Las víctimas nunca van a tener la culpa
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Las víctimas nunca van a tener la culpa
Ariadna Fernanda tenía 22 años. Foto: René García Maldonado/Facebook.

“¿Es su culpa por estar tan borracha cuando sale de fiesta? ¡Qué necesidad de estar afuera de su casa tan noche! ¡Ves cómo están las cosas y todavía te atreves a salir! Estas son algunas de las frases más comunes que revictimizan a las mujeres cuando sufren algún tipo de violencia.

Esta semana, otra tragedia conmocionó al país: el 2 de noviembre fue encontrado en la carretera La Pera-Cuautla el cuerpo de Ariadna Fernanda. La última vez que la vieron sus amigos fue después de una tarde de copas en un restaurante y en un departamento en la Ciudad de México. Aunque la Fiscalía de Morelos apuntó a que su muerte se debió a broncoaspiración alcohólica, su familia no está de acuerdo con el dictamen. ¿Por qué su cuerpo apareció en otra entidad? ¿Por qué no la auxiliaron cuando supuestamente comenzó a vomitar? ¿Por qué la familia notó signos de violencia en el cuerpo de la joven?

Este no es el único caso, el 9 de abril de este año Debanhi Escobar salió de una fiesta y tomó un taxi, después se bajó y desapareció frente a un motel en el kilómetro 15 de la carretera que va de Monterrey a Nuevo Laredo, en Nuevo León. Días después fue encontrado su cuerpo en una cisterna.

De acuerdo con el último informe de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil, de enero a septiembre de 2022 hay un total de 711 casos de feminicidio. La organización de Amnistía Internacional tiene registro que durante 2021 hubo 3 mil 427 homicidios de mujeres, de los cuales 887 están siendo investigados como feminicidios.

Las mujeres, ni cualquier persona, deben limitar sus actividades. Están en su derecho de salir a divertirse, a trabajar o simplemente a caminar por la calle sin importar la hora. Jamás será la culpa de las víctimas. La solución a este problema no está en cancelar las salidas a una fiesta o establecer un riguroso horario de llegada, sino en fortalecer las estrategias de seguridad y combatir la violencia machista que hay en el país.

El trasfondo de este cambio urgente está en acciones tan sencillas como respetar cuando una mujer dice “no” y simplemente no opinar por su manera de actuar y vestir. La clave también está en no aprovecharse de una persona cuando no está consciente, al contrario, ayudarla. Hay que cambiar ese chip de algunos hombres que solo van a “cazar” a los bares en busca de una noche de aventura. Esas actitudes, por pequeñas que parezcan, son el inicio de una gran cadena que puede prevenir casos tan terribles como los antes expuestos.

La solución no está en “aprender a tomar”, regresar más temprano o quedarse en casa, está en continuar la lucha por erradicar la violencia de género y que el Estado garantice la seguridad de cualquier persona que salga a la calle a trabajar o a divertirse.

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