitter / INBAL

“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”.Virginia Woolf

En una tarde lluviosa de julio de 2022, decenas de personas se reunieron en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para celebrar la entrega del Premio Xavier Villaurrutia de escritores para escritores a Cristina Rivera Garza por El invencible verano de Liliana. Este libro comenzó a gestarse en marzo de 2020, fecha en la que Cristina se armó de valor y abrió las cajas llenas con los recuerdos de su hermana víctima de feminicidio el 16 de julio de 1990, una mujer de 20 años y estudiante de Arquitectura a quien su expareja, Ángel González Ramos, asesinó. Un crimen que como cientos de miles continúa impune.

Bajo un halo de sororidad, empatía y admiración, los, las y les lectores escucharon atentos en la sala a quienes antecedieron a Cristina Rivera Garza. Si bien los discursos reconocieron el valor narrativo del libro, hubo un comentario que provocó una reacción inesperada, de alguna manera nos estrelló de frente contra una realidad que muchas veces nos hace apretar los puños y pasar el trago amargo: el mansplaining.

¿Qué es el mansplaining? Es el término inspirado por Rebecca Solnit, quien escribió el ensayo Los hombres me explican cosas. En pocas palabras se trata de esa osada actitud de muchos hombres por aleccionar de manera arrogante o condescendiente temas diversos e incluso emociones, sensaciones del cuerpo y más sobre las mujeres, acción que –hay que decir– la propia Solnit aclaró no es exclusiva de los hombres, ya que hay mujeres que en esa lucha de géneros toman ese rol.

Una vez contextualizado el punto, continúo con lo acontecido en la noche de entrega del Premio Xavier Villaurrutia. Fue en el momento que Felipe Garrido señaló una falta de protagonismo del feminicida en el libro premiado cuando la pólvora comenzó a arder con la respuesta de la propia Cristina Rivera Garza: “tenemos que verlas a ellas, no a sus asesinos, ellos ya tienen demasiada prensa”. Minutos después, las redes retomaron las palabras de Garrido, las cuales quedaron grabadas en la transmisión en línea de la Coordinación de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL).

La opinión estaba dividida entre quienes urgen despatriarcalizar la literatura y las instituciones culturales, y quienes argumentaron una piel muy delgada por parte de la autora y las mujeres que manifestaron su desaprobación a la falta de empatía real ante un dolor que nos ahoga como sociedad, sobre el miedo a salir a la calle y ya no regresar, sobre esa despedida de nuestras mujeres al salir del trabajo, escuela o ir a tomar algo y pensar que puede ser la última vez que nos veamos, y no, no es una exageración.

Sin dar más protagonismo al desafortunado señalamiento, duele pensar que no hay camino ganado en las luchas de las mujeres por nuestros derechos al exigir seguridad, incluso al contar eso que nos duele, falta tanto, demasiado.

Al final decir que no hay que bajar la guardia, tampoco desesperarse, los tiempos de cambio sucederán y como un acto de verdadera hermandad alcemos el puño, abramos el diálogo y junto con Cristina, por Liliana y todas nuestras asesinadas, nombrémoslas hasta que la justicia y respeto sean la constante de nuestro día a día.

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