Receta electrónica y el camino por andar

Abogado del ITAM y maestro en derecho de la salud por la Universidad de Loyola en Chicago. Trabajó en la Suprema Corte donde se especializó en casos sobre salud. Profesor en la Facultad de Medicina de la UNAM. Conferencista y consultor. Orgullosamente Puma. Twitter: @davosmejia

Receta electrónica y el camino por andar
Imagen: Pxabay.

El año pasado, Amazon adquirió One Medical; una empresa dedicada a la atención primaria de salud, con el objetivo de ampliar su oferta de servicios asociados a la atención médica en los Estados Unidos. También sumó a sus servicios de farmacia uno adicional para suscriptores con el cual podrán adquirir y recibir medicamentos genéricos a un bajo costo. La ecuación es relativamente sencilla, a partir del uso de sus distintas plataformas electrónicas, Amazon ofrece servicios básicos de salud —presencial o en línea—bajo la promesa de hacerlo de forma eficiente y donde al mismo tiempo puede surtir de medicamentos a dichos pacientes o a otros que utilicen sus servicios de farmacia. 

También durante 2022, Mark Cuban —famoso dueño de los Mavericks de Dallas de la NBA—lanzó CostPlus Drug Company, una farmacia en línea cuyo objetivo es que los pacientes puedan adquirir medicamentos a un bajo costo.  

Más allá de las condiciones específicas bajo las cuales opera el sistema de salud estadounidense y las necesidades de mercado que han propiciado los emprendimientos mencionados anteriormente, destaca el uso de la tecnología para generar y facilitar interacciones entre los distintos actores del sistema —profesionales de la salud, pacientes, aseguradoras, programas gubernamentales, farmacias, etc.— y con ello acercar la atención médica a las personas y disminuir sus costos asociados.

México tiene un rezago importante en la materia. Las complejidades de nuestro Sistema Nacional de Salud y los cambios que enfrenta quizás han contribuido a que a la fecha no se cuente con un marco normativo integral para el uso adecuado de la tecnología en el sector salud, tal como se ha abordado el tema por José Ramón Cossío Barragán.

El pasado diciembre, un grupo de diputados de distintos partidos presentaron una iniciativa que representa un nuevo esfuerzo por acortar las brechas en el uso de la tecnología orientada a la salud. En esta ocasión se trata de adicionar distintas disposiciones de la Ley General de Salud, en materia de receta médica electrónica.  

La iniciativa plantea que los profesionales de la salud ya facultados para prescribir medicamentos ahora lo puedan realizar de manera electrónica. Asimismo, se reconoce que el paciente podrá exigir la receta en formato físico, y el profesional de la salud o la institución de salud de quién se trate, estarán obligados a entregarla.

Por su parte, se faculta a la Secretaría de Salud para que sea ésta la que emita las especificaciones técnicas de la receta médica electrónica. La adición prevé que la receta electrónica contemple algunos elementos básicos como: nombre del paciente, nombre, de contacto, firma electrónica o digital y número de cédula profesional o de autorización provisional de quien prescribe, fecha de expedición; identificación del medicamento, forma farmacéutica, cantidad, dosis, presentación, vía de administración, frecuencia y tiempo de duración del tratamiento y, en su caso, el número de registro de especialidad. Asimismo, será la encargada de emitir los lineamientos de carácter general sobre el registro electrónico que deberá llevarse con motivo del expendio de medicamentos y productos prescritos en recetas médicas electrónicas. 

Si bien la exposición de motivos señala como beneficios de la receta médica electrónica un mayor control en la dispensación y auditoría de antibióticos, medicamentos controlados y de uso general parecería que su contenido no impactará en el modelo tradicional en la dispensación de medicamentos. Pensemos en un paciente que acude con una doctora del sector privado, quien le prescribe de forma electrónica un medicamento que deberá tomar dos veces al día por diez días (20 pastillas); el paciente acude a la farmacia y el farmacista le indica que debe comprar dos cajas del medicamento porque la presentación comercial es de 14 pastillas, es decir, seis menos de las que necesita. En nuestro ejemplo, ¿cuál sería el beneficio del paciente de obtener una receta electrónica si de cualquier modo le dispensarán el medicamento de manera tradicional?,¿cómo se mejora la dispensación de medicamentos y se eficientiza el gasto de bolsillo del paciente hipotético?, ¿cómo se genera un mayor control de los medicamentos si un paciente de cualquier modo se llevará a su hogar un excedente de lo que realmente necesita?

El marco normativo actual impide que esto cambie, pues aun cuando un paciente reciba una receta electrónica no recibirá dosis unitarias fuera del ámbito intrahospitalario. Esta es un área de oportunidad de la iniciativa presentada. 

Otro aspecto a analizar es el del registro electrónico del expendio de medicamentos. El texto de la iniciativa establece que las farmacias y los establecimientos del sector salud deberán llevar un registro electrónico del expendio solo de aquellos medicamentos y productos prescritos en recetas médicas electrónicas. La redacción actual excluye de este registro aquellas recetas que no fueron expedidas de manera electrónica, lo cual podría suponer al menos dos cosas: que el registro de las recetas no electrónicas se haga de forma manual o simplemente no se realice. Esta situación facilitaría que no se concentrara ni sistematizara toda la información posible, con lo cual se dificultaría su análisis por parte de las autoridades sanitarias. 

Las conclusiones de la exposición de motivos son acertadas: “la tecnología ha ido evolucionando con el paso del tiempo para mejorar los procesos operativos y la vida de las personas” y los medios empleados en nuestro país “no reflejan la realidad de los avances tecnológicos”. Seguimos lejos de que la regulación sobre el uso de la tecnología impulse interacciones como las que se generan con proyectos como los de Amazon o CostPlus Drug Company, por ello celebro que quienes integran la  Comisión de Salud de la Cámara de Diputados continúen siendo persistentes en presentar iniciativas en ese sentido, aunque me parece que es necesaria una revisión integral de la Ley General de Salud para facilitar la armonización de todas aquellas disposiciones que se ven impactados con el uso de tecnología y que inciden en el ecosistema de la salud digital.

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