Los Uber files y la economía colaborativa
Perístasis

Director del Seminario de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho de la UNAM, socio de la firma Zeind & Zeind y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. X: @antoniozeind

Los Uber files y la economía colaborativa
Uber llegó a México en 2013. En los últimos nueve años ha enfrentado contextos diferentes, en algunos estados opera con normalidad y otros le han prohibido la entrada. Foto: Pixabay.

La economía colaborativa es un modelo económico caracterizado principalmente por el uso de la tecnología para el establecimiento de relaciones de negocios entre las personas, ya sea para el intercambio de bienes y servicios o para el financiamiento de proyectos, por ejemplo. Básicamente, en la actualidad las plataformas tecnológicas sirven de intermediarias entre las personas para lograr acuerdos que beneficien a las partes.

Entre las características positivas que se han encontrado hay una reducción en el precio de los bienes y servicios derivada, entre otras cosas, de un mayor número de competidores; una forma de generar ingresos para aquellas personas que no quieren o no pueden acceder a un empleo “tradicional” y la promoción de la cultura del emprendimiento en la sociedad. Por otra parte, entre las cuestiones negativas que se han presentado con la economía colaborativa se encuentra que en prácticamente todo el mundo el marco legal no ha logrado prever una regulación eficaz de esta forma de relacionarse, lo que ha afectado tanto a usuarios como a quienes antes de esta irrupción producían lo bienes o prestaban los servicios.

Uno de los paradigmas de este modelo ha sido Uber, empresa con una presencia actual en más de 100 mil ciudades alrededor del mundo, la cual a través de la innovación y del desarrollo tecnológico se encarga de poner en contacto a las personas que requieren de un transporte privado para realizar un viaje con personas que cuentan con un automóvil para ofrecerlo y que son consideradas “socias” para la empresa, obteniendo esta última un porcentaje del pago que realiza la persona usuaria.

Pertenecientes a una destacada generación que cuenta entre sus más destacados perfiles con Elon Musk, Jeff Bezos o Adam Neumann; Travis Kalanick y Garret Camp pusieron en marcha el proyecto denominado originalmente UberCab en la ciudad de San Francisco en 2010, mismo que con el paso del tiempo se ha diversificado ofreciendo una abánico cada vez más amplio de servicios.

Al paso de sus escasos años de existencia, Uber se ha convertido en un gigante tecnológico que ha hecho valer su poder económico y político a tal grado que, con un estilo muy peculiar de administrar, Kalanick y demás personas a cargo de la dirección de la empresa se han valido de prácticas muchas veces ilegales para su agresiva expansión a través de una importante estructura de cabildeo y de un manejo tendencioso de la comunicación, incumpliendo con ellos diversas normas en los países a los que ha llegado.

Los Uber files o Archivos de Uber filtrados hace algunas semanas en medios como The Guardian han dejado claro que en la estrategia de expansión de Uber el fin justifica los medios, pues ahí las prácticas de competencia desleal, el financiamiento de grupos de presión o la relación  y presión directa de la empresa con importantes líderes políticos se han normalizado.

Al día de hoy conceptos como el de blitzscaling, que es aquel por el que se prioriza la expansión a pesar de la incertidumbre y que fue creado por Reid Hoffman y el de “capitalismo de plataformas electrónicas” con el que Nick Srnicek, define a un modelo de negocio en el que con inteligencia artificial se predicen los comportamientos del consumidor, encuentran uno de sus principales promotores en Uber, empresa que si bien hoy no es rentable sigue siendo un factor real de poder en franca expansión que reta sistemáticamente a los países y sus capacidades, materializando varias de las cosas negativas de la economía colaborativa.

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