México, ¿líder mundial en poder político femenino?
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Reportera mexicana, especializada en periodismo social y de investigación. Ha colaborado en medios como Gatopardo, Animal Político, El País, Revista Nexos, CNN México, entre otros. Ha sido becaria y relatora de la Fundación Gabo. Originaria y habitante de Ciudad de México. Twitter: @claualtamirano

México, ¿líder mundial en poder político femenino?
Foto: Pixabay

El Foro Económico Mundial publicó recientemente su Índice Global de Brecha de Género 2022, en el que destaca el largo camino que aún falta por recorrer para alcanzar la equidad de género en todo el planeta: 132 años. Es 2022 y todavía estamos a 1.3 siglos de distancia de, apenas, lograr una equidad entre mujeres y hombres. En ese panorama tan desalentador, salta un dato inusual: México está entre los primeros lugares en poder político femenino.

Inusual porque México es un país profundamente machista, donde cada día son asesinadas por lo menos 11 mujeres y donde, según el propio ranking del Foro Económico Mundial, su participación en la economía es tan baja que manda al país del lugar 31 al 113 del listado. Incluso en la región más desigual del mundo (Latinoamérica), donde también impera el machismo, México queda en los últimos tres lugares en oportunidades económicas para las mujeres. 

A primera vista, los resultados de México en el índice parecen buenas noticias: ocupa el lugar 31 entre 146 países, con un puntaje de 0.7 (de 1) y un crecimiento de .007 respecto al año anterior. A nivel Latinoamérica su resultado general es aún mejor: sube hasta el cuarto sitio. En salud y supervivencia alcanza el lugar 54 y prácticamente cierra la brecha de género en ese indicador; aunque su lugar no es tan decoroso en otras categorías –113 en participación económica y oportunidades; 60 en habilidades educativas– hay una que catapulta el promedio del país: empoderamiento (o poder) político, donde México ocupa el lugar 15. Quince de 146, un país que nunca ha tenido una presidenta.

Esto se explica por la paridad política de género que México consiguió a nivel legislativo, como resultado de la reforma político- electoral de 2014, que elevó a rango constitucional la paridad en las candidaturas al congreso federal y los estatales. Debido a este ordenamiento, los partidos han postulado suficientes mujeres para alcanzar un 50% de representación femenina en las cámaras, misma que queda constatada en el Índice del Foro Económico Mundial: el documento reporta presencia femenina en los congresos de exactamente la mitad, muy superior al 22% del promedio mundial.

Pero dicho empoderamiento es solo una simulación.

La participación de las mujeres en cargos públicos cae al lugar 20 del índice en cuanto a puestos ministeriales (secretarías de Estado) y al sitio 78 en cuanto a jefaturas de Estado, ya que México no ha tenido nunca una presidenta. El supuesto poder político femenino radica exclusivamente en las legisladoras federales y locales, lo que además resulta ser una farsa, según los testimonios de las propias legisladoras y según confirma el reporte Fuerza Política de las Legisladoras en los Congresos Locales de México, publicado por la plataforma Buró Parlamentario. 

El documento, publicado a principios de 2022, presenta su propia medición de la fuerza política “real” de las legisladoras, que no supera el 37% debido a que los principales cargos de toma de decisiones parlamentarias son ejercidos por hombres. “Los hombres siguen mandando”, sentencia el reporte.

Esto queda en evidencia al revisar las comisiones legislativas más activas o de las cuales surgen las iniciativas más importantes para cada estado: la mayoría son presididas por hombres. Y en la coordinación de cada partido en los congresos, este supuesto poder se encuentra aún más limitado: del total de líderes de bancada en el país, menos de 25% son mujeres, según el informe. Al parecer, la cuota de género solo garantiza la presencia femenina pero no su incidencia en los congresos federal y locales.

Si el indicador más optimista (poder político) en la calificación de México, el que eleva su promedio para hacerlo alcanzar el lugar 31 en el índice y el que lo lleva a cerrar su brecha de género hasta en 76.4% (donde 100 significa equidad total) es una simulación, entonces estos no son resultados alentadores para las mujeres mexicanas. El Foro Económico Mundial advierte en su informe que los ingresos de las mujeres representan la mitad de las ganancias estimadas de los hombres en 2022, debido en gran parte a la inequidad en la repartición del trabajo no remunerado: en México los varones dedican 11% de las horas del día a los cuidados, mientras ellas dedican al menos 28%.

Las mexicanas hoy trabajan y tienen su propio ingreso, pero nunca han dejado de limpiar, organizar, procurar, cuidar. Esta responsabilidad les impide, en muchísimos casos, acceder a empleos formales con horario y salario: solo la informalidad les permite seguir cuidando mientras trabajan, pero sus posibilidades de crecimiento económico se reducen drásticamente.

Es por ello que el índice incluye a México entre las economías más desiguales del mundo en materia de género, junto a Nigeria, Argentina, Turquía e India. “Todavía hay importantes barreras económicas para la paridad de género” en México, puntualiza el informe.

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