De-presión
De Realidades y Percepciones

Columnista. Empresario. Chilango. Amante de las letras. Colaborador en Punto y Contrapunto. Futbolista, trovador, arquitecto o actor de Broadway en mi siguiente vida.

X: @JoseiRasso

De-presión
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una fotografía de archivo. Foto: EFE/Mario Guzmán

Cuando una botella de refresco ha sido agitada hay que tener mucho cuidado al abrirla. Si lo haces de forma abrupta, generarás una explosión que te manchará la ropa, salpicarás al vecino, se le irá el gas y, lo que quede, sabrá mal.

Ahora que si lo que quieres es llamar la atención, provocar a quienes te rodean, causar un desastre y reírte de los otros, para después limpiarlo y exigir que te lo agradezcan, estás en el camino correcto.

Andrés Manuel López Obrador agitó al país y explotó todo lo que tenía que ver con el pasado reciente. No intentó cambios paulatinos, estratégicos ni pensados. No buscó hacerlo con movimientos puntuales ni quirúrgicos. No, él quería romper los diques institucionales hasta que la presa reventara. Talar el bosque sin detenerse a separar los árboles muertos de los vivos. Quemarlo todo como aquel niño que juega con fuego gozando la destrucción ante sus ojos. 

No le preocupaba si generaba inundaciones o dejaba al país sin medicamentos. No le importaba si a su paso se llevaba manglares, instituciones democráticas, la economía, adversarios o el futuro de muchas generaciones. La intención era que estallara todo.

Porque la destrucción es una forma de liberar la presión, de encontrar descanso en el descontrol y la calma al arrasarlo todo.

Ante un escenario como este, la oposición junto con las organizaciones de la sociedad civil deben buscar soluciones prácticas que generen los cambios necesarios para liberar la presión social que se sigue viendo reflejada en la demagogia del presidente.

No te pierdas:Fe de ratas

Es necesario darles cauce a las demandas sociales y detener la destrucción provocada por la demoledora explosión del movimiento lopezobradorista, porque en la destrucción que avanza muere la esperanza de combatir la desigualdad que lastima a México.

Por otra parte, la descomposición que crece en el país es celebrada por aquellos que se aprovechan del caos, reptiles que disfrutan arrastrarse entre los escombros y sobrevivir como parásitos que se alimentan de los otros: el corrupto, el crimen organizado, el defraudador, las hienas expectantes, el buitre, el coyote, el violador, el transa.

Pero no olvidemos que los puercos disfrutan el lodo hasta que la tierra se seca, hasta que la sangre se filtra entre las grietas y solo queda espacio para la rapiña. 

Porque la ignorancia y el resentimiento no tienen la capacidad de entender que al destruirlo todo, al romper los cimientos y desarticular las estructuras que nos contienen, los únicos que podrán sobrevivir serán los de mayores recursos económicos y una banda de carroñeros que afilan pacientemente los colmillos.

Moraleja: Si vas a destapar un refresco, una corcholata o un movimiento social, asegúrate de saber lo que haces antes de causar un batidillo.

Síguenos en

Google News
Flipboard